domingo, 29 de mayo de 2016

JG Pisendel

Ernst Ludwig Kirchner,_Houses in Dresden

Siempre resulta atractivo y conveniente recurrir a las fuentes, volver a los maestros o sencillamente conocer mejor a aquellos nombres, hoy más desconocidos, que inspiraron o disfrutaron de la consideración de los más grandes.

Hoy les quiero presentar a un violinista y compositor que conoció al gran Bach en Weimar, que fue amigo de A. Vivaldi y de JD Zelenka, que tuvo a G. Torelli de maestro y que fue a su vez maestro de F. Benda y de JG Graun. Un músico alemán que desarrolló casi toda su actividad en la Orquesta de la Corte de Dresde, faro musical en su época. Se trata de Johann Georg Pisendel (1688-1755)

Reconocido y admirado, tanto como violinista como compositor, por muchos de sus colegas, su obra, no demasiado numerosa, se circunscribe a partituras instrumentales: Conciertos para diversos instrumentos, Sonatas, y un Trío.

Para conocer más y mejor al hombre a quien Vivaldi dedicó Sonatas y Conciertos, al igual que T. Albinoni o GP Telemann, les propongo la audición del primer movimiento, Vivace, de su Concierto en Re Mayor para Violín solista, Trompas, Oboes, Fagot, cuerda y continuo. Una preciosa página, en tan colorista combinación de sonoridades, que tanto recuerdan a nuestros queridos Brandemburgos bachianos, pasados por un tamiz que nos lleva hasta la Italia más norteña.


(vídeo Barbebleuei)

Freiburger Barockorchester
Gottfried von der Goltz, violín y dirección

domingo, 22 de mayo de 2016

Las mariposas de Terezín

Terezín - Dibujo de Margit Koretzova

Terezín, al norte de Praga, fue fundada a finales del siglo XVIII por el emperador José II, en honor a su madre la emperatriz María Teresa, a partir de una peculiar fortaleza militar. Durante el régimen nazi fue convertida en gueto judío y campo de concentración bajo el nombre alemán de Theresienstadt.

Dicho campo fue utilizado por la propaganda nazi como modelo de ciudad para el pueblo judío; un paradisíaco lugar donde florecían las artes. Para dicho fin llegaron a realizar un documental bajo el ilustrativo título “El Führer regala una ciudad a los judíos”, e incluso organizaron visitas abiertas a la comunidad internacional. Por eso concentraron a multitud de artistas en dichas instalaciones, con cierta libertad para organizar eventos artísticos, desde teatro hasta conciertos y óperas. Pero en realidad se trataba de un campo de paso hacia los verdaderos campos de exterminio, Auschwitz especialmente.

Hablando tan solo de músicos, por Terezín pasaron y trabajaron compositores como Elkan Bauer, Rudolf Karel, Viktor Ullmann (estrenó aquí su ópera Der Kaiser von Atlantis), Pavel Haas, Hans Krása (estrenó su ópera para niños, Brundibár) o Heinz Alt. También intérpretes como la pianista Alice Herz-Sommer, o el director de orquesta Karel Ancerl, supervivientes ambos.



Pero, ahondando en el horror del horror, de la humillación y el exterminio nos han llegado también poemas de niños que elevaron su sensibilidad más allá de esos muros: Pavel Friedmann, Franta Bass, M. Kosek, H. Lowy, Bachner, y otros, entre los más de quince mil niños que pasaron por Terezín. Obras que se conservan en el Museo Judío de Praga.

La compositora Lori Laitman (1955) escribió entre 1995-1996 un ciclo de seis canciones sobre seis poemas de algunos de estos niños, titulado “I Never Saw Another Butterfly”. Tal vez el más emotivo de todos es el primero, poema homónimo de Pavel Friedmann, que pasamos a escuchar en la profunda y desoladora versión para soprano y clarinete solo. Transcribo la versión en inglés del poema, tal como se utilizó para la canción; no me he atrevido a traducirla.

The last, the very last
So richly, brightly, dazzlingly yellow.
Perhaps if the sun's tears would sing
against a white stone…
Such, such a yellow
Is carried lightly 'way up high.
It went away I'm sure because I wished to
kiss te world good-bye.
For seven weeks I've lived in here,
Penned up inside this ghetto.
But I have found what I love here.
The dandelions call to me
And the white chestnut branches in the court.
Only I never saw another butterfly.

That butterfly was the last one.
Butterflies don't live in here,
in the ghetto.

(vídeo Charles-David Tremblay)

domingo, 15 de mayo de 2016

Paul Lewis EnclavedeCámara


Fue apagarse las luces en la sala y aparecer un hombre enjuto, dinámico, completamente de negro, salvo el bies rojizo de la camisa, bajo el foco que destacaba a un Stenway & Sons gran cola. Energía fue la intensa impresión que transmitió el muy galardonado pianista Paul Lewis mientras recorría los escasos metros desde el backstage; energía en el contenido saludo al público; energía al sentarse en la medida butaca y comenzar de inmediato con las primeras notas de la Sonata para piano n.º 9 en Si mayor D575 de Franz Schubert.

