sábado, 26 de junio de 2010

La Santísima Trinidad del Heavy

Buceando por el proceloso piélago digital me he encontrado con esta irreverente terminología para denominar los tres álbumes más míticos del heavy-metal ó rock duro; aquellos que crearon y establecieron el género. Luego con los años surgirían subgéneros y subestilos, y una parafernalia de nombres de difícil seguimiento: nu-metal, death metal, gothic-rock, extreme, trash, doom… (un lío, repleto de parafilias)
.
Nacido a comienzos de los setenta sobre un poderoso y machacón rythm & blues, guitarreo incontrolado, tormentosa electricidad… Imprescindible: voz chillona tirando a aguda, guitarra solista endiablada, y base rítmica ostinata. Ah! el pelo muuuuuuuuy largo… el cuero es opcional.
.
Podrían haber sido más pero los tres elegidos representan bien las raíces del género, así como unas obras más que geniales, míticas:
.
Led Zeppelin “IV” (1971): los emperadores del rock duro, en su disco más carismático (sí, el del cuadro en la pared ruinosa; sí, el de los símbolos; sí, el de “Stairway to Heaven”). Sin duda una raíz segura y potente donde alimentar el metal. De él elijo el poderoso tema de título inequívoco “Rock And Roll” con Robert Plant a tope de cuerdas vocales y Jimmy Page con sus guitarras polifónicas:
.

.
Deep Purple “Machine Head” (1971) otro must have, la explosión de la profundidad purpúrea. Aún conteniendo su imprescindible “Smoke on the water” me quedo con la intensidad rítmica de “Highway Star” como un tren acercándose machaconamente con voz chillona desde la ventanilla (Ian Gillan); atención a los solitas John Lord al órgano barroco, y el imprescindible Ritchie Blackmore a la guita:
.

.
Black Sabbath “Paranoid” (1970): más toscos y simples que sus contemporáneos, sembraron la semilla del black-metal y el doom: tinieblas y demencia fifty-fifty en los escarceos de la adorable bestia de Ozzy Osbourne entregando el tema homónimo de referencias psiquiátricas:
.

viernes, 18 de junio de 2010

Mehta en el Xacobeo

Otro rutilante nombre desfiló por el Xacobeo Classics, pero esta vez no venía solo: traía una Orquesta de Ensueño.
.
El maestro Zubin Mehta pasó por el Auditorio de Galicia con prisas y cierta sosería. Media sonrisa para los aplausos de recibimiento, cortados de raíz; saludos contenidos hacia los premios del respetable. De bises, nada se supo. Su labor a la batuta podríamos calificarla de profesional y enfática con Beethoven (Obertura Leonora III), dúctil y protectora con Schumann (Concierto para piano en la menor), y brillante, transparente, energética, lujuriosa y atractiva con R Strauss (piezas de Salome): Irresistible, vaya. Sin concesiones ni genialidades, domina su oficio y lo hace atractivo para el público, conduciendo a una orquesta que toca casi sola…
.
La Orquesta de la Comunitat Valenciana venía precedida por su fama, y a fe mía que superó la expectación. Una máquina de sonido perfectamente engrasada, tocaba fácil, certera, homogénea, dejando una sonoridad untuosa, exuberante, cálida y seductora; la música corría entre las distintas secciones con exquisita fluidez. No había bajones ni desmayos, ni entre sus atriles ni en el discurso musical.
.
Javier Perianes al piano, no pudo con el Concierto de Schumann; sensible en el concepto y recogido en la técnica, no supo dotar de la emoción precisa tan exquisita e inestable obra del gran repertorio. Falto de fuerza anímica, confuso en las cadenzas, lineal en los arrebatos, no acertó a despegar… pese a tener un acompañamiento exquisito por parte de un Mehta, maestro y ayudante, que le entregó unas nubes orquestales donde acomodarse: nimbos de cuerda, cúmulos de metal, estratos de madera… No fue suficiente.
. La segunda parte, Danza de los siete velos y escena final de Salome, fue el momento álgido del concierto. En la Danza hubo arrebato, pasión, ansiedad, opulencia, en la tórrida versión de una Orquesta encendida... con tungsteno. Para la escena final se sumó la soprano Camilla Nylund (supongo que preparando el estreno valenciano de la ópera de Strauss) Pese a enfrentarse a toda la potente orquesta rstraussiana sobre el escenario, la noruega salió indemne y triunfadora por belleza metálica, poderosa proyección y dramatismo delineado. Aunque muy escasa en la parte grave de la tesitura, acertó con la intensidad del personaje, sufriente y lacerante, imponiéndose a una centuria desatada.
.
Para hacer justicia a Robert Schumann en su aniversario, os dejo el primer movimiento de su Concierto (allegro affetuoso) en una de mis lecturas preferidas: la de Dinu Lipatti
.

