La citada première contó con el mismísimo Mozart a la viola y a su amigo, dedicatario y hermano masón Anton Stadler como solista del instrumento de viento. Stadler era el mejor clarinetista de su época, y para él fue compuesta la obra teniendo en cuenta además la nueva versión del clarinete “di bassetto”, dotado de un amplio registro grave, que había construído Theodor Lotz. Una artística hermandad que legaría al mundo otras genialidades como el Trío en mi bemol mayor K 498 y el Concierto en la mayor K 622
El Quinteto, escrito en la masónica tonalidad de la mayor, consta de cuatro movimientos donde el diálogo entre las cuerdas y el viento invitado funciona sin hegemonías. Impregnado todo él de la elegancia y la ligereza del mejor Mozart, deja entrever, vehiculado por la especialísima sonoridad del clarinete, el rictus de tristeza e incomprensión del período final del salzburgués.
Debajo adjunto una interpretación del segundo movimiento, Larghetto. Una especie de nocturno de gran desarrollo melódico en dos secciones: la primera, amplia en el clarinete y los violines con sordina; la segunda, a modo de duo con el primer violín, más expresiva y desenvuelta. Una maravilla, vamos.
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Sabine Meyer, clarinete
Cuarteto Hagen
1 comentario:
Servidora se ha alegrado no pocas veces de la amistad entre Mozart y Anton Stadler, porque bastantes de mis obras favoritas del maestro salzburgués son para clarinete;
esta es una de ellas. Además es muy interesante leer sobre la evolución de este instrumento y cómo Mozart estaba siempre a la vanguardia también en esto, siempre curioso, siempre experimentando.
Está usted de un mozartiano subido, Sr. Barbebleue, de lo cual me congratulo :-D
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