Con esta obra casi experimental daba comienzo su recital en el excelente Ciclo EnclavedeCámara que se viene desarrollando en nuestra ciudad.

A continuación, sin apenas pausa para unos contenidos aplausos, Lewis leyó las íntimas Cuatro Baladas op.10 de Johannes Brahms. Tras el breve intermedio, con renovada energía, siguió con un Brahms maduro y a ratos melancólico, sus Tres Intermezzi op 117, para terminar con Franz Liszt y una pieza rotunda de sus Años de Peregrinaje: “Après une lecture du Dante. Fantasia quasi Sonata”. Aquí ya hubo gigajulios de entrega, en una lectura descomunal y muy vehemente.

La impresión final es que Paul Lewis es efectivamente energía; energía física, mecánica, electromagnética, termodinámica, pero energía en forma proteica. No hay en su pianismo concesión al glúcido, ni mucho menos a la grasa. Como su propio cuerpo, como su gestualidad artística desde las manos a las piernas, desde la cabeza al abdomen, Lewis es pura estructura, sin concesiones. Con una técnica apabullante, su discurso instrumental fluye sin desmayo, con una contundencia que pudiendo pecar de mecánica, se envuelve en un dinamismo que lo vuelve pasional. De ahí su elección del repertorio más adecuado: los grandes y proteicos compositores para piano del XIX, desde Beethoven hasta Brahms.

De ahí la sabia elección, y el orden, del programa de su recital: Schubert – Brahms – Liszt. Tan solo eché en falta un rabioso Beethoven , como este que hoy les propongo: Sonata n.º 23 op 57 en Fa menor “Appassionata”:

(vídeo noaxfreeloader)

Lo dicho, proteína, fibra, dinamismo, … Energía: por tanto, trabajo y calor.


domingo, 8 de mayo de 2016

Rarezas del genio: "Blind Willie McTell"


En 1983 Bob Dylan editó posiblemente su último gran álbum hasta la fecha: Infidels. Grabado en Nueva York por una compacta y versátil banda encabezada por Mark Knopfler y Mick Taylor a las guitarras, y agitada por una sección rítmica de primer nivel como eran los jamaicanos Sly Dunbar y Robbie Shakespeare.


Las sesiones de grabación del álbum fueron muy fructíferas, dejando abundante material sobrante en la edición final del disco. Entre los temas que quedaron descartados, para sorpresa de los músicos que intervinieron -Knopfler todavía se lo está preguntando- y posteriormente de toda la crítica y la inmensa mayoría de sus seguidores, está “Blind Willie McTell”. Para algunos puristas, una de las cuatro o cinco mejores canciones escritas por Dylan.

Un lamento de blues, dedicado a un pionero del género, y basado remotamente en la popular melodía de “St. James Infirmary Blues” de la que recientemente nos hacíamos eco en el Castillo: St. James Infirmary

Por una de esas rarezas del genio tuvimos que esperar a la edición de las Bootleg Series Volumes 1-3 [Rare & Unreleased 1961-1991] (1991) para poder disponer de tan formidable tema en una grabación comercial.

Escuchemos de nuevo desgranar el estribillo "Nobody can sing the blues like Blind Willie McTell":


Bob Dylan & Mark Knofler- Blind Willie McTell (Acoustic version) from Abhilash Baruah on Vimeo.

domingo, 1 de mayo de 2016

Il Cimento dell'Armonia e dell'Inventione

W.S. Haseltine (1835-1900)

En 1725 se publicó en Amsterdam un conjunto de doce conciertos para violín, cuerda y continuo, escritos durante los dos años previos por Antonio Vivaldi. Era su opus 8 y nos han llegado con el atractivo nombre de “Il Cimento dell'Armonia e dell'Inventione”, una singular lucha entre la razón y la imaginación.

Las primeras cuatro partituras de la docena hicieron gran fortuna, siendo conocidos y admirados bajo el nombre común de “Le Quattro Stagioni” (Las Cuatro Estaciones). Una de las obras más interpretadas del repertorio concertístico de todos los tiempos.

Il Cimento atesora también otras joyas musicales, que tuvieron y tienen vida y nombre propios: el número 5 en Mi bemol mayor “La Tempesta di Mare” RV 253; el número 6 en Do mayor “Il Piacere” RV 180; o el número 10 en Si bemol mayor “La Caccia” RV 362.

Pero aún en los números menos reconocidos Vivaldi dio muestras de su genio y de la brillantez de su arte. Así ocurre con el Concierto nº 7 en Re menor RV 242 “fatto per Maestro Pisendel” Johann Georg Pisendel, afamado músico violinista radicado en Dresde, con quien Vivaldi entabló profunda amistad tras el conocimiento mutuo que tuvo lugar en Venecia.

El Concierto, como todo el opus 8, está dividido en tres movimientos:

I. Allegro: grandilocuente tema inicial en el tutti que contrasta vivamente con el contratema del violín solista.

II. Largo: de aroma netamente melancólica y en forma cantabile, es conducido continuamente por el solista.

III. Allegro: tema jovial y expansivo en el tutti de las cuerdas, que envuelve el extremado virtuosismo del violín solista.


(vídeo Barbebleuei)

Simon Standage, violín
The English Concert
Trevor Pinnock