domingo, 29 de marzo de 2015

Música de Tinieblas


El Oficio de Tinieblas, conocido como De las Lamentaciones, se celebraba desde el siglo VIII durante los maitines del Jueves, Viernes y Sábado Santos. Pero a partir del siglo XIV, por razones de comodidad, se trasladó a la tarde del día anterior, tomando el nombre de Tinieblas.

Una celebración con fuerte carga de simbolismo trinitario tanto en los cantos y rezos (tres oficios compuestos por tres nocturnos formados por tres salmos) como en el ritual litúrgico, pues después de cada salmo se iban apagando, uno a uno, catorce de los quince cirios que estaban colocados sobre un candelabro triangular. Tan solo se dejaba encendido el cirio superior que representaba a Cristo, mientras las tinieblas invadían el mundo con su muerte. Al final se ofrecía la luz recuperada como símbolo de la Resurrección, en medio de un gran estrépito, con carracas obligadas.

La Música del Oficio de Tinieblas tomaba su texto de Las Lamentaciones del Profeta Jeremías, libro del Antiguo Testamento, en el cual el profeta llora la destrucción de Jerusalén en el siglo IV adC. Dichas Lamentaciones suelen comenzar por una letra de hebreo antiguo, y los versículos escritos en latín terminan todos con el alegato “Jerusalem, convertere ad Dominum Deum tuum”

El Oficio eminentemente musical, se convirtió en una celebración cada vez más popular, llegando a ser durante el reinado de Luis XIV una manifestación de masas, transformando su carácter puramente religioso en verdaderos conciertos profanos.

La Música compuesta para tales Oficios, conocidas como Leçons de Ténèbres, un género barroco eminentemente francés, contó con unos compositores de gran altura como Lambert, Delalande, Couperin y Charpentier.

Marc-Antoine Charpentier (c1645-1704) nos legó treinta y una Lecciones divididas en dos períodos. El primero, compuesto para la Abadía Real de Montmartre y para la Abbaye-aux-Bois en el barrio Saint-Germain de Paris, abundan en una mayor exuberancia musical, con recargados melismas y profusa ornamentación. Las del segundo período, mucho más sobrias pero con más riqueza instrumental, fueron escritas para la Iglesia de Saint-Louis de Paris, regentada por los jesuitas.

Todas las Lecciones de Tinieblas utilizan el grave tono gregoriano de la lamentación, una profunda expresividad dramática en su armonía, y esa ornamentación a la francesa, que resaltaba el carácter del texto.

Una música absolutamente sobrecogedora y fascinante que nos sumerge en la meditación sobre la vida y nuestra consciencia.

De las Leçons de Ténèbres du Vendredy Sainct, escritas para la Abbaye-aux-Bois les propongo escuchar el primero de los tres versículos de la Première Leçon H.105 para soprano, viola obligada, clave y tiorba:


(vídeo petrouchka2011)

Judith Nelson
Concerto Vocale
René Jacobs





domingo, 22 de marzo de 2015

Céline Frisch


En el mismo lugar, a la misma hora, una semana después se celebró el penúltimo concierto del VIII Festival Pórtico do Paraíso. Esta vez se había programado a Céline Frisch, una estupenda clavecinista francesa.

Habitual colaboradora del grupo Café Zimmerman, atesora diversos premios, como los Diapason d’Or o el Charles Cros por sus registros de la obra de JS Bach y JP Rameau. Céline Frisch posee una pulsación de exquisita sensibilidad de la que logra extraer una polifonía magistral.



El recital se dividió en dos partes, ambas dedicadas al barroco alemán. La primera repasó obras de las llamadas fuentes musicales de JS Bach (como su disco homónimo). Algunos autores de los que el gran Bach aprendió su oficio y maestría: D. Buxtehude, JJ Froberger, JK Kerll y JA Reincken. Destacó la solidez constructiva de la Suite en do de Buxtehude y la extraordinaria belleza virtuosística de la Toccata en sol mayor de Reincken.

La segunda parte se centró exclusivamente en la música del Kantor de Santo Tomás de Leipzig:

Una Toccata de juventud, la BWV 912 en mi menor; tres preludios y fugas del volumen I del Clave bien Temperado, y como colofón, una sensacional lectura de una de las obras cumbres para este instrumento: el Concierto Italiano en fa mayor BWV971. Un concierto tripartito, a la manera de Vivaldi, en donde el clave ejercita a la perfección las partes de solista y el ripieno, en un prodigio de escritura contrapuntística.

(vídeo La Casa di Davide)

domingo, 15 de marzo de 2015

Alqhai & Alqhai


Dentro del marco del VIII Festival Pórtico do Paraíso se encuadró la visita de los hermanos sevillanos Fahmi y Rami Alqhai, un dúo de violas da gamba de alta escuela.

El lugar, la coqueta Iglesia de Santa María Nai; el momento, el pasado sábado al caer la tarde. Entrada libre, lleno hasta el altar.

El programa, The Spirit of Gambo, quiso ser un repaso a la amplísima tradición de este sensacional instrumento, (¿o sería mejor decir grupo de instrumentos?) que conoció tanta gloria como olvido, desde Tobias Hume (1569-1645) hasta Christoph Schaffrath (1709-1763), pasando por dos enfrentadas luminarias francesas en la corte del Rey Sol, como son Marin Marais (1656-1728) y Antoine  Forqueray (1671-1745), y un par de transcripciones de guitarra barroca de Gaspar Sanz (1640-1710) debidas a  Fahmi Alqhai.


