Para
Felix Mendelssohn (1809-1847) fue una obra fallida, en todos los
aspectos. La partitura se completó con retraso para las
celebraciones del tercer centenario de las Confesiones de Ausburgo en
1830. Fueron cancelados los primeros ensayos orquestales por el
rechazo de los músicos. Y a pesar de su estreno en 1832 en Berlín,
bajo la dirección del compositor, éste nunca quedó satisfecho de
su obra, lo que le llevó a querer
destruirla. Todo lo cual motivó su tardía publicación en
1868, años después de la
muerte de Mendelssohn, como
Sinfonía N.5 en Re mayor "Reforma" op.107, siendo en realidad cronológica la segunda de
las cinco Sinfonías del compositor de Hamburgo.
Sin
embargo, con el peso del tiempo, fue ganando brillo y valoración.
Siendo, como es, una obra académica, donde el genial compositor
recoge la gran tradición coral y contrapuntística del Barroco
alemán, encabezado por JS Bach, resultan
innegables a estas alturas de la historia musical sus indudables
méritos.
Entre
sus dos descomunales movimientos extremos, cargados de simbolismo
religioso y densa escritura, que
incluye menciones tan explícitas como el Dresden Amen o el coral
“Ein' feste Burg ist unser Gott”, hay cabida para el
Mendelssohn más frágil y personal, más de íntimo claroscuro, por tanto, romántico.
Especialmente en el Allegro vivace
en modo scherzo, y en el cantabile Andante.
(vídeos Addaick)
New Philharmonia Orchestra
Riccardo Muti
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