martes, 18 de diciembre de 2007

Álbumes de una vida (1): Las Bodas

Hoy me pongo trascendente y con este pomposo título quiero iniciar una nueva serie. Un conjunto de entradas que persiguen traer a la luz algunas de las grabaciones musicales, discográficas o no, que han supuesto para mí un suceso eminente. No por su aspecto referencial ni excelso, sino por el muy subjetivo significado que han tenido en mi dilatada experiencia como melómano. Bien por ser un descubrimiento sonoro, un hito fonográfico, un cambio de apreciación acústica, un punto de inflexión en el paladar musical o simplemente haber llegado en el momento preciso a mis oídos.


Quiero y puedo comenzar con una ópera. Con una ópera por encima de gustos y modas; la perfección es lo que tiene. Le Nozze di Figaro mozartianas en la versión de Karl Böhm de 1968. ¿Por qué? Muy sencillo, ha sido mi primera audición completa de una ópera, consciente y pausadamente; eso sí en vinilo que por entonces el pequeño disco plateado no era ni proyecto. Una entrada por todo lo alto en el mundo de la lírica, a través de una versión histórica y premiada, que dio lugar con el paso del tiempo a una pasión desatada e indomable. Uno de esos recuerdos inolvidables y eternos, enfatizado por el descubrimiento sensorial, como el primer amor, el primer beso, ese “primer corte que es el más profundo”.

Cuenta esta muy clásica lectura con el Fígaro socarrón y eficaz de Hermann Prey, la fresca y lozana Susanna de Edith Mathis, Gundula Janowitz y su suntuosa voz componiendo una Condesa lánguida y aterciopelada, el untuoso Cherubino de Tatiana Troyanos y un excelente Dietrich Fisher-Dieskau airoso y animado como Conde. Todos ellos conducidos por el buen mozartiano, pero mejor straussiano, Karl Böhm, que en esta ocasión está muy inspirado y musical: ágil, ligero, aéreo, equilibrado y hasta bufo comme-il-faut. Contagiado o contagiando a todo el elenco, Orquesta y Coro de la Ópera Alemana de Berlín incluídos.

Os cuelgo uno de los momentos más sublimes de la obra, y de toda la música de occidente, como es el Finale del Acto II. A partir del diálogo del Conde con su esposa, de Mozart va manando un caudal inagotable de ritmos y melodías en un éxtasis continuo de más de veinte minutos de placer (a ver quién iguala esto) que va medrando en recursos y en belleza. Pero oigámoslo ya…

“Olà, silenzio, silenzio, silenzio!...”


10 comentarios:

Vissi d'arte dijo...

VIVA MOZART!!!!!!

Nina dijo...

Mira por dónde, mi grabación de las Bodas favorita... A mí me gusta más que la que suelen dar como referencial, la de Erich Kleiber.

Titus dijo...

Prey es mi Figaro referencial, tanto en Le Nozze como en Il Barbiere (Abbado). Si además anda por ahí DFD, más todo el elenco femenino, más Böhm, tendría que haber ocurrido una catástrofe para que ésta grabación no fuera legendaria.

Joaquim dijo...

CONTINUAMOS EN SINTONIA BARBEBLEUE, ya sea en tu casa o en la mía. No tanto por la versión, referencial sin duda, pero si por el fragmento escogido. Ese larguísimo final es lo más grande escrito por Mozart y eso ya es decir lo máximo, ¿no?.
De todas las ópera de Mozart, también para mí Le Nozze es la reverencial y referencial, por encima del imprescindible Don Giovanni.
Todo este rollo se hubiera podido evitar con la exclamación de Papagena, VIVA MOZART, en mayúsculas y entre exclamaciones de alegría, satisfacción y veneración.

maac dijo...

Pues yo voy a discrepar respecto a la versión, creo que la culpa es de los técnicos de DG, y es que todo suena demasiado bien, demasiado enlatado.

Anónimo dijo...

A otro blog que me apunto, si me lo permite el dueño :)

Envidio a Barbebleu por conservar el amor por su primera audición completa de una ópera, la mía fue La Traviata de Cotrubas y Domingo, y ya no guardo el sentimiento.

En cuanto a Le Nozze, prefiero la versión de E. Kleiber, lo cual no quita que la de Böhm tenga cosas muy disfrutables.

Anónimo dijo...

Bien empiezo si me equivoco en el nombre, lo siento.

**Barbebleue

Esteban dijo...

Hola Barbebleue, me estreno en tu espacio rindiendo honores al Maestro, como mandan los canones! En primer lugar enhorabuena por tu espacio, de paladar exquisito. Enhorabuena tambien, claro, por tener estas Nozze entre tus primeros recuerdos operisticos. Los mios son una Madama Butterfly en directo con Hui-He y Tito Beltran (Pisa 2004) y los cd's de audiciones para un examen de historia de la opera que di en Italia... pero sin ellos no estaria hoy aqui! Asi que, "fin che abbiam dal vino..." A BRINDAR POR LA OPERA! Saludos a todos
Esteban.-

Barbebleue dijo...

¡Bienvenidos! En Mozart es sencillo suscitar adhesiones.

Golaud, no te preocupes. Casi nadie escribe bien mi nick; es ya un clásico. Yo también prefiero a papá Kleiber, pero no se da en la diana a la primera.

Esteban, brindo con y por tí. Un gusto volver a leerte, aquí en mi rinconcito.

Anónimo dijo...

Ya que estamos de confesiones, mi primera ópera completa y en vinilo, como no, que uno ya peina canas, fue Otello por Barbirolli, con McCraken (¿lo escribo bien?), Jones y Fischer-Dieskau. Como no tenía otro disco pronto me aprendí el texto de memoria, y bueno... enganchado hasta hoy.

Saludos a Golaud ;-)