Si
todavía hoy, entrado ya el siglo XXI, una mujer, por el hecho de serlo, tiene
más dificultades para desarrollar una profesión, cualquiera que ésta sea,
imaginemos, si es posible, el sinfín de escollos que encontraría a comienzos del XIX, más aún en
el selectivo universo del Arte, concretamente en el androcéntrico mundo musical.
Fanny
Mendelssohn vino al mundo en 1805,
cuatro años antes que su famoso hermano Felix, al que unió un amor más allá de
toda norma y razón. Dotada de unas cualidades musicales muy destacadas, no tuvo
para desarrollarlas plenamente, ni el apoyo ni la comprensión de su padre Abraham
ni siquiera el de su hermano, quien tampoco veía bien que publicase obras bajo
su nombre; aunque él mismo no tenía empacho en hacerlo bajo el suyo, teniendo
al menos la elegancia de reconocerlo una vez la obra ganaba el favor del
público.
Fanny
no gozó de esa comprensión ni ese apoyo que sí tuvieron Nannerl Mozart, la
hermana de Wolfgang Amadeus, o su coetánea Clara Wieck, la esposa de Robert
Schumann. Al menos obtuvo la complacencia, y autorización, de su marido, el
pintor Wilhelm Hensel, para proseguir una carrera musical menor, con algunos
conciertos públicos y la edición de obras bajo su nombre, que hoy llegan a una
docena.
El
Trío con Piano en Re mayor opus 11, publicado en 1850, tres años
después de su fallecimiento, es una muestra del talento y formación de una
artista madura.
Su
primer y amplio movimiento, Allegro molto vivace, revela una coherente
estructura interna donde el piano revolotea, animoso, al lado de un violín
ávido, y de un violonchelo sutil. Una obra estilísticamente muy de su tiempo,
un primer Romanticismo ingenuo y febril, donde flotan abundantes y poderosos
aromas de su muy valorado Schubert:
(vídeo
ElisabethKropfitsch)
El
Andante espressivo, mucho más
linfático, sosiega el aire con su pausada melodía manchada con un goterón de
tristeza:
2 comentarios:
cuantas mujeres, cuántas se han quedado al borde del camino!? de año en año las recordamos... es poco, menos es nada...
precioso trío
sí, pilar! y cuántas no recordaremos jamás...
bicos
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