domingo, 18 de mayo de 2014

Dos Cartas


La correspondencia de un autor, aún aquella marcadamente profesional, suele ser muy elocuente respecto al pensamiento profundo que envuelve a una obra y sobre el proceso creativo que la rodea.

Camille Saint-Saëns (1835-1921) escribía el 16 de marzo de 1905 a su editor Durand a propósito de su Segunda Sonata para violonchelo y piano en Fa mayor op.123: “Estoy con el Finale, que es la cuarta parte de este cuadrúpedo (…) La tercera es una Romaza Adagio que hará la delicia de los violonchelistas; no tanto como Le Cygne, porque es, como bien imaginaréis, un poco más seria (…)”

Dos días más tarde, en una nueva carta a Durand, escribía: “¡Por fin ya está terminada esta maldita Sonata! Gustará, no gustará? That is the question. Es lo suficientemente complicada sin serlo demasiado (…) La Romaza Adagio provocará lágrimas en las almas sensibles (…)”

(video hiro nyanko)

Le Cygne (El Cisne) al que se refería Saint-Saëns es la célebre página de su suite para orquesta Le Carnaval des Animaux, en su transcripción para violonchelo y piano:

(video arakatadao)

7 comentarios:

Esdedesear dijo...

Por supuesto asoman las lágrimas, a mi con El Cisne, siempre. ¿Qué tendrá? Embrujo.
Agradable té esta tarde con tu oferta musical. Un abrazo

Barbebleue dijo...

Ensoñadora melodía aparte, el violonchelo es un instrumento muy lacrimoso; por eso lo adoro...

Un beso y un té, Conchita.

Barbebleue dijo...
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Barbebleue dijo...
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Josefina dijo...

Fundirme en el abrazo misterioso de esta melodía y dejar de soñar para ser un solo sentimiento y un único latir sin tiempo y sin espacio... eternidad.

Gracias, Barbebleue, gracias por este alimento del alma cansada pero abierta a la belleza siempre.

Josefina dijo...

Un beso lleno de amor para ti También para Esdedesear, tanto tiempo pasado...

Barbebleue dijo...

Por intensa y efímera, la Música es el sueño del sentimiento.

Un beso eterno, Josefina.