domingo, 29 de septiembre de 2013

Stairway to Heaven

                                                 (anastasiya malakhova)

Si existe un tema mítico en el rock, es sin duda esta balada heavy de Led Zeppelin, algo así como Escalinata al Cielo. Un crescendo lírico, imparable de originalidad y virtuosismo, hacia cimas exaltadas de ritmo y fuerza. Conocida por todo el mundo, no sé si es la mejor canción de la historia pop-rockera, pero sin duda es la que más nominaciones tiene...

A finales de los ochenta, Frank Zappa, el exigente músico de Baltimore, formó para su última gira, la que él mismo denominó como La Mejor Banda Que Nunca Hayas Escuchado En Tu Vida, grabando con ella una serie de directos antológicos; en total registraron tres discos antes de su precipitada disolución. En el tercero de ellos, cosa nada común en Zappa pues le sobraba genio compositivo, añadieron diversas versiones de grandes temas de décadas anteriores: Purple Haze de Hendrix, Sunshine of your Love de Cream, este Stairway de Plant y Page, o el mismísimo Bolero de Ravel. 

Como es habitual, la canción toma nuevas hechuras en sus manos, aún manteniéndose muy fiel al original, celebrando el clímax con el cambio de vocalista, de Ike Willis a Bobby Martin, intercalando un solo marca de la casa, y envolviendo la electricidad en una poderosa sección de metales encabezada por los hermanos Fowler.

Disfruten de Zappa y de su versión del Stairway to Heaven, en directo en Towson en 1988, no lejos de su ciudad natal :


(vídeo PastowanyKaban)

domingo, 22 de septiembre de 2013

6. TRÁGICA, en la menor

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Considerada por una parte de la crítica como una de las más perfectas, la Sexta Sinfonía de G. Mahler fue escrita entre 1903 y 1904, en la menor; en esta trágica tonalidad se abre y en ella misma concluye, exhausta. Para Alban Berg era “la única Sexta, a pesar de la Pastoral”

Su estructura formal es decididamente clásica; cuatro movimientos en los que se enseñorea la forma sonata con su temática y su tonalidad. Entre los dos movimientos extremos, dos descomunales Allegros, se instala la inestabilidad de las piezas centrales, un Scherzo y un Andante; no fue hasta el último ensayo antes de su estreno que el compositor fijó su orden de aparición: S/A.

La Grandiosidad heroica del Finale, Allegro moderato, con su sucesión progresiva de marchas vitales cuyos límites explotan en los golpes de martillo, golpes del destino del héroe, hasta la elegíaca coda de metales y el reposo en el pizzicato de las cuerdas, representa el meollo esencial de la Sinfonía. 

Pero no cabe duda de que en la elevada pureza del Andante moderato habita la trascendentalidad. En ese movimiento, tal vez el más romántico y el menos atrevido, a través de sus oleadas de cuerda respiran el héroe y el artista, más allá de lo inexorable… una pieza cuya noble hermosura nos hace tanto bien.

(vídeos Tokkemon)



domingo, 15 de septiembre de 2013

Donne Barocche III


Traemos otra monja, benedictina, a nuestra cita con las mujeres y la música; no es de extrañar pues pocos lugares en esa época eran más adecuados para la formación musical que una congregación religiosa. En este caso se cree que profesó en el famoso convento Santa Radegunda de Milán, cercano a Bérgamo su ciudad natal. Nos referimos a Rosa Giacinta Badalla (1660-ca1715)

A los veinticuatro años, vio la luz su única publicación: una colección de Mottetti a voce sola (Venecia 1684) -motetes para voz sola y continuo-. En ellos demuestra una interesante  imaginación compositiva, originalidad y virtuosismo en la escritura vocal, y un gusto por la claridad del lenguaje musical.

Uno de ellos, "Non Piangete" para soprano y bajo continuo, destinado a la fiesta del nacimiento de la Virgen María, va transitando de un comienzo sombrío y estático hasta una gloriosa y alegre aria final plena de artificio vocal:


(video Bizzarrie Armoniche BizzarrieArmoniche)

domingo, 8 de septiembre de 2013

klangfarbenmelodie

Con este término describía Schönberg el opus 9 de Anton Webern (1883-1945): sonido-color-melodía, melodía tímbrica. Bien se puede utilizar para resaltar una de las grandes cualidades de la obra del compositor austríaco, también para su opus 10 Fünf Stücke für Orchester (1911-1913) -Cinco Piezas para Orquesta-, obra previa a su adopción del dodecafonismo serial como estética musical. 

