miércoles, 16 de julio de 2008

KORNGOLD (III): Die tote Stadt


DIE TOTE STADT op 12

Basada en la novela “Bruges la morte” de Georges Rodenbach, uno de los mejores frutos del movimiento simbolista. Siegfried Trebitsch, que había traducido la obra al alemán, fue el encargado de confeccionar el libreto, aunque debido al resultado insatisfactorio finalmente fueron padre e hijo Korngold quienes lo terminaron, si bien bajo el seudónimo de Paul Schott; el gran hallazgo fue convertir la acción en un sueño delirante.

El argumento de la obra, en palabras del propio Erich en 1921, es el siguiente: “La acción de desarrolla en Brujas, a finales del siglo XIX. La ensoñación se produce varias semanas después de los acontecimientos del acto primero.
Acto I: Paul llora la muerte de su joven esposa Marie. Esta ciudad muerta, en la que las campanas, las viejas casas, las aguas durmientes, las iglesias y los oscuros claustros recuerdan continuamente la muerte y lo transitorio de la existencia, se ha convertido para él en el símbolo de la muerte y el pasado. En una habitación de su casa ( un templo del recuerdo ) conserva todo aquello que le pueda recordar a su amada: viejos muebles, reliquias, fotos, un retrato que la representa con un laúd y sobre todo una espesa mecha de sus cabellos dorados, que cuidadosamente preservados, brillan en el interior de un cofre de vidrio, esos cabellos que él adoraba por su perfume y belleza. Paul recibe la visita de Frank, quien recién llegado a Brujas, encuentra a su amigo en un fuerte estado de crisis. Paul acaba de encontrar a una mujer cuyo parecido con su difunta es asombroso, lo que le ha sumido en un profundo estado de excitación y perplejidad; y no ha podido evitar el deseo de invitarla a su casa para verla recorrer la habitación de Marie y contemplar su retorno a la vida. Marietta, una bailarina, entra en escena. Canta acompañándose con un laúd una canción de un amor fiel que debe morir, de gran significado para Paul; y baila también para el viudo cuyos sentidos siente despertar. Se deja seducir e intenta abrazar a la joven, que escapando retira la tela que cubría el retrato de su mujer. ¿ No es ella Marietta la del retrato? El mismo chal, el mismo laúd. Pero debe partir para no llegar con retraso a los ensayos: interpreta a Helène en Robert le diable de Meyerbeer. Paul la deja partir, desgarrado entre su fidelidad a Marie y sus deseo reaparecido. En ese momento de tensión extrema tiene una visión: Marie desciende del retrato obediente a la imaginación de su marido, quien le manifiesta que le ha sido fiel y que sus cabellos guardan su casa. Lentamente el fantasma desaparece, y en lugar de Marie, ve de repente a Marietta bailando en un completo abandono.

Acto II: Continúa la visión. Paul se imagina de noche en un solitario muelle frente a la casa de Marietta. Observa y confía a los confesores de acero ( las campanas de Brujas ) el sufrimiento intenso de su alma llena de miedo y culpabilidad. En la búsqueda del alma de su esposa difunta, se ha convertido en el esclavo del cuerpo de una viva. Reencuentra a su empleada Brigitta, ahora una novicia en un grupo de monjas, su vieja y fiel sirvienta le ha abandonado por haber roto su juramento de fidelidad a su mujer. De repente una extraña silueta se aproxima al lugar: es Frank que ha sucumbido también a los encantos de la seductora, y con el que rompe su amistad. Riendo y cantando se aproximan en barco los miembros de la troupe de Marietta. Paul se esconde y vigila. Alguien le hace la corte a Marietta que aparece del brazo del bailarín Gaston. Todos están felices, beben y cantan “ A bas Bruges “. Marietta les sugiere repetir al aire libre la escena de Helène de la obra que vienen de representar. Victorin, el escenógrafo, silba el motivo de la resurrección de Robert le diable. Desde la vecina Catedral llega el sonido de un órgano, y en el claustro, las monjas se asoman a las ventanas como testigos fantasmas y silenciosos. Nubes de tormenta surcan el cielo y las campanas suenan interminablemente. Parece que esta ciudad piadosa y muerta se manifiesta en un deseo de protesta. Cuando Marietta se dirige hacia Gaston interpretando un baile lleno de seducción, Paul se precipìta hacia ella; no ha podido soportar que Marietta convierta en ridícula la secuencia de la resurrección, una noción santa a sus ojos. Marietta despide a sus amigos y se queda a solas con Paul; éste la cubre de reproches, le revela los sentimientos que había tenido guardados y le dice que en ella sólo había amado el recuerdo de su mujer. Profundamente herida, Marietta decide luchar contra su difunta rival. Despliega todos sus poderes de seducción y atrae de nuevo hacia ella a Paul, quien incapaz de contenerse, se rinde. Le expresa el deseo de entrar en su morada pero Marietta se niega, prefiere ir a su casa, a la casa de Marie. Allí desea pasar la noche con él y borrar para siempre al fantasma.

