domingo, 26 de enero de 2014

Transcripciones


Transcripción es la acción y el efecto de transcribir: (Mús.) arreglar para un instrumento la música escrita para otro u otros (RAE)

Este trabajo, tan grato a muchos compositores entre los que se pueden incluir a los más grandes, obedece a variadas razones:

. para un estudio individual o colectivo de nuevas tendencias estilísticas,
. a modo de presentación de obras valiosas o desconocidas,
. también, más frecuentemente en nuestros mercantilistas tiempos, por un interés puramente comercial.

En los primeros años del siglo XVIII el nuevo estilo instrumental italiano (Concerti) causaba furor entre los círculos musicales alemanes, profesionales y aficionados. Compositores como Vivaldi, Legrenzi, Corelli, Albinoni, Marcello, y otros, seducían en Centroeuropa.

El gran Bach, Johann Sebastian, a la sazón en la corte de Weimar también gozaba de dicha influencia que le llegaba a través de otros compositores alemanes amigos y del sobrino del Duque de Weimar. Dichos influjos en JSB cambiarían de alguna manera su forma de entender la música instrumental tanto en ese actual destino como en el posterior en la corte de Cöthen, a él le debemos joyas como los Brandemburgos.

Sin duda el compositor italiano que más efecto causó en su obra, al menos por el número de copias, fue Antonio Vivaldi, especialmente su opus 3 L’Estro Armonico y opus 4 La Stravaganza. Dichas transcripciones fueron realizadas para teclado: en concreto para órgano escribió sus Concerti para órgano BWV593 y  BWV596; y para clave –Concerti para clave- nos han llegado sus BWV972-976-978 del opus 3 vivaldiano, y BWV975 y 980 del opus 4.

Como se ve, Bach eligió Conciertos para solista, de los cuales algunas partes –primordialmente movimientos lentos- fueron  simples reducciones, pero de otras –la mayoría- escribió transformaciones completas. Un trabajo a su altura… y a la del hermoso original.

Pasemos a escuchar, sin solución de continuidad, el Allegro final del Concerto n.8 "con due violini obligati" RV522 de L'Estro Armonico, y su transcripción para órgano, Allegro final del Concerto para órgano en la menor BWV593:

Vivaldi: L'Arte dell'Arco
Bach:  Pieter van Dijk, órgano

Y completo, el Concerto n.3 "con violino solo obligato" RV310 -Allegro/Largo/Allegro- también perteneciente a L'Estro Armonico y su transcripción para clave, Concerto para clave en Fa mayor BWV978:


Vivaldi: L'Arte dell'Arco
Bach: Peter Watchorn, clave
(vídeos Barbebleuei)

Seguiremos, más adelante, con el precioso mundo de la transcripción, de Maestro a Maestro…


domingo, 19 de enero de 2014

Amistad y Venganza


A finales de julio de 1783 WA Mozart y Constanze Weber iniciaron una estancia de tres meses en la ciudad natal del compositor, Salzburgo. El propósito de la visita era doble: por una parte presentar a su padre Leopold y a su hermana Nannerl  a Constanze, con quien se había casado el verano anterior. Por otra, estrenar su Misa en do menor KV427, en honor a su esposa.

Aprovechando la estadía quiso rendir visita a su viejo amigo Michael Haydn, el hermano más joven de Franz Joseph. Desgraciadamente se encontró a su colega enfermo y terriblemente disgustado debido a la presión del tiránico arzobispo Colloredo. Éste le había encargado la composición de seis Dúos para violín y viola, y en vista del retraso en la entrega -debido a su enfermedad tan solo tenía completadas cuatro piezas- había suspendido su sueldo. Conmovido por el doble sufrimiento de Michael, y también atraído por un cierto sabor de venganza hacia el arzobispo que tanto le había amargado la vida hasta 1871, en un par de días le entregó, de su inspiración, los dos Dúos que faltaban para completar la colección.

Aún en un género menor dentro de la música de cámara, Mozart regaló a su amigo dos partituras de amplia elaboración e inusitada belleza: los Dúos para Violín y Viola en Sol mayor KV423 y en Si bemol mayor KV424, ambos en tres movimientos, dos rápidos que engloban uno lento.

Mucho más elaborados que los del joven Haydn, siendo además un reputado intérprete de viola, Mozart asigna un papel destacado a este instrumento, a la altura del violín; remedando su Sinfonía Concertante para las mismas cuerdas. La más aguda de ellas dialoga en todo momento con su subsecuente: unas veces con la ternura de una madre con su hija, otras con la confidencia de dos hermanas, y en algunas ocasiones con la pasión de dos amantes.

