domingo, 17 de enero de 2016

Arte Líquido: mi Bowie


Me he pasado décadas enteras revisando la discografía casi completa de David Robert Jones, alias David Bowie (1947-2016), para intentar descifrar sus cualidades y calidades musicales, y en ellas encontrar la causa de su enorme éxito, de público y crítica, especialmente durante los años setenta y ochenta. Ahora, con motivo de su inesperado fallecimiento, lo he vuelto a hacer. De nuevo en vano.

Desde su legendario “The Rise and Fall of Zyggy Stardust and the Spiders from Mars” (1972) -posiblemente su mejor álbum, aunque para nada redondo- hasta sus coqueteos con la electrónica, el afro-funk, la dance-music, el rock duro (con Tin Machine), e incluso el jazz, siempre he sentido la misma sensación de superficialidad, de elegante superficialidad -no voy a negar la elegancia de su físico o de su armario-

En mi opinión Bowie fue un limitado compositor, y mediocre vocalista, básicamente de pop, extraordinariamente bien adornado, unas veces con celofán y baratijas de pedrería, en otras, con armiño, sedas y piedras preciosas. Para ello contó con luminarias del mundo musical como Brian Eno, Robert Fripp o el productor Tony Visconti, por nombrar solo algunos.

Su reconocida capacidad de adaptación, que le valió el sobrenombre de camaleón, le sirvió para cabalgar modas, unas veces como catalizador y otras subiendo a la montura en pleno galope. De sus comienzos como rockero de melodía pop, envuelto en las gasas del Glam-Rock -algo así como la movida madrileña, con más glamour pero la misma insuficiencia musical- pasó a la famosa trilogía berlinesa ("Low", "Heroes", "Lodger") en plena fiebre alemana de música atmosférica, con álbumes que más que eclécticos parecían despachados por diversos autores. Tras variados devaneos, terminó en un estilo inclasificable, puesto en valor por su propio nombre, para ir diluyendo su carrera en medio de una nebulosa, más allá de Marte, que tuvo la culminación en su reciente lanzamiento coincidiendo con su desaparición física: el álbum "Blackstar" (2016)

Pero donde destacó Bowie fue en la imagen, física y mediática. Artista plástico, de fondo y de postureo. Genio de la autopromoción. La envoltura atractiva, novedosa, siempre obligadamente moderna, que supo dar a un arte menor, fue sin duda el motivo de su éxito y de su nombre. Lideró cambios generacionales sobre el escenario; también nuevas tendencias expresivas sin quedarse nunca atrapado en ellas, pues muchas de ellas eran efímeras, para finalmente llevarle desde el mítico Olimpo hasta las recientes preguntas en las redes sociales: Who is David Bowie?

Maestro de un Arte líquido, parodiando al sociólogo Zygmunt Bauman y su concepto de la sociedad moderna; de lo efímero, de lo insustancial, de lo informal. Músico sobrevalorado.

Posiblemente su mejor canción: “Starman”

(vídeo Clara0815007)



6 comentarios:

Mara dijo...

Vaya, que no. ¿No?
¡Buena semana, Barbe!

Unknown dijo...

Yo no he revisado nunca la discografia de Bowie porque lo poco que le he oído cantar nunca me ha seducido. Diría lo mismo que tu sin estar documentada como tu y, por supuesto, no sabria decirlo tan bien dicho.
Pienso también que su gran éxito fue su forma tan peculiar de disfrazarse entre dandy y queer. Realmente su cara en las portades de revistas llamaba la atención.
No empatizo con el duelo por su muerte. La gente necessita mitificar y, al parecer, Bowie era muy mitificable. Pero no era un buen músico ni sabia cantar.
Un beso, Barbe.

Barbebleue dijo...

Bueno, Mara, es tan solo mi opinión, personal y sincera.
¡Feliz mes!

Barbebleue dijo...

La mitificación no siempre es negativa, y discrepo en que no sepas decirlo tan bien o mejor; por lo demás, Glòria, estamos en la misma longitud de onda!
Un bico.

pfp dijo...

yo nunca tuve ningún Bowie, su estética me chirríaba y su voz pasó inadvertida para mis oídos... sencillamente anodino...

sorry Bowie

Barbebleue dijo...

tal vez nos sobrepasó la modernidad...

un beso, pfp