domingo, 6 de noviembre de 2016

Nivel de Excelencia


El concierto comenzó con sobresalto. Por la megafonía anunciaron que el director musical invitado se encontraba indispuesto y no podría dirigir esa noche. Sería el concertino de la orquesta, el excelente violinista Massimo Spadano quien se haría cargo de la batuta. Me hubiese gustado ver y escuchar al afamado Trevor Pinnock conduciendo un repertorio romántico. Pero no estaba allí por el director inglés, sino por los pianistas y el compositor.

El programa era tan atractivo como inusual. Los dos conciertos para piano y orquesta de Frédéric Chopin, más la obertura de Las Criaturas de Prometeo op. 43 de Beethoven. No es nada común programar dos conciertos para un mismo instrumento, y mucho menos con dos solistas diferentes.

Tras la breve obertura beethoveniana, donde la Orquesta Sinfónica de Galicia dejó muestras de su categoría como orquesta de primer nivel europeo, y el director obligado, capacidad suficiente, entramos en materia pianística.

El joven pianista francés Julien Brocal se sentó al piano para interpretar el Concierto nº1 en mi menor op.11. Brocal es artista en residencia en el Centro de Artes de Belgais, y miembro del Proyecto Partitura. Nos propuso una lectura clara, moderada, de gran rigor técnico, aunque tal vez demasiado contenida. Fue en el vuelo del Rondo. Vivace final, donde pianista y público se encontraron con mayor deleite. Ovación, bis y sabor dulce durante el breve intermedio.

A continuación ocupó la banqueta del piano una figura menuda, de cara afable y conocida. Maria Joao Pires se encargó del Concierto nº2 en fa menor op.21 En el Arte uno intenta no comparar jamás, pero fue inevitable. La delicadeza del fraseo, el sublime dominio de las dinámicas, un rubato contenido, la adecuación estilística, la sensibilidad más absoluta, … la Música en el estado más puro se elevó por un auditorio mudo y absorto. La Pires es de otro nivel, el de la excelencia. Su proyecto social lo corrobora.

He de reconocer que si en el Larghetto no brotaron las lágrimas fue porque retiré las gafas y apreté los ojos. Salí del concierto más convencido que nunca de que la Música es eso, emoción, sentimiento, y ninguna otra cosa.

(vídeo randgeschehen)


2 comentarios:

Unknown dijo...

Toda la magia que anuncias en tu introducción. Pires es incomparable y yo, que terminé mi resrva de lágrimas, me limito a cerrar los ojos porque su sonido lo contiene todo. ¿Para qué quiero más?

Bico,

Barbebleue dijo...

Así es, Glòria, su sonido también incluye una polifonía de lágrimas.
Petó.