miércoles, 1 de octubre de 2008

Schubert: 2 Tríos con piano

Los dos Tríos para violín, violonchelo y piano fueron compuestos en 1827. Ambos son dos obras de madurez que figuran entre las cumbres del género, dotados de los mejores sabores de la inspiración schubertiana: melodismo, fluidez, ligereza, intensidad, luminosidad,…

Trío nº1 en si bemol mayor op.99 D.898
De él dijo el genial Schumann “Basta un vistazo al op.99 de Schubert para que toda la miseria de la existencia se desvanezca como por encanto, y el mundo aparezca de nuevo henchido de su radiante frescura…” Escuchemos el segundo movimiento Andante un poco mosso, con su tema principal íntimo y soñador entrando sucesivamente en el violonchelo, pasando al violín y acabando en la opulencia del piano.
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Yehudi Menuhin, Maurice Gendron y Hepzibah Menuhin

Trío nº2 en mi bemol mayor op.100 D.929
Obra todavía más acabada y redonda en su conjunto que el anterior, conoció una ejecución pública en vida del autor, quien dejó escrito que “gustó a todo el mundo” Escuchemos también el segundo movimiento Andante con moto. Comienza con un lento ritmo de marcha casi monótono, machacón, que introduce un tema triste, desolador, trágico, de una hondura que contiene todo el romanticismo en su sima.

Trio Beaux Arts

Este tema fue utilizado por Stanley Kubrick en su increíble película Barry Lindon, cuya escena no puedo evitar reproducir:

4 comentarios:

pfp dijo...

la peli fué genial, los dos trios preciosos, el nº 1 para morirse de bonito, pero yo no me puedo distraer, estoy en el K2, subiendo.

Titus dijo...

Barry Lyndon es una de mis películas, sin duda. Kubrick hizo una elección musical excelente, como era habitual en él, y además rodó muchas de sus escenas de forma que durasen exactamente lo mismo que la música que las acompañaba y que los movimientos de los actores fuesen siempre en consonancia con el pentagrama. Si a eso le unimos la fotografía, las escenas rodadas con luz natural, usando una lente diseñada especialmente para ello, la genial dirección y la historia maravillosa de Thackeray, lo que nos queda es una obra de arte total, algo que no sólo Wagner aspiraba alcanzar.

Anónimo dijo...

"Si el mundo superara sus miserias, si recobrara su frescura..." Esta noche, oyendo la maravillosa música de Shubert, he creído que algún día será posible. No he visto la película lamentablemente, pero no quisiera perder el sonido que vive en mi interior y dormir con la bellísima melodía de fondo...

Barbebleue dijo...

Kubrick fue un exquisito en todo lo relacionado con su arte de cineasta, pero musicalmente fue aún más allá.
Se cuenta que escogía las bandas sonoras de sus películas con gran meticulosidad y exigencia, y como dice Titus adaptando escenas al sonido. Todas fueron hermosas pero algunas marcaron una época y un camino. ¿Quién no asocia el Danubio Azul con el baile ingrávido de las estaciones espaciales? O el genial uso de los inquietantes pentagramas del gran Ligeti en varias de sus obras (El Resplandor, 2001, Eyes Wide Shut)