domingo, 16 de octubre de 2016

Otoño musical


¡Qué bien suenan esas dos palabras!
Se matizan, se complementan, unidas por el color y su evocación.

Sea como fuere, la llegada real del otoño predispone al deleite musical; comienzan las temporadas líricas y sinfónicas, y la progresión de la oscuridad quita el polvo al equipo musical doméstico.

Incluso me atrevería a decir que tenemos compositores favoritos para este período de recogimiento, a modo de rito de paso. No sé ustedes, pero a mí los primeros ocres me evocan siempre a Johannes Brahms, a su obra más intimista. Por su plenitud de notas graves, que no sombrías; por su perfume nórdico, que no frío; por sus colores cálidos, que no ardientes. Brahms es una luz de vela, un vino con madera, un abrazo largo.

En pleno lirismo otoñal, les propongo el segundo movimiento de su Trío para piano, violín y violonchelo en Do Mayor Nº 2 Opus 87, estrenado en 1882. Una reconfortante partitura, ejemplo de la maestría del compositor en el género de la variación. Variaciones que también nosotros vamos sintiendo en nuestro propio ser.

II. Andante con moto. Tema de carácter conmovedor y cinco variaciones: la primera apura una gran transformación del tema en el piano; la segunda, de esencia poética y soñadora; tercera, radiante; cuarta, afectuosa y melódica; la quinta es un delicado diálogo entre piano y cuerdas.

(vídeo Addiobelpassato)



3 comentarios:

Unknown dijo...

¿Le gusta Brahms', ya sabes, era una novela de Sagan que luego pasaron al cine. Muy otoñal, por cierto.

Me gustan de Brahms algunas cosas y, dado que le he escuchado menos de lo que merece, cuando vuelvo a él siempre descubro el genio que se me escapaba.

A mi, cuando empieza a llover y octubre se apodera del paisaje, empieza a sonarme Chopin. Mi cerebro lo reproduce como un autómata cuando la humedad hace resplandecer la noche y, de día, los ocres y rojizos regresan como siempre.

Hermosa meditación la tuya.

Barbebleue dijo...

Chopin se me aparece bien entrado el invierno y la tarde, enmarcado en una chimenea de Rusiñol i Prats.

Unknown dijo...

No te privas de nada. Siempre tan exquisito.
Sigue así con esa sensibilidad privilegiada, poeta.