sábado, 31 de marzo de 2012

El piano transparente de Mozart: Sonatas (2)

La Sonata nº 6 en Re mayor K 284 “Dürnitz”, integrada en la primer grupo de sonatas para piano, es la más elaborada, brillante y expansiva de todas ellas. Fruto de un encargo en Munich por parte del Barón Thaddäus von Dürnitz, fue escrita en 1775 y es considerada como la primera realmente mozartiana, traductora de su personalidad musical; una partitura que Mozart siempre mantuvo en repertorio.
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Tras un convencional Allegro, tal vez más amplio y sinfónico; un Rondó en Polonesa, rico en ornamentación y deudor de un tempo rígido, Mozart da rienda suelta a una de sus formas musicales favoritas, y más logradas: las variaciones, la transformación temática, que rellenan la atmósfera musical de “acentos inéditos, íntimos y misteriosos”
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Así el tercer movimiento es un Andante con Tema (una gavota de melodía en corcheas y bajo quebrado) y XII Variaciones, agrupadas por carácter. Y es en la XI, un Adagio Cantabile de florido ornato y delicado sentimiento, donde Mozart logra elevar el vuelo lírico a unas alturas propias de su madurez y de su legado. Con la duodécima, resuelve la obra con un energético final...
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Pasemos a escuchar estas dos últimas variaciones en la soberana interpretación de Maria Joao Pires:
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(vídeo Barbebleuei)

viernes, 23 de marzo de 2012

C.W. Gluck: TELEMACO

En plena labor reformadora de la ópera, tras haber publicado su maravilloso Orfeo ed Euridice, y previa a su otra cumbre lírica, Alceste, Gluck compuso una ópera en dos actos que fue sepultada por los siglos: Telemaco ossia L’isola di Circe (1765)

El motivo fue la celebración de la boda de José II de Austria con María Josefa de Baviera, para cuyas festividades aportó también otras dos obras: Parnaso Confuso y el ballet Semiramide. La ópera no tuvo éxito alguno y no volvió a subir a las tablas hasta el año 1987 en Salzburgo.

Durante esa catarsis de la opera seria que Gluck comenzaba a producir, Telemaco se mueve en un ambivalente doble plano, manteniendo la aristocrática presencia, rígida y distante, de la vieja escuela, pero dotándola de sus elementos diferenciadores, en cuanto al predominio de la acción dramática, en sus conjuntos, corales, recitativos orquestales, en sus arias sin da capo, insuflándole retazos de una Belleza tan desconocida como encantadora.

El libreto de Marco Cotellini nos traslada a la antigüedad clásica, como es obligado ante tan magnos fastos, para contarnos las peripecias de Telémaco que parte en busca de su padre, el héroe Ulises, que está prisionero, por amor, en la isla de Circe, junto a sus hombres que han sido transformados en árboles. Allí el joven Telémaco, ante la desesperación de la diosa hechicera, ayudará a la liberación de su padre y encontrará a Asteria, su prometida perdida.

De un reciente montaje en Basilea, con David DQ Lee (Telemaco) Agneta Eichenholz (Circe) y Tomasz Zagorski (Ulises) con la Freiburger BarockOrchester dirigida por Anu Tali, escuchemos:

La brillante Aria de Circe del Acto I In mezzo a un mar crudele


(vídeo Barbebleuei)

La ensoñadora Aria de Telémaco del Acto II, Ah! Non turbi il mio riposo, y la respuesta contundente de Ulises:

(vídeo Barbebleuei)

sábado, 17 de marzo de 2012

El fuego de la Cuarta, por Svetlanov

Estrenada en Moscú en 1878, la Cuarta de PI Chaikovski es la Sinfonía del Fatum, del Destino como Fatalidad, que la convierta en una partitura cíclica, cuyo tema principal reaparece también al final de la obra

Fue compuesta durante el año 1877, simultaneado con el Eugene Onegin, y fue dedicada a M. von Meck, con quien por esa época comenzó su relación. Entre su intercambio epistolar encontramos una intensa descripción de esta Sinfonía, sobre cuyo cuarto movimiento, Allegro con fuoco, decía Chaikovski “Si no encuentras ningún motivo de alegría en ti, mira hacia los demás. Existe una felicidad simple pero poderosa.”

Así, este movimiento se convierte en una fiesta popular, basada en una canción rusa que convierte “una realidad penosa en sueños de felicidad fugitiva”. Pero el implacable fatum retorna, angustioso, antes del final. La fiesta en la cuerda contrasta con la seriedad bufónica del metal, hasta que la llamada final de la Fatalidad desgarra, con su pesimismo angustioso, el bullicio hedonista, y nos conduce a la destrucción-purificación en el intenso fuego de la cuerda, tal como nos propone la incendiaria versión de Evgeny Svetlanov, el director pirómano, al frente de su Orquesta de la URSS (recuerdan?)

