Hablar de I Puritani de Bellini es hablar, o mejor cantar, el agudo, el sobreagudo. Sería tanto como decir hacer bello, creíble y fácil la elevada tesitura, dócil la coloratura, para obtener un canto cálido con capacidad dramática. Y ello aplicable a los dos personajes protagonistas: tenor y soprano.
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En su emblemático gusto por la melodía extendida, Bellini compuso su última y más elaborada ópera para las arrebatadoras excursiones de dos míticos cantantes: Giulia Grisi y Giovanni Battista Rubini, que fueron recreadas en nuestros tiempos por grandes figuras como Callas, Sutherland o Caballé, y Kraus o Pavarotti (Pippo no volaba tan alto) entre los tenores.
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Hace pocos días el Festival de Ópera de A Coruña atrajo a gran cantidad de aficionados, mejor diría hooligans del belcantismo, para unas funciones de esta obra en las voces protagonistas de Désirée Rancatore y Celso Albelo. Me limitaré a comentar telegráficamente la velada, auténtica fiesta para la claque belcantista, pues abundan las crónicas en los foros especializados.
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Resultaron unos Puritanos ampliamente derrotados por el único Estuardo en liza: un Arturo Celso Albelo de noble timbre, agudo seguro y controlado, bien timbrado (enloqueció al respetable con su famoso fa sobreagudo, ¿o fue un mi?) y adecuación estilística, aunque necesite madurar el fraseo en esas largas cantinelas bellinianas. Un lírico para el futuro. La Elvira de Désirée Rancatore fue insegura e irregular pese a que el agudo sea su terreno natural, creciéndose en los dúos con su amado del tercer acto (otro mérito de Albelo). Fabio Capitanucci compuso un Riccardo de voz carnosa, colorida y amplia, aunque forzada por momentos. Marco Vinco nunca hizo un creíble Giorgio: baritonal, claro, imposible para el personaje. En el colmo del desvarío, ambos llegaron a bisar el famoso dúo que cierra el Acto II en la segunda función (excesos del fanatismo). Coro imposible (lo dejo ahí que hoy no quiero hacer sangre) y orquesta de jóvenes de la Sinfónica Gallega, voluntariosa pero algo tosca para Bellini acompañando bien en las dinámicas a los cantantes gracias al maestro Marcello Pani. Como es natural, yo me aburrí un poco, en una función notable pero muy lejos de la excelencia.
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Todo este preámbulo como excusa para escuchar a una soprano lírica de amplia aceptación entre los aficionados: mi querida Mariella Devia, que nos muestra su voz cristalina de límpidos y puros agudos en esplendor cantando una de las páginas más célebres: 'Son vergin vezzosa':
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Mariella Devia
Orquesta y Coro del Teatro 'Bellini' de Catania
Richard Bonynge (1989)
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En su emblemático gusto por la melodía extendida, Bellini compuso su última y más elaborada ópera para las arrebatadoras excursiones de dos míticos cantantes: Giulia Grisi y Giovanni Battista Rubini, que fueron recreadas en nuestros tiempos por grandes figuras como Callas, Sutherland o Caballé, y Kraus o Pavarotti (Pippo no volaba tan alto) entre los tenores.
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Hace pocos días el Festival de Ópera de A Coruña atrajo a gran cantidad de aficionados, mejor diría hooligans del belcantismo, para unas funciones de esta obra en las voces protagonistas de Désirée Rancatore y Celso Albelo. Me limitaré a comentar telegráficamente la velada, auténtica fiesta para la claque belcantista, pues abundan las crónicas en los foros especializados.
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Resultaron unos Puritanos ampliamente derrotados por el único Estuardo en liza: un Arturo Celso Albelo de noble timbre, agudo seguro y controlado, bien timbrado (enloqueció al respetable con su famoso fa sobreagudo, ¿o fue un mi?) y adecuación estilística, aunque necesite madurar el fraseo en esas largas cantinelas bellinianas. Un lírico para el futuro. La Elvira de Désirée Rancatore fue insegura e irregular pese a que el agudo sea su terreno natural, creciéndose en los dúos con su amado del tercer acto (otro mérito de Albelo). Fabio Capitanucci compuso un Riccardo de voz carnosa, colorida y amplia, aunque forzada por momentos. Marco Vinco nunca hizo un creíble Giorgio: baritonal, claro, imposible para el personaje. En el colmo del desvarío, ambos llegaron a bisar el famoso dúo que cierra el Acto II en la segunda función (excesos del fanatismo). Coro imposible (lo dejo ahí que hoy no quiero hacer sangre) y orquesta de jóvenes de la Sinfónica Gallega, voluntariosa pero algo tosca para Bellini acompañando bien en las dinámicas a los cantantes gracias al maestro Marcello Pani. Como es natural, yo me aburrí un poco, en una función notable pero muy lejos de la excelencia.
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Todo este preámbulo como excusa para escuchar a una soprano lírica de amplia aceptación entre los aficionados: mi querida Mariella Devia, que nos muestra su voz cristalina de límpidos y puros agudos en esplendor cantando una de las páginas más célebres: 'Son vergin vezzosa':
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Mariella Devia
Orquesta y Coro del Teatro 'Bellini' de Catania
Richard Bonynge (1989)
10 comentarios:
sin sangre, pero con un poco de higado y desde luego muy cañera, amena y divertida la excusa para escuchar a Marietta Devia.
Valen la pena, ambas dos, la crítica y la Devia.
besos
Ya bisa hasta el apuntador. Qué mal. La Devia, como es habitual en ella, extraordinaria.
Pilar, aunque sea una simple excusa, toda crítica debe incluir algo de picante (hepático o no) más que nada para mantener atraído al lector.
Titus, además el bis me han dicho que fue histórico en A Coruña. No me lo podía creer. El único que merecía bisar era Albelo, pero denegó tal honor en dos ocasiones con un delicado gesto hacia el maestro.
Hombre Barbe, es que bisar cantando el Arturo de I Puritani, "és molt fort!"
Me alegro por él y lamento el "ligero aburrimiento".
No es mi biotopo, Joaquim, no lo es, y mira que le pongo interés...
Lo del bis (quién comenzó a pedirlo), lo han explicado en cierto foro.
Yo he escuchado los audios de la primera función, y efectivamente, lo del Coro no tiene nombre...
Saludos
Hola, Zerlina. Yo estoy jubilado de foros, desconozco lo que comentas. Lo que sí sé es que, en la primera función, las peticiones de bis hacia Albelo fueron varias y desde distintos lugares. Y la celebración durante y al final, excesiva a mi entender.
Salu2
Hola Barbe.
Nada, que lo del bis de Capitanucci y Vinco, lo empezaron a pedir de coña, Albelo y Rancatore. Y de coña, de coña..., la gente se enganchó a pedir el bis y se hizo.
Saludos
Bueno, si era en plan de coña, ya me quedo más tranquilo. Gracias por la aclaración.
Estupendo tu blog, voy a poner un enlace desde el mío.
Salu2
Gracias!
Yo también te enlazo. ;-)
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