Otro rutilante nombre desfiló por el Xacobeo Classics, pero esta vez no venía solo: traía una Orquesta de Ensueño.
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El maestro Zubin Mehta pasó por el Auditorio de Galicia con prisas y cierta sosería. Media sonrisa para los aplausos de recibimiento, cortados de raíz; saludos contenidos hacia los premios del respetable. De bises, nada se supo. Su labor a la batuta podríamos calificarla de profesional y enfática con Beethoven (Obertura Leonora III), dúctil y protectora con Schumann (Concierto para piano en la menor), y brillante, transparente, energética, lujuriosa y atractiva con R Strauss (piezas de Salome): Irresistible, vaya. Sin concesiones ni genialidades, domina su oficio y lo hace atractivo para el público, conduciendo a una orquesta que toca casi sola…
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La Orquesta de la Comunitat Valenciana venía precedida por su fama, y a fe mía que superó la expectación. Una máquina de sonido perfectamente engrasada, tocaba fácil, certera, homogénea, dejando una sonoridad untuosa, exuberante, cálida y seductora; la música corría entre las distintas secciones con exquisita fluidez. No había bajones ni desmayos, ni entre sus atriles ni en el discurso musical.
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Javier Perianes al piano, no pudo con el Concierto de Schumann; sensible en el concepto y recogido en la técnica, no supo dotar de la emoción precisa tan exquisita e inestable obra del gran repertorio. Falto de fuerza anímica, confuso en las cadenzas, lineal en los arrebatos, no acertó a despegar… pese a tener un acompañamiento exquisito por parte de un Mehta, maestro y ayudante, que le entregó unas nubes orquestales donde acomodarse: nimbos de cuerda, cúmulos de metal, estratos de madera… No fue suficiente.
. La segunda parte, Danza de los siete velos y escena final de Salome, fue el momento álgido del concierto. En la Danza hubo arrebato, pasión, ansiedad, opulencia, en la tórrida versión de una Orquesta encendida... con tungsteno. Para la escena final se sumó la soprano Camilla Nylund (supongo que preparando el estreno valenciano de la ópera de Strauss) Pese a enfrentarse a toda la potente orquesta rstraussiana sobre el escenario, la noruega salió indemne y triunfadora por belleza metálica, poderosa proyección y dramatismo delineado. Aunque muy escasa en la parte grave de la tesitura, acertó con la intensidad del personaje, sufriente y lacerante, imponiéndose a una centuria desatada.
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El maestro Zubin Mehta pasó por el Auditorio de Galicia con prisas y cierta sosería. Media sonrisa para los aplausos de recibimiento, cortados de raíz; saludos contenidos hacia los premios del respetable. De bises, nada se supo. Su labor a la batuta podríamos calificarla de profesional y enfática con Beethoven (Obertura Leonora III), dúctil y protectora con Schumann (Concierto para piano en la menor), y brillante, transparente, energética, lujuriosa y atractiva con R Strauss (piezas de Salome): Irresistible, vaya. Sin concesiones ni genialidades, domina su oficio y lo hace atractivo para el público, conduciendo a una orquesta que toca casi sola…
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La Orquesta de la Comunitat Valenciana venía precedida por su fama, y a fe mía que superó la expectación. Una máquina de sonido perfectamente engrasada, tocaba fácil, certera, homogénea, dejando una sonoridad untuosa, exuberante, cálida y seductora; la música corría entre las distintas secciones con exquisita fluidez. No había bajones ni desmayos, ni entre sus atriles ni en el discurso musical.
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Javier Perianes al piano, no pudo con el Concierto de Schumann; sensible en el concepto y recogido en la técnica, no supo dotar de la emoción precisa tan exquisita e inestable obra del gran repertorio. Falto de fuerza anímica, confuso en las cadenzas, lineal en los arrebatos, no acertó a despegar… pese a tener un acompañamiento exquisito por parte de un Mehta, maestro y ayudante, que le entregó unas nubes orquestales donde acomodarse: nimbos de cuerda, cúmulos de metal, estratos de madera… No fue suficiente.
. La segunda parte, Danza de los siete velos y escena final de Salome, fue el momento álgido del concierto. En la Danza hubo arrebato, pasión, ansiedad, opulencia, en la tórrida versión de una Orquesta encendida... con tungsteno. Para la escena final se sumó la soprano Camilla Nylund (supongo que preparando el estreno valenciano de la ópera de Strauss) Pese a enfrentarse a toda la potente orquesta rstraussiana sobre el escenario, la noruega salió indemne y triunfadora por belleza metálica, poderosa proyección y dramatismo delineado. Aunque muy escasa en la parte grave de la tesitura, acertó con la intensidad del personaje, sufriente y lacerante, imponiéndose a una centuria desatada.
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Para hacer justicia a Robert Schumann en su aniversario, os dejo el primer movimiento de su Concierto (allegro affetuoso) en una de mis lecturas preferidas: la de Dinu Lipatti
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(post dedicado a assai y a "su" orquesta)
8 comentarios:
Precioso post Barbe. Te envidio sanamente tanto por lo que has visto y escuchado como por lo estupendamente que lo cuentas.
Plaisir.
Me alegro de que disfrutases con Mehta y la orquesta titular del Palau de les Arts tanto como hemos hecho nosotros estos días. Aún recuerdo la Leonora III que les escuché en el Fidelio con el que se inauguró el teatro, hizo que todo el público nos levantásemos de nuestras butacas para aplaudirles como movidos por un resorte.
Assai está ahora ejerciendo de anfitriona ante las ilustres visitas que ha recibido Valencia estos días, seguro que le va a encantar la dedicatoria.
Estoy absolutamente emocionada, no tengo palabras.
Hemos tenido un fin de semana intenso, viernes "Carmen" y ayer una espectacular "Salome" que nos dejó a todos taquicárdicos en una de esas noches mágicas que sólo se producen despues de una ópera.
En este fin de semana rodeada de personas a la que aprecio y admiro me faltabas tú - y "una Marschallin" entrañable y una catalaneta que anda de viaje operístico- y espero que en un futuro próximo escuchemos juntos a nuestra excepcional orquesta en Les Arts y despues en un after hours, Joaquin dixit, podamos disfrutar todos de tu inteligencia y tu compañia, y de todas tus cualidades humanas que te hacen ser tan especial.
Grazie mille es poco!
El placer es mío, Gloria.
Sin duda la orquesta es todo un lujo, Titus: técnica y emoción.
Gracias a ti, assai. Solo puedo decirte "ojalá"...
Hubiera estado bien, amigo Barbe, compartir esa opulencia straussiana que de alguna manera ya hemos compartido, disfrutando de lo lindo con esa gloria de orquesta, solista e incluso el director.
Algún día lo hemos de hacer posible. La dedicatoria, un encanto.
Ya ves, Joaquim, estoy tan varado que viene la montaña a verme. No sé cuándo pero tendré que devolverle la visita... la demanda, como la mies, ya es mucha.
por virtuoso que séa un pianista imagino que debe de ser muy dificil y habrá que poseer muchas tablas, para no desentonar entre esas nubes orquestales que describes en tu cronica Barbazul, y estar a la altura de la orquesta valenciana y su titular...
caray, fijo que debiste estar en el cielo¡¡¡.
assai, saludos afectuosos
Pilar: la segunda parte fue tan intensa que no creo que ni en el mismo cielo se pueda mantener eternamente.
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