(el Rin en Düsseldorf)
1850. relámpagos de efímera felicidad atraviesan el alma de Robert Schumann; convertido en Musikdirector en Düsseldorf parece sentir una serenidad espiritual que inmediatamente traslada al papel pautado. Como en el discurrir efímero y fácil de un sueño, ven la luz la Sinfonía Renana y el Concierto para Violonchelo y Orquesta en la menor op. 129
Con un tratamiento orquestal tenue, siempre subordinado a la profundidad humana del canto del violonchelo, Schumann nos invita a meditar, en su movimiento central “Langsam”. Un adagio cantabile, intenso y conciso, que nos habla directamente al corazón de manera velada y personal, y nos dice aquello que solo nosotros podemos entender y necesitar, en esa forma de lenguaje cuya entropía nos estructura.... un sueño con acompañamiento en pizzicato. El eficaz recuerdo del lírico tema principal del primer movimiento en las maderas, a manera de transición, encadena un final en vivace, despertándonos...
Feliz conversación, con Rostropovich y Bernstein:
(vídeo pinhas1997)