Acto III: A la mañana siguiente Paul encuentra a Marietta en la habitación de Marie, mirando con aire triunfal el retrato. Es el día de una gran procesión religiosa y ella quiere verla pasar desde la ventana de esa habitación. Desde el exterior asciendeN el canto de los niños y los primeros compases de la misteriosa marcha que la acompaña. Fascinado por esta ceremonia, Paul comienza a describir la procesión: vienen primero los niños con ropas blancas y brillantes, después los monjes que llevan estatuas y estandartes, seguidos de un grupo histórico, representado por ciudadanos vestidos de caballeros que parecieran salidos de un cuadro de Memling o Van Eyck. Y a continuación aparece el obispo presentando el relicario dorado, todos se arrodillan incluido Paul. Marietta lo observa con ironía. ¡Cuán piadoso es! En ese momento ella se siente henchida de un deseo demoníaco de profanar sus sentimientos y de ahogarlos bajo su erótico poder de seducción. Consigue que Paul la abrace allí mismo. Pero él la rechaza con un gesto de disgusto. Una vez más él se siente invadido por sentimientos contradictorios y observa la procesión que avanza hacia la habitación de forma amenazante. Marietta se burla de él y de sus supersticiones. Paul defiende solemnemente su fe en el amor y la fidelidad, lo que provoca todavía más a la joven, que lo acusa de hipocresía y debilidad. Paul le grita que se vaya pero ella se niega y se dirige hacia el retrato de Marie “ la lucha comienza: la vida contra la muerte” Descubre el cofre con el mechón de cabello de la muerta. Paul intenta arrancárselo de las manos, pero Marietta se lo enrosca al cuello y se pone a bailar riendo. Fuera de sí, Paul se avalanza sobre ella y la estrangula con el propio mechón. Ahora es exactamente igua a ella… Marie. La habitación se sumerge en la oscuridad: se ha terminado la visión. El día amanece lentamente y Paul se despierta. Ve la mecha de cabello, intacta, en el cofre. Brigitta le anuncia que la joven que le ha visitado ha vuelto; Marietta entra, ha olvidado su paraguas y sus rosas. ¿Un signo que indique quedarse? Paul permanece en silencio, ella sonríe, levanta los hombros y se va. En la puerta se encuentra con Frank que se inclina delante de ella ¿era éste el milagro? Efectivamente era el milagro, Paul no la volverá a ver jamás. Un sueño de una amarga realidad ha destruido su imaginación. ¿Hasta qué punto se puede añorar a los desaparecidos sin destruirse a uno mismo? Paul se irá de Brujas, la ciudad muerta. Aquí en la tierra no hay reunión posible con los que nos han dejado, no hay resurrección.”

Erich comenzó a trabajar en la obra en 1916, embaucado por su atmósfera melancólica y decadente, los profundos conflictos personales de sus protagonistas y la fuerza erótica de Marietta; creando con esos mimbres una partitura fantasmagórica, enfermiza y sedosa. El lenguaje musical se hace más extravagante que en Violanta, aunque sin acercarse tanto a los límites de la tonalidad. Dotada de un carácter ciertamente épico y de una heroicididad interior, utiliza una orquesta todavía más numerosa, con una sección de viento triplicada, abundante percusión y amplia panoplia de teclados: piano, celesta, armonium y órgano. Todo ello con el fin último de producir un efecto caleidoscópico en el sonido y una visión alucinatoria e impresionista de la atmósfera de la ciudad.
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Altamente exigente en vocalidad, tanto para el papel del tenor, continuamente en escena, como para la soprano, con su abundante escritura en la zona del pasaje, y su doble papel y desdoblamiento dramático. En el estreno fue interpretada por Maria Jeritza y Aagard Oestwig. Posteriormente Korngold encontraría su Paul ideal: Richard Tauber. Puccini quedó muy impresionado por esta ópera, de la que su dúo de amor de Turandot es deudor del duetto del acto segundo. Las cumbres expresivas de la obra son la canción del laúd de Marietta del acto primero, que se ha hecho muy popular; la de Pierrot en el segundo; y el preludio al acto tercero y despedida final a su moribunda vida a cargo de Paul, donde éste finalmente recoge el tema de Marietta y disuelve con él el encantamiento y la acción. Oigamóslos:


