En el
gran repertorio concertístico destaca
la presencia de un ruso, cosmopolita y romántico, especialmente por su Concierto
para violín y orquesta en re mayor op.35. Hablamos de PI Chaikovski (1840-1893), el muy
sensible melodista.
Dicho
Concierto, que se ha impuesto entre las grandes páginas para violín, fue
estrenado en 1881. Tripartito, su movimiento lento original fue cambiado por el autor
para introducir la actual Canzonetta: Andante, una aflictiva
página melódica del violín solista, guarnecida entre las maderas de la flauta y
el clarinete.
Una
pieza que siempre me ha evocado la gozosa nostalgia de pasados rigores
climatológicos; cuando la nieve y el hielo se van borrando, al igual que
desaparece el brillo de unos ojos, hasta hace bien poco enamorados, laminados
por el enemigo invisible del Tiempo…
(vídeo SamLee0519)
4 comentarios:
Y la vida, la vida propia, como una pincelada en el espacio infinito, se diluye lentamente cuando se derrite la nieve, cuando uno ya es el único testigo de su historia que nadie va a conocer ya como fue sino como pareció ser…
Y sí, la mirada “laminada” que fue puro brillo de estrellas, se desvanece en esta melodía tristísima de un discurrir silenciado por el olvido de los demás.
Gracias, Barbebleue.
Las estrellas se reconocen porque su brillo es intermitente; pausas que nos hablan de su grandeza. Como los silencios de un pentagrama ensalzan a las notas que acompañan...
Gracias, Josefina, por brillar de nuevo en el Castillo, el lugar donde no hay olvido.
Gracias por recordar que el silencio
en un pentagrama también importa, así me siento este tiempo. Es tan poético y generoso siempre tu mensaje!
!Josefina, yo te echaba de menos!
No hay olvido para los sentimientos.
Excelente la pieza, gracias Barbe.
Los silencios, Conchita, son imprescindibles; como tú, como vosotras...
Un beso, inolvidable.
Publicar un comentario