domingo, 4 de diciembre de 2016

E.F. Walcker & Co.


Hace mucho tiempo que soy consciente de que siempre, de cualquier situación o persona, se aprende algo, mucho o poco. Y es bueno y útil que así sea. En ocasiones, o sea no siempre, esta enseñanza nos llega de la mano de la seducción, según la tercera acepción de la RAE, embargar o cautivar el ánimo a alguien.

El pasado miércoles día 30, llegaba a las VI Jornadas de Órgano Cidade de Ourense, organizadas por la Asociación Un Rato No Tubo, el Prof. Juan Paradell Solé, organista de la Capella Musicale Pontificia Sistina, y por tanto organista titular de la Basílica de San Pedro del Vaticano. Catedrático de Órgano, Canto Gregoriano y Bajo Continuo en el Conservatorio de Frosinone.

Con semejante curriculum el aprendizaje estaba asegurado, faltaba por comprobar la seducción. Lo primero que apareció, antes incluso de escuchar cualquier nota, fue la sorpresa. Siendo como es un Maestro de Celebraciones Litúrgicas, esperaba un programa de grandes obras corales sacras para órgano; literatura amplia y poderosa. No era así, en el tríptico programático aparecían impresos nombres de compositores del XIX y XX, algunos completamente desconocidos para mí, con obras bien alejadas de la Liturgia. Posiblemente tan curioso y acertado programa era debido a las características del órgano E.F. Walcker & Co. utilizado para el recital. Fabricante alemán desde 1780, curiosamente proveedor de la Santa Sede. Un instrumento romántico, a decir de los expertos, muy rico en colores musicales.

Comenzó con dos piezas de Cesar Franck, para seguir con una Sonata de F. Mendelssohn, hasta aquí todo iba excelente pero sin asombro. La seducción llegó con mis desconocidos:

Humoresque «L'organo primitivo» Toccatina for Flute de Pietro Alessandro Yon (1886-1943), pieza delicada con regusto de madera y abandono.

Toccata, de Hendrik Andriessen (1892-1981), partitura de bravura, de amplio recorrido y diferentes atmósferas y colores.

Y especialmente con dos obras de Marco Enrico Bossi (1861-1925) compositor lombardo, de gran tradición organística y una muy fértil imaginación musical.

Chant du Soir op.92 nº1 fue un remanso de paz, como sólo un órgano en una Iglesia puede proveer:

(vídeo lagazzaladra1000)

Scherzo en sol menor op,49 nº2, una pieza de fantasía, como la broma brillante y divertida que anuncia su nombre:

(vídeo Omar Caputi)

Falta decir que el Maestro de órgano dio buena muestra de una técnica idiomática, una lectura diáfana y cristalina, y un toque delicado a la par que noble.

Seducido, sin duda.

3 comentarios:

Mara dijo...

Porque vivo otra realidad cuando la música me envuelve, gracias, Bblu.

Mara dijo...

Te la robaré, palabra de ladrona

Barbebleue dijo...

Mara, no es robar, es difundir cultura... aunque te envuelvas en ella.