DVD: Dawn Upshaw, soprano (Comtesse Clémence) , Monica Groop, mezzo (Pèlerin), Gerald Finley, barítono (Prince Jaufré Rudel), Orquesta, Coro y electrónica de la Ópera Nacional de Finlandia. Esa-Pekka Salonen.
MÚSICA (KAIJA SAARIAHO): partitura que prima esencialmente el elemento vertical de la música, el timbre, el color, las texturas, sobre el horizontal; el ritmo ha muerto y la melodía que aparece en una forma medieval, etérea, casi cerrada (canción del trovador) que, Dios me confunda, me recuerda a Monteverdi. La música es estática, no avanza, sólo las disonancias en pícolos, oboes (Debussy revisited) y metales provocan tensiones, añaden sal en el plato para potenciar el sabor.
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El resultado es una sensación de ensoñación, hipnótica, onírica, repetitiva, atmosférica, también enormemente fría (gran predominio de timbres agudos), unido a un poso de opulencia y exotismo oriental, puro color. Sin duda, la electrónica contribuye a ello.
En la escena final de la Condesa, parece como que el tiempo se hubiese detenido, todo queda en suspenso, congelado: DIVINIZADO.
El Coro está usado como un instrumento, nunca aparece en escena. Cada amante “posee” el suyo propio, masculino para él, femenino para ella, que contribuyen a crear un fondo, una compañía, un entorno oportuno.
De todos los intérpretes, destacaría a Dawn Upshaw, Condesa apasionada, inflamada, entregada, ígnea: inmensa en su gran escena final. Y ¡cómo no! la lectura íntimamente idiomática de la batuta de Salonen.
LIBRETO (AMIN MAALOUF): intimista, cuenta la historia de un amor irresistible y mortal (Tristán) que acaba siendo sublimado en uno divino. No existe prácticamente una acción dramática, la historia apenas avanza. Sólo tres personajes, Ella, Él y el Peregrino, único nexo y a la postre celestina y “tejedor de la mortaja”.
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Ambos amantes viven aislados en su mundo y desdichados, en espera de “algo superior”: “he aprendido a hablar de la felicidad, pero no he aprendido a ser feliz” recita el hombre nada más comenzar la obra. En su gran escena final, la mujer, muerto ya su amante, y tras recriminarle a Dios su crueldad, acaba reconociéndole como su verdadero “amour de loin”, entrando en un éxtasis.
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ESCENOGRAFIA (PETER SELLARS): apropiadísima visión de ese mundo hipnótico y claustrofóbico: sobre un palmo de agua que tapiza el escenario (en el que acabarán empapándose los dos protagonistas ¡ay, esa laringitis!) se elevan dos torres separadas, aisladas, interiores, cerradas sobre sí mismas (escaleras de caracol), con colores (otra vez) propios para cada personaje, rojo pasión y amor para Ella,
.y azul/verde frío y solitario para Él, rodeadas de unas columnas en los mismos tonos con desplazamiento vertical (de nuevo) a modo de barrotes de una cárcel. Sólo cuando pronuncia el nombre de la amada, Clemencia, adquiere el Príncipe su tono rojo cálido.
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El mar, como elemento unificador y separador de ambos mundos, sobre el que habita el Peregrino y su barca, en estricto blanco y negro: no hay color, es el árbitro, el moderador, el punto de encuentro.
Resumiendo: gélidos restos de escarcha sobre hojas secas, tintineado al vaivén del viento invernal. Pero como todo hielo, su frío te abrasa.
Adoro a Kaija... (veamos dos pequeños fragmentos que he subido a youtube)
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10 comentarios:
A veces me parece una pena que no podamos ver por aquí más ópera del siglo XXI... Todavía estamos recuperando ópera del XX... Lo que nos estamos perdiendo...
Hay mucho Debussy en esa ópera, y sí también Monteverdi, y si me apuras hasta un rato de Takemitsu...
Tiene su interés, pero me gustaría comprobar si se mantiene durante toda la partitura. Me parece que puede llegar a ser excesivamente lineal y monótona. En cualquier caso, digan de conocerse.
