Ixión, rey de
Tesalia, tras haber asesinado a su suegro Deyoneo, fue perdonado por
Zeus, quien le invitó a la morada de los dioses. El ingrato lapita
quiso allí seducir a Hera, la mujer de Zeus, por lo que el dios lo mató con un rayo y lo envió al Tártaro donde fue atado con
serpientes a una rueda ardiente que giraba sin cesar. Tan solo
durante la visita de Orfeo a los infiernos, dicha rueda se detuvo,
gracias al canto del héroe.
Un giro eterno que el
compositor danés Rued Langgaard (1893 -1952) comparaba con la
situación del artista, sometido a una continua labor de incesante
búsqueda y creación. Tomó el nombre del infortunado para su más
provocadora, absurda y rompedora Sinfonía, la número 11 fechada en 1945 bajo el
título provisional “Evighedskrig” (Guerra Eterna),
sin duda influenciado también por los acontecimientos bélicos del
momento.
Langgaard quiso ir más
allá, por eso modificó el título original, para con su obra dar
una vuelta más a la rueda que no descansa, a la continua evolución
del Arte musical, tal vez intentando provocar el triunfo o la muerte de la
Sinfonía... nunca se sabe.
La partitura, de apenas
seis minutos de duración, se basa en la repetición, hasta once
veces, de un fragmentario tema de vals de sabor trágico, tocado en
fortissimo en el tutti orquestal, pero con constantes
modulaciones. Hacia el final de la obra, la entrada de cuatro tubas
extras, tocando al unísono un nuevo motivo, atraviesa dramáticamente
el constante giro del vals original, que bien remeda a una infernal
danza.
(vídeo Barbebleuei)
Orquesta Sinfónica de la Radio Nacional Danesa
Thomas Dausgaard
2 comentarios:
perla extraña, y singular ...
gracias barbazul, par de besos
sin duda un excéntrico! ...como el que firma.
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