La BWV 988 es un colosal monumento musical del viejo Bach, rodeado su origen de un aura de leyenda romántica ¿música para insomnes?
Composición que aúna la perfección formal y estructural con la divina belleza de la inventiva melódica de su autor y la vital alegría de las formas populares.
Su esqueleto está formado por un Aria, que algunos atribuyen a Anna Magdalena, treinta Variaciones sobre la voz del bajo, y final con la consabida Aria da capo. Bajo este armazón existe otra nueva estructura: cada grupo de tres variaciones engloba un nuevo subgrupo formal: la primera es siempre un obra de género, normalmente una danza; la segunda una pieza de virtuosismo, y la tercera un canon.
Muchas y muy variadas han sido las aproximaciones instrumentales, desde el original clave hasta el piano de concierto. Nunca ha sido tan cierto que la música del Kantor de Leipzig está por encima del mecanismo usado para su reproducción:
Pierre Hantaï, clave. Aria y 8 variaciones
Daniel Barenboim, piano. Aria
Julian Rachlin, violín Nobuko Imai, viola Mischa Maisky, violonchelo Aria y 2 variaciones. Arreglo para trío de cuerda (1985) de Dmitri Sitkovetsky.
La sobrevalorada para unos, genial para otros, mítica interpretación de Glenn Gould, piano. Aria y 7 variaciones.
3 comentarios:
Antes de escuchar los magníficos vídeos que has puesto ya había hecho una selección, a priori.
Me ha gustado mucho Pierre Hantaï, me ha gustado más Barenboim, de antemano es el que había escogido como "mi" versión.
El arreglo para terceto de cuerda es precioso y me ha dejado anonadado, por su adecuación al original, ¿qué original?. A estas alturas ya no sé que responder.
Finalmente Gould me ha fascinado. Hacía tiempo que no lo escuchaba y me ha sentado tan bien que he puesto el CD completo.
Gracias por hacerme remover los esquemas.
La adaptación para trío no la conocía y está muy bien...
A mí me ha gustado más Hantaï...
La interpretación de Gould de 1981 más reposada, muy diferente de la de 1955 con la que rompió esquemas...
Imprescindible llevar algo de Bach en el iPod...
Desconozco la razón última por la que siempre me ha llegado más hondo la lectura pianística de esta maravilla.
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