El
excelente compositor JA Hasse
(1699-1783), durante su estancia en Dresde, escribió también una ópera sobre
los trágicos amores de Dido y Eneas que relató Virgilio; y digo también porque el mítico tema dio
lugar a un importante número de obras líricas: entre otros F. Cavalli, H.
Purcell, N. Jommelli, L.Vinci, D. Sarro, C. Graupner, B. Galuppi, H. Desmarest,
N. Porpora, T. Traetta, G. Sarti, N. Piccinni…
Hasse
nos dejó su versión de la Didone Abbandonata (1743) sobre un libreto de
Francesco Algarotti basado en la célebre pieza de Metastasio.
De la
inmensa calidad musical de Hasse hemos dado cuenta anteriormente en el
Castillo; tan solo añadir que esta ópera seria del otro caro saxone está también repleta de hermosas
y sorprendentes arias, especialmente su segundo Acto.
Pero es
el personaje de Iarba, completando el triángulo amoroso, quien, a mi parecer,
ofrece uno de los momentos más bellos de toda la enorme partitura: su aria “Cadrà fra poco in cenere” del tercer Acto. Un sensacional lamento sobre la
ruina de Cartago que estremece los cimientos de una sensibilidad abierta a los melismas del sentimiento…
(vídeo sfkcbf)
2 comentarios:
DIDO Y ENEAS
II
Y aún nos es posible cierta aspiración al equilibrio,
la pureza de líneas, el trazado de un diseño,
el olvido de la retórica de lo explícito por la retórica de las alusiones,
los recursos del arte (la piedra presiente la forma)
el recuerdo de una tarde de amor o un rezo en la capilla del colegio,
la vidriera teñía los rostros de un esplendor violeta,
naufragaban en la claridad submarina las hebillas de oro de los caballeros,
todo un escorzo, la luz amarilla chorreando en las botas y los cintos,
las cabezas estáticas, vueltas al cielo raso, porcelana en la tarde, la quilla, los velámenes,
(qué costas y escolleras),
las islas, timonel,
en el viento nos llegan los cabellos de una sirena, las arenas doradas, historias de hombres ahogados en el mar.
¿Qué costas?
¿Qué legiones?
PERE GIMFERRER
no se me ocurre mejor acompañamiento a tan preciosa aria.
LA ENEIDA
CV
Só1o Dido sus penas no adormece;
No se hizo el sueño para angustia tanta
Ni sus ojos ni su alma favorece
Muda la noche con su sombra santa:
Amor entre su pecho se embravece
Y nuevas olas sin cesar levanta;
Y de ellas combatida, de esta suerte
Torna consigo a disputar su muerte
VIRGILIO
no se me ocurre mejor respuesta... además del aria, claro.
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