domingo, 31 de mayo de 2015

El Homenaje de Bruckner


La Séptima Sinfonía en mi mayor de Anton Bruckner (1824-1896) se ha convertido en la más conocida y admirada del compositor, superando a la muy apreciada Cuarta. Por sus indudables cualidades musicales que fueron popularizadas por la extraordinaria película de Visconti, Senso (1954)

Fue estrenada en diciembre de 1884 en Leipzig, bajo la batuta de Arthur Nikisch, recogiendo el evento el siguiente comentario laudatorio: “Al comienzo, Curiosidad, luego Interés, más tarde Admiración, y al final Entusiasmo”

El segundo movimiento, Adagio “Sehr feierlich und sehr langsam” (con una muy lenta solemnidad) es una sima profunda y hermosa de la literatura sinfónica, y fue escrito como homenaje In Memoriam a su admirado Maestro, Richard Wagner, desaparecido mientras completaba la partitura. No solo en el intenso lirismo wagneriano de sus cuerdas sino también con la inclusión, en los momentos cumbre, de cuatro trompas wagnerianas.

Dicho movimiento comienza con la desolación más profunda e intensa, pero contenida, en las cuerdas bajas y en las tubas, para ir ganando el consuelo en los violines del segundo tema. Tras un amplio desarrollo cuntrapuntístico de ambos temas, termina en un amplio crescendo muy emotivo.

Un sentido homenaje en una página de absoluta maestría.

Escuchemos la divina versión de Sergiu Celibidache con la Filarmónica de Munich:


(vídeo Classical Vault 1)

domingo, 24 de mayo de 2015

Rainer Ptacek: guitarra de arena


Rainer Ptacek fue un músico para músicos; un cantante, compositor y guitarrista de excelente técnica que alcanzó el respeto y admiración de sus colegas. Alejado, muy alejado, del mercado comercial, consiguió ganarse a grandes del show-business y a un público escaso pero fiel, quienes reconocían en él a un músico poco convencional.

Nacido en Berlín Este, emigró de niño a los Estados Unidos y aprendió la técnica de la guitarra slide y el dobro. Comenzó su carrera musical entre las arenas de Arizona, siendo cofundador de la banda Giant Sand y del trío Rainer and Das Combo. Recluido en sus propios e íntimos temas, de un blues muy personal, recogería cierto éxito gracias a colaboraciones con afamados nombres como Robert Plant, PJ Harvey, Billy Gibbons …

Instalado en la pista de despegue hacia el éxito, sufrió el embate de la enfermedad que llevó a sus amigos a grabar un disco de homenaje y ayuda llamado The Inner Flame(1997) que pagó sus deudas y le dejó el reconocimiento de la profesión. Murió en 1997 a los cuarenta y seis años.


De su álbum en solitario Worried Spirits (1992): “Life is Fine”

(vídeo litterboxmusic)

De Barefoot Rock with Rainer and Das Combo (1986): “The Unseen Enemy”

(vídeo #RainerPtacek)

lunes, 18 de mayo de 2015

Blues Boy King


Se ha ido B.B. King. Se ha ido una historia viva del Blues. Una leyenda.

El largo camino desde el Blues añejo y rural de los campos de algodón de Misisipi, hasta la electrificada sofisticación urbana de Memphis y Chicago, y el mestizaje con las nuevas generaciones del Rock& Roll y Rhythm&Blues, sin olvidar el Jazz y el Gospel, para la renovación del género.

Infatigable corredor de fondo, siempre en la cúspide, siempre con Lucille como amante, ha dejado una infinidad de discípulos y aficionados huérfanos y a una guitarra viuda y sin vibrato.

Tres minutos de silencio, para escuchar uno de sus primeros éxitos: 
Three O’Clock Blues


(vídeo Ron Levy)

domingo, 17 de mayo de 2015

Día das Letras Galegas 2015



Xosé Filgueira Valverde (1906-1996)

Seis Canciones de Mar "in modo antico" (1941)

1

Porque non seca a morte a fonte das cantigas
eu vos chamo, segreles, que veñades cantar
onde os verdes loureiros gardan vellas ermidas,
cabo das sabias ondas sulcadas do luar,
das insuas da ribeira nun antigo lugar,
¡San Cremenço do mar!

