El gran
salto cualitativo que proporcionan los genios es que son capaces de superar y
destrozar las normas establecidas y, sin perder su impronta originaria,
trascender más allá del academicismo uniformador. Una cualidad que evoluciona al
Arte y glorifica al autor, convirtiéndolo en elemento germinal de una nueva y
sana descendencia, estableciendo sus propias reglas, listas también para su
destrucción. La idea como motor, la voluntad como fuerza.
Un
nombre señero en la creación y evolución musicales es Franz Joseph Haydn (1732-1809) en muchas y variadas formas y
estilos. Una de las más reconocidas es el Cuarteto de Cuerda, por eso hoy
quiero ofrecerles en disfrute uno de sus movimientos más libre y hermoso: Adagio-Fantasia
del Cuarteto
en mi bemol mayor op. 76 n. 6
Un
movimiento en el cual la libertad absoluta llega al clasicismo vienés de la
mano de la disciplina. Este segundo movimiento del Cuarteto esconde la
tonalidad entre sus vertiginosos saltos de escalas y su miríada de
modulaciones, a cada cual más libre e impactante.
Su
único tema, de sabor melancólico y clasicista, fluctúa entre esta indefinición
tonal, volviendo una y otra vez, en distintos atriles, casi a modo de rondó;
siempre inaprensible, irreal, sutil, volátil, etéreo, intangible, … fantasioso,
especialmente cuando en la segunda parte la escritura se hace más y más
compacta.
“Una
declaración de guerra a la noción de tonalidad principal” (Hans Keller). Los
atonalistas del XX demostrarán el atavismo.
Una
sublime delicia, fruto de la libertad del genio:
(vídeo Barbebleuei)
Aeolian String Quartet
4 comentarios:
pues viva la Libertad!!! Y si es con Haydn mejor todavía
par de besos,
la Libertad, casi con cualquiera...
bicos
¡Viva!
Buen fin de semana a ambos.
No nos cansaremos de darle Vivas!
Felices días de invierno, Mara
Publicar un comentario