Hace
mucho tiempo que soy consciente de que siempre, de cualquier
situación o persona, se aprende algo, mucho o poco. Y es bueno y
útil que así sea. En ocasiones, o sea no siempre, esta enseñanza
nos llega de la mano de la seducción, según la tercera acepción de
la RAE, embargar o
cautivar el ánimo a alguien.
El
pasado miércoles día 30, llegaba a las VI Jornadas de Órgano
Cidade de Ourense, organizadas por la Asociación Un Rato No Tubo, el Prof. Juan Paradell Solé, organista de la
Capella Musicale
Pontificia Sistina,
y por tanto organista titular de la Basílica de San Pedro del
Vaticano. Catedrático de Órgano, Canto Gregoriano y Bajo Continuo
en el Conservatorio de Frosinone.
Con
semejante curriculum
el aprendizaje estaba asegurado, faltaba por comprobar la seducción.
Lo primero que apareció, antes incluso de escuchar cualquier nota,
fue la sorpresa. Siendo como es un Maestro de Celebraciones
Litúrgicas, esperaba un programa de grandes obras corales sacras
para órgano; literatura amplia y poderosa. No era así, en el
tríptico programático aparecían impresos nombres de compositores
del XIX y XX, algunos completamente desconocidos para mí, con obras
bien alejadas de la Liturgia. Posiblemente tan curioso y acertado
programa era debido a las características del órgano E.F. Walcker &
Co. utilizado para el recital. Fabricante alemán desde 1780,
curiosamente proveedor de la Santa Sede. Un instrumento romántico, a
decir de los expertos, muy rico en colores musicales.
Comenzó
con dos piezas de Cesar Franck, para seguir con una Sonata de F.
Mendelssohn, hasta aquí todo iba excelente pero sin asombro. La
seducción llegó con mis desconocidos:
Humoresque
«L'organo primitivo» Toccatina for Flute
de Pietro
Alessandro Yon
(1886-1943), pieza delicada con regusto de madera y abandono.
Toccata,
de Hendrik
Andriessen
(1892-1981), partitura de bravura, de amplio recorrido y diferentes
atmósferas y colores.
Y
especialmente con dos obras de Marco
Enrico Bossi (1861-1925)
compositor lombardo, de gran tradición organística y una muy fértil
imaginación musical.
Chant
du Soir op.92 nº1
fue un remanso de paz, como sólo un órgano en una Iglesia puede
proveer:
(vídeo lagazzaladra1000)
Scherzo
en sol menor op,49 nº2,
una pieza de fantasía, como la broma brillante y divertida que
anuncia su nombre:
(vídeo Omar Caputi)
Falta decir que el Maestro de órgano
dio buena muestra de una técnica idiomática, una lectura diáfana y
cristalina, y un toque delicado a la par que noble.
Seducido, sin duda.
3 comentarios:
Porque vivo otra realidad cuando la música me envuelve, gracias, Bblu.
Te la robaré, palabra de ladrona
Mara, no es robar, es difundir cultura... aunque te envuelvas en ella.
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