domingo, 24 de febrero de 2013

De Leyendas…


Sin duda la faceta más excitante de la mente humana es la imaginación, hija de la fantasía. Una vertiente plenamente creadora, ajena a toda realidad objetiva, y descaradamente idealista ; origen y motor del Arte como sublimación mental.

No son extrañas, pues, la ansiosa atracción y la querencia ancestral, desde la niñez hasta la vejez, por relatos extraordinarios, fabulosos o maravillosos, que excitan la curiosidad, tomando forma de cuentos o leyendas, y que en su aspecto más místico fundamentan hechos religiosos.

Rimsky-Korsakov, el magnífico compositor y extraordinario orquestador ruso, mostró, sobre todo en su obra lírica, una enorme atracción por asuntos de esta índole: mundos feéricos, leyendas milagrosas, maravillas irreales…

“En el año 6751 antes de la creación del mundo…” ahí sitúa su penúltima ópera La Leyenda de la Ciudad Invisible de Kitezh y la Virgen Fevronia -también amaba los títulos largos- Es un bello y sintomático ejemplo de sabia mezcla de misticismo, simbolismo, leyenda y prodigio, fantasía e idealización. En su increíble relato y en su propia partitura, alcanza, especialmente en su Cuarto Acto, alturas místicas que nos remiten, como se ha señalado, al Parsifal wagneriano.

Con la aparición de la nueva ciudad de Kitezh como lugar paradisíaco se alcanza la apoteosis espiritual, tras encuentros líricos y escenas épicas. Escuchemos un bellísimo pasaje, desde el encuentro de Fevronia con el espíritu de su príncipe, hasta la llegada a las puertas del cielo, pasando por la transición orquestal durante el cambio de escena…


(vídeo Barbebleuei)

Galina Gorchakova
Yuri Marusin
Orquesta y Coro del Teatro Mariinsky
V. Gergiev

domingo, 17 de febrero de 2013

Slow Trane Coming

Suena bien el título, tal vez por su fonética similar al religioso álbum de Bob Dylan de finales de los setenta. Todo pretexto es válido para acercarnos al más influyente saxofonista de Jazz de todos los tiempos: John Coltrane, alias “Trane” (1926- 1967)

El músico de Carolina del Norte, uno de los mejores en su instrumento, el saxo tenor y eventualmente soprano, ha dejado tras de sí una huella que todavía se rastrea en la actualidad. Porque el Arte no es sólo técnica, sino emoción, sentimiento, personalidad, ambición, conexión, vitalidad, contacto… y de todo esto iba sobrado Coltrane.

De su época de explosión como descomunal intérprete, coincidiendo con su paso por el Quinteto de Miles Davis, quiero destacar hoy dos temas lentos, baladísticos, donde la técnica está al servicio del sentimiento más desgarrador, la delicadeza y la calidez produciendo emoción. Trane demostraba que se movía con igual genio entre el hardbop o el blues.

De su espléndido álbum Blue Train (1957): I’m Old Fashioned (J.Kern – J.Mercer)

(video Jazzman2696)

Desde el formidable Giant Steps (1959): Naima (J.Coltrane)

(video JazzBeakTV)

domingo, 10 de febrero de 2013

Ouverture à la Venturini

En realidad Francesco Venturini (c1675-1745) nació en Bruselas; estamos pues ante un músico belga. La obvia influencia francesa en su música, por origen y tradición, se hermana en su arte con la luminosidad exacerbada y el cálido sentimiento de la escuela italiana, destilando una obra personal plena de fuerza, carácter y belleza que fue popular en su época, cayendo en el olvido.

Gran parte de su labor profesional se desarrolló en la corte de Hanover, donde conoció a un joven Händel. Su única colección publicada, opus 1 (en torno a 1715) fue una colección de Concerti da Camera o Sonatas gran parte de ellos auténticas suites de danzas; Francia – Italia en la destilería de sus esencias.

Para este nuevo paseo por los jardines barrocos del Castillo, tan caros y amplios, les propongo acompañarme por el Concerto IX en sol menor, cuya Ouverture, francesa en su distribución ampliada  (lento-rápido-lento + rápido-lento) nos transporta desde el profundo e inciso dolor de su parte lenta (un bisturí anímico) hasta el vuelo libre y jovial (no sin cierto poso amargo) de su rápido, una fuga repartida entre las risueñas cuerdas y las cálidas maderas (oboes y fagotes). Continúa la partitura con tres Arias y un doble Menuet que amplían y desarrollan la exposición inicial hasta completar los cinco movimientos de la obra.

Interpretan maravillosamente, desplegando affetti, el grupo La Cetra con David Plantier como director desde el violín solista. Un lujo por partida doble… o triple

(vídeo Ispirazione Barocca)

domingo, 3 de febrero de 2013

El Cuarteto de Ravel


Muchos de ustedes, a primera vista, habrán pensado en otra obra del genial Ravel; pero si algo caracteriza al Castillo es su imprevisibilidad, cuando no una querencia por ahuyentar con sus elecciones musicales a algunos paseantes desprevenidos.

Siguiendo esta máxima, nos atrevemos hoy con otra obra insólita: el único Cuarteto de Cuerda, en Fa mayor, de Maurice Ravel, tildado por el autor como “fuerza ingenua”. Se trata de una obra de juventud, pues fue estrenado en 1904 en la Société Nationale, y comparado desde ese mismo momento con el también único Cuarteto de Claude Debussy. Es cierto que ofrece ciertas similitudes, pero asimismo grandes diferencias

Algunos epítetos ofrecidos a la música de Mozart pueden perfectamente ser trasladados al arte de Maurice; así Claridad, Pureza, Elegancia, Perfección formal, cobran todo el sentido; por supuesto en este precioso Cuarteto de Cuerda también. Más aún, en su primer movimiento Allegro Moderato - Très Doux, en forma sonata con dos temas cíclicos, llega al puro Refinamiento a través del más hermoso Preciosismo:


El segundo movimiento Assez Vif - Très Rythmé, a modo de Scherzo con Trío, es un ejercicio desatado de juego rítmico resaltado por un uso formidable del pizzicato.


(vídeos thegoodgeneral)