El
concierto comenzó con sobresalto. Por la megafonía anunciaron que
el director musical invitado se encontraba indispuesto y no podría
dirigir esa noche. Sería el concertino de la orquesta, el excelente
violinista Massimo Spadano quien se haría cargo de la batuta. Me
hubiese gustado ver y escuchar al afamado Trevor Pinnock conduciendo
un repertorio romántico. Pero no estaba allí por el director
inglés, sino por los pianistas y el compositor.
El
programa era tan atractivo como inusual. Los dos conciertos para
piano y orquesta de Frédéric Chopin, más la obertura de Las Criaturas de Prometeo op. 43 de Beethoven. No es nada común
programar dos conciertos para un mismo instrumento, y mucho menos con
dos solistas diferentes.
Tras
la breve obertura beethoveniana, donde la Orquesta Sinfónica de Galicia dejó muestras de su
categoría como orquesta de primer nivel europeo, y el director
obligado, capacidad suficiente, entramos en materia pianística.
El
joven pianista francés Julien Brocal se sentó al piano para
interpretar el Concierto nº1 en mi menor op.11. Brocal es artista en
residencia en el Centro de Artes de Belgais, y miembro del Proyecto
Partitura. Nos propuso una lectura clara, moderada, de gran rigor técnico,
aunque tal vez demasiado contenida. Fue en el vuelo del Rondo. Vivace
final, donde pianista y público se encontraron con mayor deleite.
Ovación, bis y sabor dulce durante el breve intermedio.
A
continuación ocupó la banqueta del piano una figura menuda, de cara
afable y conocida. Maria Joao Pires se encargó del Concierto nº2
en fa menor op.21 En
el Arte uno intenta no comparar jamás, pero fue inevitable. La
delicadeza del fraseo, el sublime dominio de las dinámicas, un rubato contenido, la adecuación estilística, la sensibilidad más
absoluta, … la Música en el estado más puro se elevó por un
auditorio mudo y absorto. La Pires es de otro nivel, el de la
excelencia. Su proyecto social lo corrobora.
He
de reconocer que si en el Larghetto no brotaron las lágrimas fue
porque retiré las gafas y apreté los ojos. Salí del concierto más
convencido que nunca de que la Música es eso, emoción, sentimiento,
y ninguna otra cosa.
(vídeo
randgeschehen)
2 comentarios:
Toda la magia que anuncias en tu introducción. Pires es incomparable y yo, que terminé mi resrva de lágrimas, me limito a cerrar los ojos porque su sonido lo contiene todo. ¿Para qué quiero más?
Bico,
Así es, Glòria, su sonido también incluye una polifonía de lágrimas.
Petó.
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