Para
un músico tan ecléctico como Frank
Zappa (1940-1993) quien
tocó absolutamente todos los
palos de la música
popular y mucho más allá, la utilización, muy personal, de la
orquesta sinfónica como medio expresivo fue durante toda su carrera una especie de
obsesión amorosa. Conviene recordar aquí el shock
que le supuso el
descubrimiento del compositor Edgar
Varèse (1883-1965);
también el gusto por descifrar aquellos jeroglícos que tanto le
atraían, y que no eran otra cosa que densas partituras orquestales.
Tan
temprano en su carrera como en 1961 utilizó la Pomona
Valley Symphony Orchestra,
dirigida por Fred El Graff. Más tarde en su disco "Lumpy
Gravy" (1967) se valió
de la por él denominada Abnuceals
Emuukha Electric Symphony Orchestra,
un combinado de músicos de Los Angeles dirigidos por Sid Sharpe, quienes también participarían en "Orchestral Favorites" (1979). Al
siguiente año, en "Ahead
Of Their Time", hizo
uso de algunos componentes de la BBC
Symphony Orchestra. Y en
el estreno de la obra "200
Motels" (1970) tocó
la Los Angeles
Philharmonic dirigida por
Zubin Metha, aunque para la grabación de la banda sonora fue
utilizada la Royal
Philharmonic Orchestra,
con Elgar Howarth en el podio.
Pero sin duda el
gran paso adelante en la escritura e interpretación de obras para
orquesta sinfónica se produce en 1983 con la contratación de la
London Symphony Orchestra para unas sesiones de tres días. Para la
batuta, Zappa contacta con un por entonces semidesconocido Kent Nagano, con quien dejaría grabados los volúmenes "LSO Zappa Vol. I & II".
Al siguiente año sería Pierre Boulez quien grabaría con su
prestigioso Ensemble InterContemporain algunas obras zappianas que
verían la luz en el álbum "The Perfect Stanger". Al final de su vida
lograría el éxito en el mundo clásico con su obra "The Yellow Shark"
(1992) interpretado por el Ensemble Modern dirigido por Peter Rundel.
La obra orquestal
de Frank, bebiendo en grandes maestros contemporáneos, desde Varèse
hasta Boulez pasando por Stravinsky y Webern, mantiene vivo todo su
eclecticismo musical, cercano al Dadaísmo, en un desaforado gusto
por la tímbrica más elocuente y una rítmica cuando menos peculiar
pero siempre atractiva. Música altamente expresiva.
Las sesiones con
la LSO, primorosamente preparadas, amorosamente deseadas, dejaron
también en Zappa un cierto regusto amargo que no se recató en
plasmar por escrito en las notas autógrafas de aquellos discos, y
que me permito reproducir aquí a propósito de la grabación del
último tema "Strictly Genteel":
"La interpretación incluida aquí se registró en la última hora de la última
sesión de la última noche ... sin posibilidad de prórroga (a
ningún precio) para corregir errores. Durante el período de
descanso final, justo antes del gran impulso para lograr una buena
toma, toda la sección de trompetas decidió visitar un pub al otro
lado de la calle. Regresaron con 15 minutos de retraso. La grabación
no se podía hacer sin ellos, pero la orquesta se negó a quedarse
otros 15 minutos al final de la sesión para compensar el retraso de
su resplandeciente sección de metales. He hecho todo lo posible por
mejorar esta muestra de artesanía británica (al menos 50 ediciones
en 6:53 minutos) pero fue en vano ... el "elemento humano"
se mantiene intacto."
2 comentarios:
Zappa, él mismo, es una orquesta¡... un genio genial!
Polifónico, polirrítmico, politímbrico... ya lo dices tú: un genio (éste sí planchaba bien los huevos)
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