.

.
(post dedicado a assai y a "su" orquesta)

lunes, 14 de junio de 2010

Kokoschka/Hindemith: "Mörder, Hoffnung der Frauen"

Cielo nocturno. Una torre con una roja verja de hierro como puerta; antorchas como única luz.; un camino oscuro sube hacia la torre donde todas las figuras aparecen en relieve.

Así nos describe Oskar Kokoschka el ambiente de su drama "Asesino, Esperanza de las Mujeres" (1907); el resto queda explícito en su cartel para el estreno. Basado en Sexo y Carácter (1903) de Otto Weininger, un hito de la misoginia, es considerado el primer drama expresionista alemán. Plantea la batalla de sexos… en un entorno mítico, donde intenta desnudar la idea de mujer. El Hombre como ser puro y espiritual, sometido a la necesidad de la Mujer, como ser falso, parasitario. El drama se convierte en una alegoría del acto sexual, con su carga de dominación: mientras éste intenta escapar, ella no puede, siendo su esperanza la aniquilación.

Paul Hindemith, impresionado por la obra, la convirtió en 1919 en una ópera de cámara, en un solo acto, dotada de una desaforada pulsión. Nació así la primera parte de su Tríptico Expresionista que se completaría con Das Nusch-Nuschi (1921) y Sancta Susanna (1922).

Una música salvaje, nervuda, lujuriosa, repleta de aristas… poderosos ritmos, disonancias, cromatismo, tritonos… Una disección anatómico-musical que se abre en un crescendo de metales, y cuya seducción bebe en el Tristan wagneriano.

Dos personajes: Hombre (barítono), Mujer (soprano), cada cual con su correspondiente coro.

Sinopsis: el Hombre con armadura, herido, pálido, llega liderando su cansada horda de hombres hasta la torre de la Mujer, quien entre sus asustadas mujeres lo recibe orgullosa “Con mi aliento abanico el amarillo disco del sol, mis ojos captan el júbilo de los hombres, su lujuria merodea a mi alrededor como una bestia” El Hombre ordena que sea marcada con su hierro, tras lo cual la Mujer logra herir con un cuchillo al Hombre, quien cae entre convulsiones “ansia insensata de horror en horror, desapacible rotación en el vacío. Tormentos del nacimiento sin nacimiento, precipitándose abajo del sol, temblando en el espacio. El final de aquellos que me elogiaron.” Entonces los hombres aprovechan para encerrarle en una jaula, dejándole en compañía de la Mujer quien se arrastra a su alrededor y se agarra a sus barrotes; parten a divertirse con la mujeres. Mientras La Mujer le va torturando y provocando, el Hombre va recobrando sus fuerzas “quién me amamanta con sangre?. Devoro tu carne”, Ella flaquea “tu amor me encarcela, me sujeta con cadenas de hierro, me estrangula, déjame ir…” El Hombre, repuesto, abre la puerta de su jaula, toca con sus dedos a la Mujer hiridéndola de muerte y se dirige hacia el grupo de hombres y mujeres, dejando tras de sí un reguero de sangre y fuego.

Una obra radical, provocadora, cruda, atractiva…

Escuchemos el comienzo y el final de la ópera en la versión de Franz Grundheber, Gabriele Schnaut, el Verstärker RIAS Kammerchor y la Radio-Symphonie-Orchester Berlin, dirigidos por Gerd Albrecht:


.

Aquí la puedes descargar completa

martes, 8 de junio de 2010

200 años con Schumann

Hace dos siglos vino a este mundo un prototipo del Romanticismo: Robert Schumann, el inestable, el sufriente, el frenético, el enamorado, el genio.
.
Su desbocado amor por Clara Wieck le dicta sus Kinderszenen op 15, arquetipo de esas hermosas y aladas piezas para piano que evocan el placer y el dolor en su mínima duración. Aquí quedan en las manos de Horowitz en el Musikverein (video de LVB1770):
.

.

jueves, 3 de junio de 2010

Oda a la vida retirada

.
¡Qué descansada vida
la del que huye del mundanal ruido,
y sigue la escondida senda
por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido
...

(Fray Luis de León)
.
Actividades campestres me obligan a estar algo alejado del amable lector, quien sabrá disculparme, y de paso descansar del Castillo.
.
¡Qué calma y sosiego nos regala la naturaleza! y también música a través de unos sonidos, que en ocasiones, por habituales, pareciera que no escuchamos. que no progresasen desde el oído medio.
.
Adriano Banchieri, nacido Tomasso (1568-1634) compuso en 1608 Il Festino, una comedia madrigal, que incluía un número en imitación natural denominado Contrapunto Bestialle alla mente, que pasamos a escuchar en las voces de los King's Singers:
.

.
¡Que ustedes lo descansen bien!