W.S. Haseltine (1835-1900)
En
1725 se publicó en Amsterdam un conjunto de doce conciertos para
violín, cuerda y continuo, escritos durante los dos años previos
por Antonio Vivaldi.
Era su opus 8 y nos han llegado con el atractivo nombre de “Il
Cimento dell'Armonia e dell'Inventione”,
una singular lucha entre la razón y la imaginación.
Las
primeras cuatro partituras de la docena hicieron gran fortuna, siendo
conocidos y admirados bajo el nombre común de “Le
Quattro Stagioni”
(Las Cuatro Estaciones). Una de las obras más interpretadas del
repertorio concertístico
de todos los tiempos.
Il
Cimento atesora también
otras joyas musicales, que tuvieron y tienen vida y nombre propios:
el número 5 en Mi bemol mayor “La
Tempesta di Mare” RV
253; el número 6 en Do mayor “Il
Piacere” RV 180; o el
número 10 en Si bemol mayor “La
Caccia” RV 362.
Pero
aún en los números menos reconocidos Vivaldi dio muestras de su
genio y de la brillantez de su arte. Así ocurre con el Concierto
nº 7 en Re menor RV 242 “fatto per Maestro Pisendel”
Johann Georg Pisendel, afamado músico violinista radicado en Dresde,
con quien Vivaldi entabló profunda amistad tras el conocimiento
mutuo que tuvo lugar en Venecia.
El
Concierto, como todo el opus 8, está dividido en tres movimientos:
I.
Allegro:
grandilocuente tema inicial en el tutti
que contrasta vivamente con el contratema del violín solista.
II.
Largo: de aroma
netamente melancólica y en forma cantabile,
es conducido continuamente por el solista.
(vídeo Barbebleuei)
Simon Standage, violín
The English Concert
Trevor Pinnock
4 comentarios:
Medianoche y este regalo inesperado. Vivaldi puede mejorar cualquier fracción de tiempo aparentemente banal. Barbe, grazie!
Y lo mejora insuflando vitalidad aún a la noche...
Beso. Gracia. Glòria. ¿o era en plural?
Gracias, gracias, Barbazul.
Siempre pienso lo mismo o parecido: ¡Qué suerte que sigas aquí! Qué suerte tan grande poder seguir refugiándome en tu castillo.
Siento una gran alegría.
Gracias.
¡Buena semana!
También yo pienso lo mismo ¡qué suerte seguir aquí!
Buena semana, Mara
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