Timbre, color, y también concentración absoluta, máxima depuración del lenguaje sonoro. Era también su maestro, Schönberg , quien reconocía que “lo más importante a la hora de componer era la goma de borrar” ¡Poco pero mucho!  Es la de Webern una escritura refinada, de pequeña forma, casi puntillista, que da vida a una poesía mágica, y que “destruyendo el lenguaje, rehabilita el sonido” (Boulez) 

Su opus 10 es un conjunto descarnado de componentes musicales, plenamente asociativos pero sin unidad temática, que conduce a una cierta intimidad sonora, reforzada por el uso camerístico de la orquesta; apenas un instrumento por sección, eso sí, adornados por el exotismo en la elección: una mandolina, una guitarra, un arpa, una celesta, un armonio, una flauta, un oboe, un clarinete bajo, un clarinete, una trompeta, una trompa, un trombón, y una cuerda en cada voz. Y además una instrumentación diferente para cada suspiro… 

Cinco Piezas en disposición simétrica: fluidez, sencillez, concentración, color, … cinco soplos del llamado “verdadero poeta musical” 

I. Sehr ruhig und zart (muy tranquilo y tierno), expresivo y acogedor 
II. Lebhaft und zart bewegt (vivo y tierno), más enérgico con un intenso fortissimo final, como un despertar exaltado. 
III. Sehr langsam und äusserst ruhig (muy lento y calmado), sobre dos ostinatos rítmicos se asienta el misterio. 
IV. Fiessend, äusserst zart (fluyendo y muy tierno), una mandolina en un visillo 
V. Sehr fliessend (muy fluido) , energía en el silencio, desvaneciéndose


(video frogpitt)


domingo, 1 de septiembre de 2013

Primo la música, dopo le parole (¿o era al revés?)


La eterna cuestión de prioridades en el teatro musical es retomada y puesta en valor ¡en forma de ópera! con la última creación lírica de Richard Strauss. Nos referimos a CAPRICCIO op 85 compuesta durante 1941 y estrenada el 28 de octubre de 1942 en Munich. Una pieza dialogada para música o en palabras del propio Strauss “tal vez solo un manjar para sibaritas musicales”

Sobre una idea de Stefan Zweig, el propio compositor y el afamado director Clemens Krauss escribieron un libreto sencillo y elegante, a la par que irónico, sobre la relación y jerarquía de la música y el texto en la obra lírica, que va más allá al introducirse en la propia esencia del Arte. Ensamblado maravillosamente en una relación amorosa entre la espectadora protagonista (Condesa) y la personificación del arte musical (compositor) y el literario (poeta).  La condesa está enamorada pero no sabe de quién…

No por casualidad está ubicada la acción teatral en el período de la reforma operística de Gluck, que ponía patas arriba el dicho de Mozart “la poesía es la criada obediente de la música”; otro acierto, no podría ser de otro modo, es el final abierto rubricado con el banal anuncio del mayordomo que cierra la obra “la cena está servida”

Flamand, el compositor, y Olivier, poeta, pelean con sus artes por ganarse el amor de la condesa Madeleine, quien duda por quién decidirse y encarga a ambos la composición de una ópera sobre los acontecimientos del día y los personajes reales del palacio. Al día siguiente, en la biblioteca, decidirá, si es que puede… ya sabemos que en toda elección siempre se pierde algo.

En la morbidez decadente de la cuerda el maestro Strauss nos regala la perfecta combinación de notas y letras, hace poesía de la música, y nos demuestra la indisolubilidad del arte lírico. Desde el sexteto introductorio hasta el intenso lirismo de la dubitativa escena final a partir de la Mondscheinmusik, la obra adquiere incluso una función moral.

Escuchemos el final de un capricho, con la siempre atractiva Renée Fleming:
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(vídeo Onegin65)