El Dúo en Sol mayor despliega un bello trabajo contrapuntístico, sin duda reflejo del estudio del gran Bach. El Allegro inicial con sus tres temas melódicos es buen ejemplo de contrapunto elaborado e imitaciones modulantes. Sigue un Adagio de fuerte aliento lírico repartido sucesivamente entre las ocho cuerdas. Termina con un Rondeau (allegro) una galanteríe francesa en forma rondó-sonata, en cuyo desarrollo repetitivo se cuelan dos cánones.

Escuchemos la obra completa en la interpretación de Arthur Grumiaux –violín- y Arrigo Pellicia –viola-


(vídeo Barbebleuei)

La amistad, incluso entre colegas de profesión –y una pizca de picante- hecha sublime Belleza: WA MOZART.

domingo, 12 de enero de 2014

8. DE LOS MIL, en mi ♭ menor


Fotografía: Ensayo general para el estreno absoluto de la Octava Sinfonía en el Neue Musik-Festhalle. Munich, septiembre 1910  (fuente: wikipedia)

Un monumental fresco, variado pero unitario, de música sacra, dramática, descriptiva, lied, polifonía, marcha, creación y redención. Todo ello es la Octava Sinfonía en mi bemol menor de G. Mahler, o según él mismo la  obra más grande que había hecho jamás…  “mis Sinfonía anteriores no son más que un preludio de ésta” ” Imaginen el universo entero empezando a sonar y resonar; ya no hay voces humanas, sino planetas y soles girando” 

Una Sinfonía escrita para la Voz Humana, una Sinfonía para Mil… Efectivos inmensos: una orquesta enorme, ocho solistas, dos Coros completos y un Coro de voces blancas.

Fue escrita durante el verano de 1906, dedicada a su querida mujer Alma, y estrenada, con gran éxito de crítica y público, por el propio compositor en Munich en 1910; en las décadas siguientes la crítica no fue tan unánime en sus elogios, siendo tachada por algunos ilustres como débil, suave, más pura que emotiva o simplemente kitsch. Se compone de dos partes:

La primera es, a la manera de un JS Bach, una gran Motete, en latín, basado en el himno cristiano del siglo IX Veni Creator Spiritus atribuido al arzobispo de Maguncia Rabanus Maurus , traducido al alemán por Goethe, y cuya apoteosis es una grandiosa doble fuga masiva que se alcanza a través de una forma de marcha progresiva tan al gusto de Mahler. Representa el primer movimiento de la obra. Escuchen el Inicio, desde el órgano:


La segunda parte se basa en la escena final del Fausto de Goethe (el viaje del alma de Fausto en su ascensión al cielo), a modo de descomunal Oratorio alemán, en funciones de movimiento lento, scherzo y finale. El comienzo descriptivo, único pasaje enteramente orquestal, en poco adagio, da carácter misterioso a las montañas solitarias del entorno escénico. El Finale, el Chorus Mysticus, nace de un soplo para en un crescendo contenido, alcanzar el soberbio clímax en un tutti del aparato interpretativo retomando el Veni Creator. Escuchen este final:


(vídeos Barbebleuei)

Staatsopernchor Berlin
Prager Philharmonischer Chor
Aurelius Sängerknabe Calw
Staatskapelle Berlin
Pierre Boulez

domingo, 5 de enero de 2014

A propósito de Josh Ritter


El pasado año tampoco ha sido generoso en lo que respecta a la música llamada popular, salvo alguna sorpresa agradable como el retorno en buena forma del Duque Bowie.

Sobresaliendo sobre la media, más bien baja, me gustaría destacar el séptimo álbum de una más que promesa del siempre surtido mundo de los folksingers: Josh Ritter.

El cantautor de Idaho, mecido por la verde Irlanda, posee ya un bagaje importante desde que se pasase al profesionalismo allá por el año 2000. Y por lo que muestra en su última obra The Beast In Its Tracks (2013) sigue conservando la dulzura, el buen gusto y la calidad de toda su carrera.

No es que aporte substancias nuevas, pero revitaliza la vieja estirpe del cantautor folk, ese cronista del amor y la sociedad, que sin subirnos al séptimo cielo nos deja siempre un agradable post-gusto. Unos personajes que si no existieran tendríamos que crear, ahora que gracias a los siempre formidables hermanos Coen, parece volver a primera plana en los media la figura del folkie y la eterna discusión sobre la función social del Arte.

Ritter aúna y nos agasaja con la intensidad por impregnación de Bob Dylan, la elegancia compositiva de Tim Hardin, el brillante optimismo de Jim Croce o la cálida ingenuidad de los primigenios Simon&Garfunkel… y todo con fuertes aromas country.

Una sencilla y plácida belleza para intentar superar los excesos de las festividades navideñas…

Escuchemos, en directo, A Certain Light:



Tal como suena en Anatomía de Grey, In Your Arms Again:


(vídeos dougrice)