domingo, 23 de agosto de 2015

Los amores de Zappa. Segunda parte.

Para un músico tan ecléctico como Frank Zappa (1940-1993) quien tocó absolutamente todos los palos de la música popular y mucho más allá, la utilización, muy personal, de la orquesta sinfónica como medio expresivo fue durante toda su carrera una especie de obsesión amorosa. Conviene recordar aquí el shock que le supuso el descubrimiento del compositor Edgar Varèse (1883-1965); también el gusto por descifrar aquellos jeroglícos que tanto le atraían, y que no eran otra cosa que densas partituras orquestales.
Tan temprano en su carrera como en 1961 utilizó la Pomona Valley Symphony Orchestra, dirigida por Fred El Graff. Más tarde en su disco "Lumpy Gravy" (1967) se valió de la por él denominada Abnuceals Emuukha Electric Symphony Orchestra, un combinado de músicos de Los Angeles dirigidos por Sid Sharpe, quienes también participarían en "Orchestral Favorites" (1979). Al siguiente año, en "Ahead Of Their Time", hizo uso de algunos componentes de la BBC Symphony Orchestra. Y en el estreno de la obra "200 Motels" (1970) tocó la Los Angeles Philharmonic dirigida por Zubin Metha, aunque para la grabación de la banda sonora fue utilizada la Royal Philharmonic Orchestra, con Elgar Howarth en el podio.
Pero sin duda el gran paso adelante en la escritura e interpretación de obras para orquesta sinfónica se produce en 1983 con la contratación de la London Symphony Orchestra para unas sesiones de tres días. Para la batuta, Zappa contacta con un por entonces semidesconocido Kent Nagano, con quien dejaría grabados los volúmenes "LSO Zappa Vol. I & II". Al siguiente año sería Pierre Boulez quien grabaría con su prestigioso Ensemble InterContemporain algunas obras zappianas que verían la luz en el álbum "The Perfect Stanger". Al final de su vida lograría el éxito en el mundo clásico con su obra "The Yellow Shark" (1992) interpretado por el Ensemble Modern dirigido por Peter Rundel.
La obra orquestal de Frank, bebiendo en grandes maestros contemporáneos, desde Varèse hasta Boulez pasando por Stravinsky y Webern, mantiene vivo todo su eclecticismo musical, cercano al Dadaísmo, en un desaforado gusto por la tímbrica más elocuente y una rítmica cuando menos peculiar pero siempre atractiva. Música altamente expresiva.

Las sesiones con la LSO, primorosamente preparadas, amorosamente deseadas, dejaron también en Zappa un cierto regusto amargo que no se recató en plasmar por escrito en las notas autógrafas de aquellos discos, y que me permito reproducir aquí a propósito de la grabación del último tema "Strictly Genteel":

"La interpretación incluida aquí se registró en la última hora de la última sesión de la última noche ... sin posibilidad de prórroga (a ningún precio) para corregir errores. Durante el período de descanso final, justo antes del gran impulso para lograr una buena toma, toda la sección de trompetas decidió visitar un pub al otro lado de la calle. Regresaron con 15 minutos de retraso. La grabación no se podía hacer sin ellos, pero la orquesta se negó a quedarse otros 15 minutos al final de la sesión para compensar el retraso de su resplandeciente sección de metales. He hecho todo lo posible por mejorar esta muestra de artesanía británica (al menos 50 ediciones en 6:53 minutos) pero fue en vano ... el "elemento humano" se mantiene intacto."

(vídeo sergio benedetti)

2 comentarios:

pfp dijo...

Zappa, él mismo, es una orquesta¡... un genio genial!

Barbebleue dijo...

Polifónico, polirrítmico, politímbrico... ya lo dices tú: un genio (éste sí planchaba bien los huevos)