"Gluck, das mir verblieb" (Canción de Marietta)


"Da ihr befehlet, Königin" (Canción de Pierrot)



"Die tote - wo - lag sie nicht hier" (Escena final)

Carol Neblett - Marietta, Marie
René Kollo - Paul
Hermann Prey - Pierrot
Munich Radio Orchestra
Erich Leinsdorf
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Como colofón de la genial belleza de Korngold, veamos ahora la Canción de Marietta en interpretación de Angela Denoke y Torsten Kerl:



Addendum:

Discografía oficial:

Fritz Lehmann (1952) Walhall
Paul Karl Friedrich
Marietta Maud Cunitz
Frank Benno Kusche
Orquesta: Radio de Baviera - Coro: Radio de Baviera

Erich Leinsdorf (1975) RCA
Paul Rene Kollo
Marietta Carol Neblett
Frank Benjamin Luxon
Orquesta: Radio de Baviera - Coro: Radio de Baviera

Leif Segerstam (1996) Naxos
Paul Thomas Sunnegardh
Marietta Katarina Dalayman
Frank Anders Bergström
Orquesta: Ópera Real de Estocolmo - Coro: Ópera Real de Estocolmo

Jan Latham König (1999) Arthaus DVD
Paul Torsten Kerl
Marietta Angela Denoke
Frank Yuri Batukov
Orquesta: Filarmónica de Estrasburgo Coro: Ópera del Rhin

Donald Runnicles (2004) Orfeo
Paul Torsten Kerl
Marietta Angela Denoke
Frank Bo Skovhus
Orquesta: Wiener Philharmoniker - Coro: Wiener Staatsopernchor

Grabaciones de interés disponibles en la red:

Heinrich Hollreiser – Berlin 1984 Vídeo
Paul James King
Marietta Karan Armstrong
Frank William Murray
Deutsche Oper Berlin

Donald Runnicles – Viena (2006)
Paul Torsten Kerl
Marietta Emily Magee
Frank Bo Skovhus
Vienna Staatsoper

Sebastian Weigle – Liceu Barcelona (2006)
Paul Torsten Kerl
Marietta Susan Anthony
Frank Bo Skovhus
Orquesta y Coro del Gran Teatre del Liceu

6 comentarios:

Titus dijo...

Voy preparando el reclinatorio, así cuando llegue Ximo ya se lo encontrará puesto.

¿Por qué se retrasa tanto la edición en DVD de esta obra en su versión liceista de hace unos años, con la puesta en escena de Willy Decker? ¿O ya está a la venta y yo no me he enterado? Porque creo recordar que en su día se comentó que se grabó y que se iba a comercializar.

Joaquim dijo...

De rodillas vengo desde la lontananza.
Titus es un misterio. Han editado cosas sin demasiado interés (Turandot) y en cambio esta joya no. Quizás no resulte comercial, pero estamos ante una de las obras imprescindibles del siglo XX y de todo el teatro musical, me atrevería a decir.
El motivo por el cual las óperas de Korngold se representan tan poco o nada, es un misterio o la demostración palpable de la cortedad intelectual de los directores artísticos y de los agentes.
! Vaya ópera ¡
Lástima que en la versión de la RCA, Kollo esté al borde de lo insoportable.
Barbe, si te interesa la versión audio de Salzburg....

pfp dijo...

¿y si montamos un club de fans de Korngold, o ya lo hay?

Barbebleue dijo...

Yo me apunto de fan número uno. Desde que la descubrí, es para mí una "ópera de cabecera", sin duda una de las más grandes diría que de toda la historia operística.

Ximo, si me interesa. Esa aún no la conozco y tiene buena prensa. Es la misma pareja protagonista que en la versión de Estrasburgo, la cual no acaba de convencerme ni por el montaje ni por la dirección musical. Estando de acuerdo con lo que dices de Kollo, la versión de Leinsdorf la encuentro magnífica, tanto por la Neblett como por el propio director (quizás uno de sus mejores trabajos)

He añadido una adenda con la discografía.

Anónimo dijo...

!Me ha maravillado! Todo, la música es preciosa, el argumento lo llevamos todos dentro de alguna manera, las voces... Me estoy aficionando (que palabra más inadecuada), mejor os diré: me ha hecho feliz, me ha tocado unos insantes la felicidad... pero qué efímera es... Volveré. Gracias muchas, muchas.

Barbebleue dijo...

Vuelve pronto, Josefina... así seré yo también feliz.