A Mei recordarle que este año nos toca La Cabeza del Bautista (Enric Palomar), tan del XXI, que cuando se anunció su estreno, aún no estaba terminada. Veremos
Yo creo que todos los teatros, al menos los subvencionados, deberían tener un compromiso con las obras contemporáneas. Nos gustarán o no, pero cerrarse a la innovación y limitarse a escuchar una y otra vez aquello que se da en llamar "gran repertorio" es una muestra de estrechez de miras y un suicidio cultural. Las obras más modernas programadas este año en el conservador Palau de les Arts, por ejemplo, son Turandot y Parsifal. Y en tres años sólo hemos tenido una obrita de Philip Glass como único representante de música actual.
Ah, por cierto, me han gustado mucho los vídeos.
¡que razón tienes Titus¡ sería genial ver más, más y más obras contemporaneas.
Después de tú brillante descripción Bbb dan ganas de irse de cabeza a ver este Amour de loin.
La escenografía de Peter Sellars parece muy interesante y apropiada para estos amores verticales ¿paralelas que nunca se tocan?
A la Saariaho no la conozco a partir de ahora si, gracias Bbb.¡eres una joya¡
El Sr Sellars se que es muy criticado y muy controvertido en el mundo de la ópera tradicional, vi hace ya tiempo "Las Bodas de Figaro" en el Liceu de Bcn. la escena se desarrollaba en un apartamento de lujo de las Trump Tower de NY y se montó escandalera por tan poca cosa, bueno, algo más había ¿no Ximo?. Pero me cae bien, se que ahora además, ejerce como profesor en la UVdad. de UCLA donde enseña "Art as Social Action and Art as Moral Action". Por fuerza tiene que ser un tío interesante. ¿Para cuando dices en algún Teatro del Estado, Gobierno de España?
El problema con el arte contemporáneo (y no lo digo ahora por el ejemplo que nos pones, Barbe) es que hay muuucha porquería. El repertorio que se mantiene ha pasado el filtro de los años y es lo mejorcito que se hizo en cada momento. Si los compositores vivos fueran todos Britten sería un placer que los programaran. Pero resulta que son Sánchez Verdú y compañía. No tienen ni la décima parte de talento. Y si no, a ver esa cabeza del bautista. Me da que no la salva ni Zapata, jajaja
Me ha parecido muy extraño todo pero muy atrayente y debido a tus magníficas reflexiones Bbb, he podio entender la música, le he encontrado un sentido nuevo y me ha hecho pensar mucho "saber hablar de la felicidad pero no saber ser feliz"... Es el meollo de la cuestión. La escenografía la cambiaría al final por una unión mágica entre las dos escaleras y entonces adquiriría un color dorado pero, claro, entonces no sería lo que es: "L´amour de loin".
Mi musa, la zorra de mi musa, lo ha vuelto a conseguir. Me intuyó tirada en el suelo con las pupilas perdidas en un horizonte con farolas y varias tonalidades de gris. Se acercó un poco más y, reafirmada por la confianza de su acierto, susurro mi nombre. -Vete-, le dije -Ahora no tengo ganas-. Pero es caprichosa y firme. Volvío a llamarme con su voz melosa. - Vuelve por la mañana, por favor.- imploré quejumbrosa. - Sabes que no estás en posición de pedirme eso- No, ya lo sabía. Tendida encima mía me envenenaba despacio con su aliento de mango. -Levántate- Lo dijo con seguridad autoritaria. La odié, la aborrecí por perturbarme, pero me concedió su mano para ponerme en pie. Y así, maléfica y divertida, me llevó hasta el ordenador. Ya estaba. Como una sonámbula ansiosa creé un blog y pasé varias horas escribiendo abruptas reflexiones.
Pero no debes preocuparte, te las haré tragar en pequeñas dosis.
Fantástico capítulo este en el Castillo de Barbebleue, felicidades.
Una pregunta: ¿Fecha del registro?
Tengo, en cedé, otra grabación de L'amour de Loin, con el mismo reparto, pero bajo la batuta de Kent Nagano y sospecho que de nivel inferior.
Julio Mur
Hola Julio, muy bienvenido.
Efectivamente el estreno fue en 2002 en Salzburgo bajo la batuta de Nagano. La versión de Salonen en DVD fue editada en 2005. Si precisas paladearla, sabes donde me tienes...
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