domingo, 28 de septiembre de 2014

Otoño, de nuevo


"es a menudo en otoño, cuando no hay ya flores ni hojas, que se perciben en los paisajes las armonías más profundas". 
Marcel Proust -À La Recherche

Otoño
La luz, el calor, todo cuanto provee vitalidad va menguando de forma inexorable; los árboles se apagan mientras se encienden las luminarias. Vuelve la estación de los ocres, en cuya belleza habita la decadencia; en cuya decadencia palpita la belleza. Continúa el ciclo.

"Venecia es en exceso, para mí, un cementerio de felicidad para que tenga todavía la fuerza de volver. Lo deseo muchísimo, pero cuando pienso en ella con la claridad de un proyecto, se suscita en mí un cúmulo de angustias que se opone a su realización"
Marcel Proust –À La Recherche


Si hubiese que escoger una ciudad que exhala por todos sus poros la decadencia de Occidente, podríamos convenir en la elección de Venecia, la ciudad lacustre; la otrora poderosa Serenissima carcomida por el salitre y el turismo devastador.

Y si se nos ocurriese unir Venecia y Marcel Proust en un escrito, tendríamos que completar el trípode decadente con la música de Reynaldo Hahn (1874-1947) y su ciclo de  seis canciones Venezia (1901) en dialecto veneciano. Y nos quedaríamos absortos, entumecidos en el tiempo, recordando la fotografía del puente de un pequeño canal, el sabor de una magdalena, o la caricia inolvidable del amante... Experiencias sensoriales.


1. Sopra L’Acqua Indormenzada
... 
Y expandiendo los cabellos mórbidos
Sobre el agua adormecida,
Se refleja, se admira,
como mujer enamorada!
...

2. La Barcheta
... 
Che gusto contarsela
Soleti in laguna,
E al chiaro de luna
Sentirse a vogar!
Ti pol de la ventola
Far senza, o mia cara,
Chè zefiri a gara
Te vol sventolar.

Ah!
...

(vídeos Barbebleuei)
Joyce DiDonato, mezzo
Julius Drake, piano

domingo, 21 de septiembre de 2014

Mis Mujeres

fotografía: La Voz de Galicia

El pasado sábado 13 de septiembre hubo una Gala Lírica en el Palacio de la Ópera de A Coruña; el título: Las Mujeres de Strauss (en el 150 aniversario de Richard Strauss). Mujeres que hago mías, también aquellas que no estaban; porque son muchas, hermosas todas, únicas, personalísimas. Mujeres y Arquetipos, Ideas y Deseos; Estrellas; la feminidad como culmen de la Civilización…

Si el textil parece creado para lucir cayendo desde unos hombros femeninos, así la orquesta straussiana surge para arropar, con la mayor elegancia y sofisticación, el alma del ser humano más complejo y elaborado, ayudando y permitiendo la más honda y veraz expresividad.

El ropaje lo cosía, puntada a puntada, una OSG de alta costura, conducida sin esfuerzo pero con determinación, por el director austríaco Günter Neuhold; idiomático, buen conocedor de las entretelas de la paleta musical de don Ricardo, y gran dominador de los reguladores musicales, santo y seña de la intensidad dramática de estas diversas escenas con fémina obligada, tan caras al genio muniqués.

El Waltz  n.1 de Der Rosenkavalier inicia el espectáculo. Artificio, color y sofisticación para ir creando ambiente.

Enseguida entramos en materia: Zerbinetta afronta la escalofriante “Grossmächtige Prinzessin” de Ariadne auf Naxos. La soprano argentina Mercedes Arcuri se precipita por la demencial coloratura de la pieza con aparente facilidad, dicción clara y esa picaresca de criada mozartiana. Salió indemne!

Sin tiempo para la ovación, llega el aria del Compositor “Sein wir wieder gut”, en la voz de la mezzo alemana Daniela Sindram; un torrente vocal de fuerte empuje, redondez, legato y delicioso fraseo. Primer chispazo femenino, aún en papel masculino.

Tras la Mondnacht Musik de Capriccio, una oscura luz mortecina pespuntada en seda, aparece Elektra, la soprano estadounidense Lise Lindstrom y su vestido geométrico con mil matices de negro. Y con Elektra y su escena “Allein! Weh, ganz allein” llega el desgarramiento más profundo, cuerpo y alma rasgan por donde no hay costuras. Sangre llama a sangre: Agamenón resuena en el almohadón de terciopelo de unas tubas wagnerianas… Interpretación modélica; pelos como escarpias. El más placentero dolor, porque todos conocemos lo que es el sufrimiento. Puro Tánatos.

La segunda parte se abre con el Interludio “Traumerei am Kamin” de Intermezzo. Satén que se entreabre para un nuevo desfile.

