El León de Venecia - Vittore Carpaccio (1465-1525)
Recién
desaparecido Giovanni Gabrieli y
hasta la epidemia de peste de 1630 la capella
di San Marco vivió uno de sus mayores
florecimientos musicales. Impulsados por una creciente autonomía económica, una
pléyade de extraordinarios instrumentistas y compositores, autóctonos o
inmigrantes de Brescia, levantó un nuevo estilo musical, alejado de los corsés
de la polifonía antigua, que fue ávidamente demandado tanto para festividades
religiosas como para fiestas profanas.
En este
contexto se produjo la ansiada eclosión solista del violín, su vuelo ligero y
solitario hacia cimas nunca vistas, y su extremoso contraste con el tutti orquestal que tanto sentimiento
aportaría a la creación musical y con tanto color dejaría pintada la laguna.
Durante
este período, bajo la dirección de Claudio
Monteverdi, San Marco alumbró nombres ilustres como el bresciano Giovan Battista Fontana, el praguense Francesco Turini, el extraordinario Dario Castello, o el monje Giuseppe Scarani. Pero hoy visitan el
Castillo otros dos ilustres:
Giovanni Rovetta (c1596-1668), cuya vida musical
se labró totalmente en la Basílica, desde niño de coro hasta llegar a
director musical de la capella a la
muerte de Monteverdi. Su Canzone I a tre (1626) asombra por el hermoso
y oscuro color de su inusual combinación de cuerdas: dos violines y una viola:
Biagio Marini (1597-1666) emigrado de Brescia para ser
joven violinista (1615) en San Marco. Su Sonata a tre violín in ecco es a la
vez un prodigio de técnica violinística, y un espectáculo teatral (según el compositor, el público tan solo
debería ver el primer violín, permaneciendo los otros dos ocultos)
Sonatori de la Gioiosa
Marca
(vídeos Barbebleuei)
6 comentarios:
Hace unos días quería irme a vivir a la cabaña de Le Corbusier (o similar) y hoy quiero irme a tu castillo, con esos invitados haciéndome los honores. ¡Difícil decisión! Esos violines...!
Imagínate esos violines en la cabaña de LC! o en la de van der Rohe...
soñar por soñar, qué tal escucharlos en el salón dorado de una mansión señorial en el Gran Canal?
par de besos
el Ca' d'Oro me puede valer...
otro par
Qué cosas, una tarde entera buscando duetos de Monteverdi, abrir el blog y encontrarme con esto... pues igual es una señal para irse al gran canal :)
Preciosos esos violines y muy interesantes los comentarios.
Gracias!
Toda excusa es buena para visitar la Serenissima, Karenina.
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