miércoles, 17 de junio de 2009

Usignoletto bello RV 796

La Cantata de Cámara para voz solista, algunos de cuyos máximos especialistas fueron Alessandro Scarlatti, Benedetto Marcello o Antonio Vivaldi, entró a mediados del dieciocho en una vía muerta, pero su sustancia musical fue traspasada a canciones y arias de concierto, con el advenimiento del clasicismo.
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“Usignoletto bello” es una cantata para soprano y bajo continuo de Antonio Vivaldi que pertenece a sus denominadas Cantatas de Dresde, pues en la Biblioteca de esta ciudad alemana se guarda un manuscrito de la obra. Recientemente se ha descubierto otro, de la pluma del padre de Vivaldi, escrito en una tonalidad diferente.
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Estructurada en dos arias con un breve recitativo en medio nos evoca, en la soleada luz musical del prete rosso, un dulce y quejumbroso paisaje arcádico. Escuchémosla en la que supuso su primera grabación mundial: la voz de Nicki Kennedy acompañada por el grupo Modo Antiquo del siempre magnífico Federico María Sardelli
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5 comentarios:

Josefina dijo...

Ha sido un regalo para mi oir esta Cantata, porque ha favorecido el ensueño de dibujar unas líneas en el cielo donde, como los pájaros, reposan las notas que dan luz a una música que se funde en la voz de la soprano, voz que parece aletear entre la belleza y el dolor y realza la imagen que hace deseable poder volar, como el "bello usignoletto".

pfp dijo...

esta vez la que me encantas y me haces sonreir eres tú Josefina, Besos

Esdedesear dijo...

Hola Barbebleue, a lo mejor me arrepiento de este comentario, pero alguna vez hay que "pecar" ¿no?. Quiero hacerte una pregunta, desde mi absoluta ignorancia, y es esta ¿por qué me gusta mucho esto que cuelgas y ayer me tuve que ir de "Lulu" (la película de la Fundación). ¿Por qué no disfruto de la atonalidad y el dodecafonismo? Es sólo falta de costumbre? ¿Debo insistir?. Un abrazo.

Barbebleue dijo...

Conchita, siento, por ausencia, no haber podido leer antes tus preguntas. No creo ser yo la persona idónea para responderlas en profundidad ni tampoco el lugar más adecuado, pero, desde mi ignorancia, me atrevería a decir que estamos hablando de un lenguaje expresivo, en cierta manera nuevo para nosotros (un siglo?) y desconozco si incluso “antinatural”. Como toda forma de expresión tiene su sentido, su valor, su necesidad; y añado además que siempre, siempre, merecedora de nuestro acercamiento. ¿Debo insistir? definitivamente, SI.

Nuestra formación musical es tonal, desde el barroco medio ha sido el lenguaje dominante en la música culta occidental. Por tanto nuestro oído “necesita” la jerarquía tonal, nos resulta lógica y natural, pues nos añade a la melodía la base armónica del tono principal, y por ende el dramatismo, la pulsión, y la resolución de conflictos expresivos sobre esas leyes tonales (el reposo de la tónica); un valor añadido sobre la más antigua música modal, más plana, horizontal, reflexiva, puramente melódica, aunque más rica en sonidos. Pero ya desde el triunfo del Sistema Tonal, incluyendo al gran Bach y al divino Mozart, se conocía el sabor de la disonancia y el picante cromatismo. Y con el mítico acorde cromático de Tristán, se abrió el campo a la desestructuración tonal con fines expresivos, desde los expresionistas de la frontera tonal, hasta el puro atonalismo y el serialismo (y aquí hay tela que cortar)

Aprehenderlo, acostumbrar el oído a ese lenguaje, es disfrutar de otra forma de expresión musical, de una riqueza que, pese a sus excesos elitistas, ha dejado obras maestras como el concierto para violín de Berg que puedes encontrar en este mismo blog.

Esdedesear dijo...

Muchas gracias por tus estupendas explicaciones, las tendré en cuenta e intentaré crear un hábito, estoy segura de que siempre compensa. Un abrazo.