Vuelve Der Rosenkavalier con dos números de conjunto. El trío “Marie Theres’! Hab mir’s gelobt” con  Lise Lindstrom, María José Moreno y Daniela Sindram como Mariscala, Sophie y Octavian, respectivamente. Dulzura y éxtasis a raudales, un hojaldre que todavía cruje, como bien decían las estupendas notas al programa de Estíbaliz Espinosa. Continúa con el dúo de jóvenes amantes “Ist ein Traum, kann nicht wirklich sein” que termina de hilvanar ese puente hacia las más bellas páginas de conjunto del compositor de Salzburgo.

Y tras el sofisticado tafetán, la voluptuosidad de la carne, los velos transparentes: una jovencita se contornea, perdiendo ropas, entre los planos orquestales, que parecen adecuar los tempi al balanceo más estrictamente femenino. Alcanzado el clímax en la orquesta, asoma la voz de Salomé, Lise Lindstrom (rubio recogido en vestido sirena rojo con flores negras) , “Ah! du wolltes mich nicht deinen Mund”. Precisión y exactitud en la emisión, texturas metálicas sobre el paño vocal, rotundidad expresiva más de mujer que de chiquilla,  a medio camino entre Eros y Tánatos. Ante tal mujer, yo, al menos, perdí la cabeza…

(video operalover9001)

La Gala estuvo dedicada y el escenario, en riguroso negro, presidido por fotografías de la soprano coruñesa María Luisa Nache (1924-1985); privilegiada artista que, a mediados del pasado siglo, se codeó con los más grandes. Aquí les adjunto un audio de su Turandot junto a Franco Corelli:

(video FRANCO CORELLI)

Aclamación masiva para estas mujeres ¡Qué Mujeres! ¡Cuánto R. Strauss!

domingo, 14 de septiembre de 2014

Con toda la mar detrás...

foto: Barbebleue 2013

Aún siendo de tierra adentro, disfrutando, como natural, del horizonte ondulado de montes superpuestos en degradadas gamas de colores según el clima y las estaciones, la poderosa atracción del mar, la mar, persiste de manera casi mágica. Tal vez sea su incansable inquietud a la vista, su indomable fragor al oído; la manera cómo acaricia, con determinación, la inmóvil costa; la fascinante sensación de inmensidad cosmogónica; o la poderosa capacidad para disparar la más legendaria fantasía.

En cualquier caso, casi nadie puede evitar rendirse a su embrujo; pocos se sustraen a ponerse con toda la mar detrás, como en el viejo tema del gran Paxti Andión:

(vídeo Miguel TC)

Estampas aparte, es la orquesta quien más y mejor ha sabido representar los activos de las grandes aguas. Ejemplos hay en abundancia, desde Mozart y su balanceo en el Così, hasta Wagner y su fiereza en el Tristan o El Holandés, pasando por la personalísima La Mer de Debussy ¡ por nombrar los más conocidos!

El Castillo, siempre abierto a páginas menos divulgadas, quiere inundarse hoy con aguas oceánicas; con el brillante poema sinfónico de Jean Sibelius, Aallottaret opus 73 (Ninfas del Mar u Oceánidas). Una inmersión acústica en mitológicas profundidades, con la siempre efectista tímbrica del compositor finlandés:

(vídeo La Casa di Davide)

domingo, 7 de septiembre de 2014

Poesía

(fotografía: Barbebleue 2014)

Implacable desprecio por el arte
de la poesía como vómito inane

del imberbe del alma

que inflama su pasión desconsolada

de vecinal nodriza con eólicas voces.


Implacable desdén por el que llena

de rotundas palabras, congeladas y grasas,

el embudo vacío.


Por el meditador falaz de la nuez foradada,

por el que escribe ¡ay! y se pone peana,

por el decimonónico, el pajizo, el superfluo, el obvio,

por el que anda aún entre seres y nadas

flatulentos y obscenos,


por el tonto tenaz,

por el enano,

por el viejo poeta que no sabe

suicidarse a tiempo debajo de su mesa,


por el confesional,

por el patético,

por el llamado, en fin, al gran negocio,

y por el arte de la poesía ejercido a deshora

como una compraventa de ruidos usados.


J.A. Valente (Arte de la Poesía)


- ¿Y qué música le ponemos ahora a toda esta desolación? –preguntó el poeta a la musa.

- ¡Sin duda un Coro!

Coro de los Oprimidos , una grande y breve fuga coral, perteneciente a la Primera Parte del Oratorio “A Child Of Our Time” (1944) de Michael Tippett (1905-1998), interpretado por el Coro y la Orquesta Sinfónicos de la Ciudad de Birmingham dirigidos por el propio compositor:

When shall the usurers city cease?
And famine depart from the fruitful land?


(vídeo Barbebleuei)
City of Birmingham Symphony Orchestra and Chorus
Sir Michael Tippett