(vídeo yamajun88)

jueves, 8 de marzo de 2012

LILI BOULANGER

Hoy, en este posmoderno santoral que, en su vorágine, todo lo aplana, conmemoramos el Día de la Mujer (Trabajadora) en recuerdo de la lucha femenina por los derechos laborales y sociales, en especial durante el período de entre siglos XIX-XX.
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Por desgracia no abundan, tampoco en el Castillo, las compositoras de gran relieve, efecto sin duda de los condicionamientos sociales de los siglos pasados. Por eso mismo, y de la misma época donde nace el Feminismo en su acepción reivindicativa e igualitaria, quiero traer hoy a la pequeña de dos músicas, compositoras e instrumentistas de primer nivel: Lili y Nadia Boulanger.
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Marie-Juliette Olga (Lili) Boulanger (1893-1918) nació en París en el seno de una familia de gran arraigo musical en la capital francesa. Un más que precoz talento musical, conducido en primer lugar por su hermana mayor Nadia, y por otras luminarias de la época como Gabriel Fauré, que se maravillaba día a día de las dotes artísticas de su pupila.
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De frágil salud, marcada por una enfermedad crónica, nos dejó antes de cumplir los veinticinco años, pero a tiempo de legarnos toda la Mística, la Energía, la Ternura, de su luz musical en un variado catálogo de obras, en especial corales y piano. Una obra donde divisamos el influjo de Fauré y de Debussy en el bello color de su rica armonía y su detallista instrumentación.
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Una sensibilidad aguda y prodigiosamente humana servida en su expresividad por una gama completa de dones naturales, desde la gracia, el color, el encanto y la sutileza hasta el lirismo alado, o la fuerza clara, fácil y profunda. Virtudes que raramente suelen ir juntas, en beneficio de un único temperamento creador (L . Vuillemin)
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Fue la primera mujer que ganó el prestigioso Premio de Roma de composición en 1913 con su sofisticada Cantata Faust et Hélène, sobre un texto de Eugène Adénis basado en la segunda parte del Fausto de Goethe, cuyo fragmento inicial pasamos a escuchar y donde encontramos todas las cualidades de su sensacional arte:
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(vídeo Barbebleuei)
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Sylvie Brunet
Vincent LeTexier
Herbert Lippert
Deustche Symphonie-Orchester
Marc Minkowski
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Y si todavía tienen ganas de algo más ¿qué tal un encantador Nocturno?
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(vídeo GallowsClough)

sábado, 3 de marzo de 2012

Alabama: la querella

No sólo se querellan los bufones, también los rockeros; ya se sabe, gente de mala vida y genio encendido.

Una de las trifulcas más comentadas y creativas, con final feliz, tuvo lugar en los setenta, a propósito de patrias chicas y banderas.
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El canadiense Neil Young incluía en su tercer álbum After The Gold Rush (1970) un tema llamado Southern Man, donde criticaba el racismo en los estados del sur:
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Vendrá al final un cambio para el sur.
Ahora tus cruces arden rápido
Sureño. Vi el algodón y vi a negros
Grandes mansiones blancas y pequeñas chabolas
Sureño ¿cuándo pagarás por ello?
Escuché gritos y látigos chasqueando
¿Por cuánto tiempo?
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(vídeo RockkkV2)
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Dos años más tarde, en su obra cumbre Harvest, volvía a abrir la llaga haciendo ahora una mención concreta al estado de Alabama, en su canción homónima:
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Alabama,
Llevas en los hombros el peso
Que te rompe las espaldas.
Tu Cadillac
Tiene una rueda en la cuneta
Y una rueda en la carretera.
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(vídeo RockkkV2)
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Las ampollas levantadas tuvieron una respuesta musical, de gran nivel, por parte del grupo de Rock Sureño, Lynyrd Skynyrd (tres guitarras solistas) quienes en su segundo y descomunal álbum Second Helping (1974) incluyeron un himno que aún perdura, llamado Sweet Home Alabama, donde aluden explícitamente al cantautor canadiense, invitándole a no aparecer por los estados de la antigua confederación:
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Escuché al Sr. Young cantar sobre ella
Bueno, escuché al viejo Neil menospreciarla
Bueno, espero que Neil Young recuerde
Que un hombre del sur no lo necesita para nada
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(vídeo CountryRock2U)
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La sangre no llegó al río; tras los elogios profesionales mutuos y el conocimiento personal, como puede verse en el vídeo, incluso el cantante de los Skynyrd, Ronnie Van Zandt, llegó a lucir en público una camiseta con una portada de un disco, fantástico, de Neil Young (Tonight’s the Night 1975)
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Y al bueno de Young se le vió con similar prenda en homenaje a la banda sureña
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Una querella ahogada en buena música, disfrútenla...