Porque non tolla o frío o albre dos cantares
eu vos digo, rapazas, que vaiades bailar
onde os gayos loureiros quecen fríos fogares,
cabo das tolas ondas, cando o sol vai raiar,
das insuas da ribeira no máis ledo lugar,
¡San Cremenço do mar!


domingo, 10 de mayo de 2015

La Sonata de Vinteuil


Pocos escritores, y cuando digo pocos debiera decir ninguno, han podido superar a Marcel Proust en la capacidad para expresar emociones a través de la paleta de palabras; estamos evocando En Busca del Tiempo Perdido y a su protagonista Charles Swann.

Emociones aprehendidas a través de los sentidos, un placer sensual por tanto, que se convierten en un ideal estético que trae al presente el pasado, y se proyecta sin límites temporales, a través del propio ser, convirtiéndose sin saberlo siquiera en alguien distinto.

Sentidos como el gusto, en el asunto “magdalena”, o la vista, como los campanarios de Martinville, son un buen ejemplo de evocación temporal. Pero el clímax sensorial llega a través de una pequeña frase musical, surgida de una Sonata para piano y violín escuchada en el salón de Mme. Verdurin, que se convierte en la banda sonora de la novela, centro y atención de su amor por Odette de Crécy. Viene y va, etérea como su materia, a través de toda la obra para recobrar el tiempo, haciéndolo desaparecer.

Nunca ha quedado claro, ni siquiera en la correspondencia del escritor, cuál es la fuente musical y el nombre real del personaje ficticio de Vinteuil. Wagner, Schubert, Saint Saëns, Hahn… ? creo que todavía sigue en cabeza la opción Franck: César Franck y su Sonata para violín y piano en la mayor. Una cumbre, un soporte y la evolución de la música de cámara francesa del XIX; esta Sonata cíclica y cuatripartita (Allegro ben moderato - Allegro - Recitativo Fantasia - Allegro poco mosso) es sin duda el lugar más adecuado para buscar la frase proustiana.

Pero mejor me callo ya, y dejo hablar al genio:

“Le gustó mucho ver cómo de pronto, por bajo la línea del violín, delgada, resistente, densa y directriz, se elevaba, como en líquido tumulto, la masa de la parte del piano, multiforme, indivisa, plana y entrecortada, igual que la parda agitación de las olas, hechizada y bemolada por la luz de la luna. Pero en un momento dado, sin poder distinguir claramente un contorno, ni dar un nombre a lo que le agradaba, seducido de golpe, quiso coger una frase o una armonía. No sabía exactamente qué era lo que, al pasar, le ensanchó el alma, lo mismo que algunos perfumes de rosa que rondan por la húmeda atmósfera de la noche tienen la virtud de dilatarnos la nariz. Quizá por no saber música le fue posible sentir una impresión tan confusa, una impresión de esas que acaso son las únicas puramente musicales, concentradas, absolutamente originales e irreductibles a otro orden cualquiera de impresiones.”

(...) 

“Y así, apenas expiró la deliciosa sensación de Swann, su memoria le ofreció, acto continuo, una trascripción sumaria y provisional de la frase, pero en la que tuvo los ojos clavados mientras que seguía desarrollándose la música, de tal modo, que cuando aquella impresión retornó ya no era inaprensible. Se representaba su extensión, los grupos simétricos, su grafía y su valor expresivo; y lo que tenía ante los ojos no era ya música pura: era dibujo, arquitectura, pensamiento, todo lo que hace posible que nos acordemos de la música. Aquella vez distinguió claramente una frase que se elevó unos momentos por encima de las ondas sonoras. Y en seguida la frase esa le brindó voluptuosidades especiales, que nunca se le ocurrieron antes de haberla oído, que sólo ella podía inspirarle, y sintió hacia ella un amor nuevo.” 

(...)

