domingo, 4 de septiembre de 2016

Korngold, el postromántico


La obra musical del considerado como niño prodigio del Imperio Austro-Húngaro finisecular, Erich Wolfgang Korngold (1897-1957) sufrió un punto de inflexión, no sin retorno, con el advenimiento de la hegemonía nacionalsocialista a finales de los años treinta.

Tras asombrar a maestros consagrados como Mahler o Zemlinsky, y conquistar a las audiencias más exigentes con partituras de una belleza lunar, especialmente su cada vez más revalorizada ópera “Die Tote Stadt” (La Ciudad Muerta), a mediados de los años treinta comenzó, a distancia, una relación con la música cinematográfica en la incipiente industria de Hollywood. En 1938 decidió exiliarse en California visto el cariz de los acontecimientos en su tierra natal, teniendo en cuenta que pertenecía a un familia judía.

El éxito le sonrió en la meca del cine, siendo reconocido y premiado con algún que otro Oscar a sus producciones musicales. Pero terminada la Segunda Gran Guerra decidió volver a su tierra y retomar el repertorio clásico que había abandonado a su pesar.

La primera obra de esta nueva etapa fue su Concierto para Violín y Orquesta en Re mayor opus 35, escrito durante 1945, dedicado a Alma Mahler, y estrenado en St. Louis (EEUU) en 1947 con inmenso éxito, interpretado por Jascha Heifetz como solista y Vladimir Golschmann a la batuta. Sin embargo, su lenguaje descaradamente postromántico, de inmenso lirismo y opulento refinamiento, cosechó el fracaso y el repudio de las nuevas tendencias intolerantes que dominaban Europa en esos momentos. Decepcionado y con regusto amargo, hubo de volver a sus trabajos en Hollywood donde fallecería en 1957.

El Concierto para Violín recogió, en sus tres movimientos, temas de algunas de sus colaboraciones cinematográficas, adaptándolos con maestría para mayor virtuosismo y expresividad del solista. El segundo movimiento, una Romanza en Andante, desgrana toda la filigrana lírica de su pluma refinada. Su forma tripartita hace uso del tema del film “Antony Adverse” como idea principal, introducido en el clarinete, pero para su parte central Korngold escribió un tema nuevo de una fragilidad misteriosa que parece sacado literalmente de esos pasajes oníricos, con esa belleza lunar que comentábamos más arriba, de su Ciudad Muerta.

Escuchemos este segundo movimiento, Romance. Andante, en la magnífica interpretación de la fascinante Hilary Hahn con la Deutsche Symphonie Orchestra bajo la dirección de Kent Nagano. Una maravilla por encima de modas, post o pre...

(vídeo chiwei0710)

6 comentarios:

Unknown dijo...

Korngold fue un hallazgo para mi cuando escuche, por primera vez, La ciudad muerta. Como bien sabes, además del bello concierto que nos traes, tiene lieder de profunda belleza, de hondura sublime.
Bico.

Mara dijo...

!Hola, Barbebleue! Te la robaré. Volveré y me la llevaré a mi casita virtual. Va a ser inevitable.
¡Gracias!
¡Buena semana!

Barbebleue dijo...

Korngold es absolutamente genial en todas sus manifestaciones musicales; tuvo la desgracia de vivir a contracorriente de todo, lo que explica, pero no justifica, el desconocimiento que todavía le cubre.
Un beso, Glòria.

Barbebleue dijo...

¡Ay, Mara! está en tu naturaleza la rapiña... y yo te lo agradezco.
Muy buena.

pfp dijo...

hipnótico...

Barbebleue dijo...

... como el sueño con mayúsculas.