domingo, 31 de marzo de 2013

Forty Years Later




Comentábamos no hace mucho tiempo, desde estos mismos muros, la genética puramente blues de los más excelsos guitarristas de rock de la escena anglosajona. Pero en toda enumeración personalizada siempre hay omisiones flagrantes. La reciente e inesperada desaparición, en el sur de España, del gran Alvin Lee nos da pie a hacer justicia a su maestría y legado, y a situar su nombre entre los más grandes.

Alvin Lee, nacido en 1944 en Nottingham, conoció sus años de mayor gloria y éxito, especialmente en los USA, a finales de los sesenta y comienzos de los setenta con la banda británica TEN YEARS AFTER, otra hija de su tiempo, de la fértil fusión del blues tradicional con el rock clásico, en su versión más progresiva y psicodélica.

Dentro la ya mítica banda, Alvin fue el motor, los pulmones, el corazón y la cabeza; guitarrista y cantante, destacó esencialmente por su extraordinaria técnica instrumental tan solo superada por una descomunal pasión y fuerza que sabía transmitir especialmente en sus apabullantes directos. Así su consagración vino en el legendario Festival de Woodstock’ 69.

Sirvan de muestra y de homenaje un par de temas de dos de sus mejores obras discográficas:

El clásico de Sonny Boy Williamson “Good Morning Little Schoolgirl”, rellenado con un majestuoso solo, perteneciente su cuarto LP Ssssh. (1969)

(vídeo BEATLES4U4NOW4EVER)

El opresivo riff de su gran éxito “Love like a Man” de su quinto disco Cricklewood Green (1970)

(víde dixieh01200)

Finalmente comentar que ninguna reseña sobre Alvin Lee estaría completa sin añadir la interpretación de "I’m Going Home" en Woodstock el 17 de agosto de 1969: la esencia del Rock

(vídeo Igor Males)


domingo, 24 de marzo de 2013

1. TITAN, en Re Mayor


Su tiempo ya ha llegado…

Gustav Mahler comenzó su Primera Sinfonía en 1885 durante su estancia, como director musical, en Cassel. La primera versión, en cinco movimientos, denominada Titán, poema sinfónico fue terminada tres años más tarde y estrenada en Budapest en 1889. Pero la versión definitiva, ya sin el movimiento central llamado Blumine, fue dirigida por el propio compositor en Berlín en 1896.

En origen fue influenciado por la novela Titan del escritor alemán Jean Paul (1763-1825); trataba de un héroe cuya poderosa arma era su extraordinaria fuerza interior, y en quien Mahler se vio reflejado. Pero a medida que avanzaba la composición se fue alejando, incluso en el nombre, y adentrándose en una visión más íntima y personal, más romántica, de su propia vida; en parte al menos debido al tórrido enamoramiento que por esas fechas vivió por la Señora von Weber, nieta política del gran Carl Maria.

Esta su primera Sinfonía contiene ya todos los elementos, tan variados, que componen el universo musical de Mahler, un romántico y toda una constelación sonora:

lujuriosa orquestación siempre original

personal juego de tensiones dramáticas desbordadas

sublimes contrastes de un lirismo extraterrenal hasta un grotesco pedestre muy eslavo,

lenguaje ecléctico e innovador para mostrar sentimientos , vínculos emocionales,

y ¡cómo no! su profundo amor por el sonido, mejor aún, por el canto de la naturaleza.

Así su primer movimiento “Langsam. Schleppend. Wie ein Naturlaut” (Lento. Arrastrando. Como un sonido natural) nos ofrece el despertar de la naturaleza desde los pupitres de la orquesta, evocando una Primavera sin Final, desde el misterioso comienzo en las cuerdas y la llamada del cuco en el clarinete, hasta la dulce y expansiva melodía tomada del segundo –Iba yo una mañana por los campos- de sus Lieder Eines Fahrender Ggesellen, por momentos irreal y de nuevo misteriosa, que conduce a una triunfal coda presentada por la fanfarria de trompetas.

Una oda que pasamos a escuchar en una de las mejores interpretaciones que se han registrado: Rafael Kubelik y la Orquesta de la Radio de Baviera, en directo en la Herkules-Saal de Munich:


(vídeo Barbebleuei)

Un relajante y terapéutico paseo por la Naturaleza, ahora que ya tenemos con nosotros la Primavera…

jueves, 21 de marzo de 2013

21 de marzo Día Mundial de la Poesía


Madrigal erótico (y triste) a la Felicidad

La felicidad y yo
aún estamos reñidos,
triste y refugiado,
entre sus blancas piernas
la quise besar un día,
pero no tenía labios;
aún estamos reñidos
la felicidad y yo.

balcón abierto, revólver caliente,
¿eres la felicidad?

Barbebleue 2013

domingo, 17 de marzo de 2013

Herz und Mund und Tat und Leben


Hacía algún tiempo que el Padre de la Música no se acercaba al Castillo. Buen momento, aprovechando que la Cuaresma nos deja huérfanos de sus Cantatas, para volver el oído hacia una de ellas, tal vez la más conocida, admirada, reproducida y fusilada: la BWV 147.

Esta extraordinaria Cantata conoció su primera versión (147a) en 1714 durante su estancia en Weimar, destinada a algún domingo de Adviento. Ya en Leipzig en 1723 Bach la adaptó y amplió para la Festividad de la Visitación de la Virgen a Santa Isabel.

