domingo, 19 de abril de 2015

Serenata Notturna

fotografía: Koromoto

Casi siempre resulta atractivo acercarse al cristal de una ventana, mirar a través de él. En muchas ocasiones esperando que sea transparente, casi indetectable, para observar lo más bello de la realidad, los detalles; en otras, nos reconforta un cierto velo, unas gruesas gotas de agua agarradas como dípteros sin patas a su superficie vertical, que nos permite vernos también a nosotros mismos.

Algo similar ocurre con la Música de WA Mozart: maneja continuamente una dualidad arrebatadora. Permite ver el campo y tus ojos, los árboles y el bosque, lo sagrado y lo profano, lo popular y lo culto. Es un concepto dual, completo, redondo y perfecto.

El año 1776 fue el período más fértil del compositor de Salzburgo, anterior a su partida a Viena. Dominado todavía por el estilo galante, comenzó a forjar su propia personalidad artística y puso en marcha la potentísima maquinaria melódica que todavía hoy nos asombra y enloquece.

La Serenata N.6 en Re Mayor "Notturna" KV 239 es un buen ejemplo de lo expuesto. Mucho más concisa, en forma, que muchas de sus predecesoras, representa la esencia misma de lo mozartiano: elegancia, frescura, brillantez, alegría, poderío, fluidez,  empatía, conmoción… todo aquello que hace exclamar a cualquiera: ¡es Mozart! Es Música intemporal.

Escrita en tres breves movimientos, para dos pequeñas orquestas de cuerda que estuviesen concertando entre sí, en un eficaz sistema de estereofonía. El resultado seduce sin remedio, de dentro a fuera, y viceversa. Un cristal espejo, según el día.

I. Marcia (maestoso)
Como toda Serenata comienza con una marcha, pero esta vez incluida en el primer movimiento y de apenas unos breves compases de duración, para dar paso a  dos temas cantabile, y un desarrollo que echa mano de pizzicati y timbales.

II. Menuetto
Canto alternativo en ambas orquestas, y gracia sutil en el Trío merced a los segundos violines.

III. Rondó (Allegretto-Adagio-Allegro)
El exquisito tema francés del Rondó conduce a un sorprendente pasaje en Adagio, que desemboca en una alegre danza final de ida y vuelta...


(vídeo agustigula4)

2 comentarios:

pfp dijo...

San Mozart siempre INMENSO

par de besos, barbazul

Barbebleue dijo...

Milagroso y Terapéutico !

otro par, pfp