De sonido más bien pequeño, la viola da gamba atrapa por su calidez y expresividad; una sonoridad cercana y sensual que desgrana todo un catálogo de sentimientos, que en las manos virtuosas de Fahmi Alqhai llegan al paroxismo. Bien secundado por su hermano Rami, todo el Concierto fue una exposición, exigente para músicos y público, de expresividad profunda de la música más noble.

Escuchemos de uno de sus discos más celebrados, Les Violes du Ciel et de l’Enfer, en compañía de su grupo Accademia del PiacereLa Montigni de A. Forqueray:

(vídeo partum musicum)

domingo, 8 de marzo de 2015

Luise Adolpha Le Beau: Memorias de una Mujer Compositora


Ni siquiera para Clara Schumann resultó sencillo hacerse un hueco en el mundo musical de su época, claramente dominado por lo masculino, incluso en los adjetivos. El papel femenino estaba destinado al salón burgués, con piano obligado, y en algún caso, la composición de pequeñas piezas de entretenimiento.

Luise Adolpha Le Beau (1850-1927) fue otra mujer que rompió con esos convencionalismos, no solo por su excelente preparación musical sino especialmente por su gran capacidad como compositora de una música hermosa y profunda, de un romanticismo eterno, y a la vez de un gran atrevimiento formal. Una compositora con mayúsculas, mucho más allá del salón. Esas capacidades fueron reconocidas por eminentes críticos de la época, como Hanslinck.

Su producción musical es amplia y variada, llegando su catálogo a superar las sesenta obras, entre las que se incluyen lieder, corales, oratorios, obras para piano solo, dúos, tríos, e incluso una ópera.

Traemos hoy al Castillo dos piezas de gran belleza y calidad:

De su opus 17, la Sonata para violonchelo y piano en Re mayor, el Andante tranquillo: con aromas brahmsianos ¿no?


Mucho más tardío, su opus 57 Tres Estudios para piano, escuchemos la primera pieza: Étude en la menor (Allegro), con su vuelo impresionista ¿no?



(vídeos Barbebleuei)

Thomas Blees, violonchelo
Maria Bergmann, piano

¡Feliz 8 de Marzo!


domingo, 1 de marzo de 2015

Antikrist, la ópera


Antikrist es la única ópera de Rued Langgaard (1893-1952), músico danés que se movió con gran elegancia desde tardío romanticismo simbolista hasta un futurismo excéntrico, pasando por un período neoclásico.

Hombre visionario e idealista, educado en un ambiente familiar donde la música era un nexo espiritual con la divinidad, con apenas veinte años pudo disfrutar de un concierto exclusivo de su obra por parte de la Filarmónica de Berlín, en pleno comienzo de su exitosa época modernista.

En este período se puede incluir Antikrist, al igual que su preciosa Sinfonía N. 6; la primera versión de la ópera data de 1921-23. La denominada por él mismo “Ópera de Iglesia” o también “Escenas del Juicio Final” es una obra teosófica, un drama alegórico preñado de moral religiosa que trata de la decadencia de la civilización occidental ¡sí, ya por entonces! Una llamada de atención sobre el egoísmo, la vanidad, la arrogancia y la ausencia de valores espirituales de la sociedad.

Para esa labor, Langgaard escribió un libreto, plagado de monólogos, valiéndose de un poema dramático homómino de P.E. Benzon y del personaje bíblico del Anticristo, figura diabólicamente seductora que nos devuelve al eterno conflicto entre construcción y destrucción. Fuertemente simbólico, hasta casi el absurdo, mira también al Wagner libretista.

La música, influenciada por su compatriota C. Nielsen, bebe directamente en el Romanticismo alemán, Schumann y Wagner especialmente, para continuar la línea post-romántica y expresionista del Richard Strauss de Salome, con toda su carga de voluptuosidad, belleza y decadencia. Orquesta amenazante y omnipresente, y voces de intensa expresividad. G. Ligeti, considerado epígono de Langgaard, nos legó un gran remedo, su Grand Macabre.

Debido al rechazo de la ópera por el Real Teatro Danés, la rehizo entre 1926 y 1930 para dejarla en su versión definitiva, que también sería rechazada y que no pudo ser montada en escena hasta 1999.

Preludio
Prólogo (Lucifer, La Voz de Dios): creación del Anticristo:



Acto I
Escena I. La Luz de la Sabiduría (Espíritu Enigmático, Eco del Espíritu Enigmático): introducción que caracteriza el espíritu de la época justo después de la llegada del Anticristo.
Escena II. Vanagloria (La Boca que dice Grandes Cosas): representa la superficialidad de la vida moderna.
Escena III. La Desesperación (El Abatimiento): describe el pesimismo y la apatía de la época.

Acto II
Escena IV. La Lujuria (La Gran Prostituta, La Bestia Escarlata): ejemplifica la erótica del Poder:



Escena V. La Lucha de Todos contra Todos (La Gran Prostituta, La Mentira, El Odio): el mundo del Anticristo.
Escena VI. La Perdición (Voz Mística, La Voz de Dios): Dios destruye al Anticristo.

Conclusión: Coro "Ephphatha": desde la luz celestial canta la enseñanza moral.

vídeos Barbebleue.i
Interpretación: corresponde a la de la ilustración.