Y quiero traerla hasta estos muros en una versión especial, sencilla y rica a la vez, novedosa en su momento. Me refiero a la lectura de Joshua Rifkin y su grupo The Bach Ensemble, con instrumentos originales y tan sólo una voz por parte.

Se trata de una partitura gloriosa en especial por su doble Coral gemela, que usa una melodía de Johann Schop sobre un texto de Martin Jahn, y que cierra cada una de las dos partes en las que se divide:

Parte I

Coro:  elaborada introducción a modo de obertura, o sinfonía, realzado por la trompeta sin timbales, seguido de una celestial fuga vocal.

Recitativo de tenor

Aria Contralto: la calidez en el timbre del oboe d’amore

Recitativo de bajo

Aria Soprano “Bereite dir, Jesu”: violín obligato y walking bass para el momento de más brillante luz de toda la obra

Coral “Jesu, meiner Seelen Wonne”: una fantasía coral donde el declamado de las voces se sublima en la envolvente melodía de oboes y cuerdas


(vídeo Barbebleuei)

Parte II

Aria de Tenor: la desesperación humana en la urgencia del continuo.

Recitativo de alto

Aria de Bajo: la fanfarria de las trompetas nos entrega la energía de la alabanza.

Coral: la misma fantasía, embriagante, con un verso diferente del texto coral

Pero, pese a todos los intentos, es tal la Belleza subyugante de esta página, auténtico envoltorio cósmico,  que todas las palabras del mundo resultan insuficientes. Una Cantata  para escuchar…
Cantata completa:

(video Sebastian Bach)

domingo, 10 de marzo de 2013

El Color del Sonido, el excitante piano de Scriabin y 3: las Misas



El último Scriabin transita senderos de un misticismo altamente cromático, casi siempre carente de un centro tonal definido. Lo cual ayuda a conferir a su música un descarnado e intenso dramatismo, que unido a una vigorosa expansión dinámica en sus desarrollos, definen nítidamente su personal luz de visionario y poeta musical.

Dos de su últimas Sonatas para piano llevan el sobrenombre de Misas: una Blanca, a él debida; la otra, Negra, por él aceptada.

Sonata para piano n. 7 op. 64 Misa Blanca: escrita en 1911, fue, según el compositor, un exorcismo contra la oscuridad diabólica de la Sonata n. 6. Por tanto, en su muy dinámico desarrollo, repleto de violentos contrastes, un único movimiento, Allegro, trasluce una suerte de Misterio y Éxtasis, siempre adornado por una majestuosidad celestial. Por cuestiones casi supersticiosas grandes intérpretes de Scriabin como Horowitz o Sofronitsky jamás tocaron esta pieza, pero nos ha llegado en las manos de Vladimir Ashkenazy:

(video fisherroadstedpeanut)

Sonata para piano n. 9 op 68 Misa Negra: mucho más agresiva y oscura que la precedente, Scriabin va edificando una estructura cada vez más compleja a partir de un tema inicial que vuelve para cerrar la partitura, sobre un intervalo de cuarta aumentada: el intervalo de tres tonos enteros, el tritono, o Diabolus in Musica. Esta vez sí en la interpretación de Vladimir Sofronitsky:

(video truecrypt)

domingo, 3 de marzo de 2013

La Muerte… y la Poesía


-Edvard Munch


entre el rumor del plástico,
tabiques de intimidad,
suena sordo el grito sin eco
del bisel  en la vena...
surge el instante opaco, lúgubre,
el cielo adquiere un color indefinido,
cuando uno mismo, sin consciencia,
comienza a perder el suyo.

fuera, gélidas,
negocian la Vida y la Muerte
distantes al pájaro y al pánico.

inmóvil, en el interior,
el poeta se niega a desaparecer.

-Barbebleue 2013

Pocos temas existen tan intrínsecamente poéticos como el de la Muerte. Elevado a un nivel semejante al primordial, el Amor, con el cual llega a fundirse en arrebatador abrazo: la muerte por amor.

Y no hay superior ejercicio de dulce expresividad de bardo que el diálogo directo, cara a cara con ella misma, la que no tiene rostro, en una actuación de atrevimiento y pánico. ¡puro Arte, Poesía pura!

Bien lo sabía ese egregio representante del primer romanticismo musical, Franz Schubert, cuando dedicó dos de sus obras a esta desasosegante conversación. Primero firmó el lied “Der Tod und das Mädchen” D531 (La Muerte y la Doncella –la vida-) sobre un texto de Matthias Claudius, y luego, su homónimo y genial Cuarteto de Cuerda D810 en la fúnebre tonalidad de re menor, curiosamente editado cuando ya el compositor había recibido la visita de la guadaña.

El Cuarteto gravita en torno a su segundo movimiento, Andante con moto, cuyo tema coral de la Muerte sale directamente de la introducción pianística del lied y declama su subyugante texto

La Muerte:
Dame tu mano, hermosa y tierna criatura.
Soy una amiga, y no vengo a castigarte.
¡Anímate! No soy cruel,
Dormirás dulcemente en mis brazos.

A partir de él se generan cinco variaciones. En la primera el pizzicato del violonchelo sofoca los gritos de terror del primer violín. En la segunda es el chelo quien recoge el tema mortal entre la agitación del resto de cuerdas. La tercera es un avance obstinado y amenazador. En la cuarta llega el reposo meditativo y ornamentado hasta que las cuerdas bajas recuperan el tema. En la quinta reaparecen las sombras para evocarnos, atractivamente, el sueño eterno.

¡Atentos a la dulce muerte!


(video win081)