Abadía en el robledal - Caspar David Friedrich (1774-1840)
Pseudo-Longino, en su
tratado “Sobre lo sublime”, en torno al siglo I, nos habla de la expresión de
grandes y nobles pasiones que implican una participación sentimental. Un algo
artístico que anima desde dentro y lleva al éxtasis.
Edmund Burke, en el XVIII,
introduce el concepto de temor controlado en el origen de lo sublime, al nacer
cuando se desencadenan pasiones. Es la emoción más fuerte que el alma es capaz
de experimentar.
Para Immanuel Kant lleva
implícito una idea de infinitud inabarcable, por tanto una sensación de
desasosiego, de malestar, de inquietud.
Friedrich Schiller encuadra
lo sublime cuando nuestra naturaleza percibe sus propios límites, con un
sentimiento mixto de tristeza y alegría. Para el poeta las almas refinadas lo
prefieren a cualquier placer.
Arthur Schopenhauer,
ahondando en su componente maligno llega a categorizar fases de lo sublime, según
el grado de destrucción del observador.
Barbebleue encuentra lo sublime todas la mañanas del día de Navidad en el
Coro “Jauchzet Frohlocket, auf, preiset die Tage” con el que se abre, a golpe impresionante
de timbales y metales, el WeihnachtsOratorium BWV248 de Johann Sebastian Bach.
¡Felices Fiestas!
¡Felices Fiestas!
6 comentarios:
Caspar David, también sublime!
Me falla mi audio. Volveré. Felices días!
CDF es un destacado buscador de lo sublime!
un beso, pfp
JSB y yo te esperamos, Glòria.
Prendida de ese hilo intangible de lo sublima, me uno a Juan Sebastián Bach, con una emoción indescriptible. Barbebleue, te envío mi silencio y en él, mis deseos infinitos de amor y de paz en esta Navidad y siempre...
Silencio intangible y sublimes deseos! comparto con un beso, Josefina.
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