“La frase despertaba en él la sed de una ilusión desconocida; pero no le daba nada para saciarla. De modo que aquellas partes del alma de Swann en donde la frasecita iba borrando la preocupación por los intereses materiales, por las consideraciones humanas y corrientes, se quedaban vacías, en blanco, y Swann podía inscribir en ellas el nombre de Odette. Además, la frase infundía su misteriosa esencia en aquello que podía tener de falaz y de pobre el afecto de Odette. Y al mirar el rostro que ponía Swann, cuando la oía, hubiérase dicho que estaba absorbiendo un anestésico que le ensanchaba la respiración. Y, en efecto, el placer que le proporcionaba la música, y que pronto sería en él verdadera necesidad, se parecía en aquellos momentos al placer que habría sentido respirando perfumes, entrando en contacto con un mundo que no está hecho para nosotros, que nos parece informe porque no lo ven nuestros ojos, y sin significación porque escapa a nuestra inteligencia y sólo lo percibimos por un sentido único.”

Si les parece bien pueden hacer la búsqueda en esta versión de David Oistrakh, violín, y Svjatoslav Richter, piano:


(vídeo Wolfgang Amadé Mozart)

domingo, 3 de mayo de 2015

Un Rato no Tubo


Con este curioso, atractivo y gracioso nombre se formó hace unos pocos años en mi ciudad la Asociación Cultural de Amigos del Órgano, con el noble objetivo de extender el amor por este instrumento, su conocimiento y conservación, y el deleite por su fascinante sonoridad. Pocos instrumentos pueden presumir de tal solemnidad y arquitectura; también de un catálogo de obras dedicadas, de tanta altura y abundancia.

Hace apenas una semana dicha Asociación programó su Concierto de Primavera en una de las Iglesias de mayor abolengo de la ciudad: Santa Eufemia.

El Programa, atractivo de verdad, incluía obras para órgano y trompeta, y piezas para teclado solo. Los intérpretes eran dos profesores del Conservatorio Profesional de Música, con sólido bagaje como concertistas.

Marisol Mendive Zabaldica, organista discípula de González Uriol y Montserrat Torrent, une a su labor docente una amplia actividad concertística en innumerables ciudades españolas y europeas, y actualmente participa en el equipo encargado de la Catalogación completa de Órganos de Galicia, siendo además la Presidenta de la comentada Asociación.

Rubén Freire Bermúdez, profesor de trompeta, ha trabajado con prestigiosas orquestas españolas como la Nacional o la Sinfónica de Galicia. Para el programa del concierto utilizó una Trompeta piccolo, ejecutando los dos bises con un Fiscorno.

Con la Iglesia abarrotada, el Concierto comenzó con Henry Purcell, una transcripción de su Sonata nº1 en re menor; un músico brillante que hizo vibrar a la trompeta especialmente en su movimiento maestoso.


(vídeo Tempo de Lecer Ourense)

La segunda pieza fue el Pasacaglia en do menor para órgano de F. Mendelssohn; todo un homenaje en virtuosismo y monumentalidad a su querido JS Bach.

Siguieron, en conjunto, con la transcripción del Concierto en re menor para trompeta y cuerdas de Leopold Mozart; vivo clasicismo melódico que se resaltó con una compleja cadenza del solista escrita por el propio intérprete.


(vídeo Telemiño Ourense)

Volvió el órgano solo con una impresionante obra: la Toccata en si menor de Eugène Gigout, organista francés discípulo de Saint-Saens. Un obra de gran virtuosismo, muy hermosa e intensa que vivió una fantástica lectura.

Se cerró el programa previsto con la preciosa Sonata en Fa Mayor, obra cuatripartita de GF Händel, que sirvió para explicitar las excelentes dotes interpretativas de ambos músicos.

Los dos bises requeridos por un público exigente fueron coloreados por el metal del fiscorno, y, siendo muy diferentes en estilo, supusieron el hermoso broche a una velada perfecta.

El primero, una de las Canciones Populares de Manuel de Falla embelesó a la concurrencia. El cierre, como no podía ser de otra manera, corrió a cargo del padre de la Música: el Coral Schubler "Wachet auf, ruft uns die Stimme" BWV 645 de JS Bach.

¡Apoteosis y Triunfo!
Gracias a los Profesores y a la Asociación Un Rato no Tubo