domingo, 3 de marzo de 2013

La Muerte… y la Poesía


-Edvard Munch


entre el rumor del plástico,
tabiques de intimidad,
suena sordo el grito sin eco
del bisel  en la vena...
surge el instante opaco, lúgubre,
el cielo adquiere un color indefinido,
cuando uno mismo, sin consciencia,
comienza a perder el suyo.

fuera, gélidas,
negocian la Vida y la Muerte
distantes al pájaro y al pánico.

inmóvil, en el interior,
el poeta se niega a desaparecer.

-Barbebleue 2013

Pocos temas existen tan intrínsecamente poéticos como el de la Muerte. Elevado a un nivel semejante al primordial, el Amor, con el cual llega a fundirse en arrebatador abrazo: la muerte por amor.

Y no hay superior ejercicio de dulce expresividad de bardo que el diálogo directo, cara a cara con ella misma, la que no tiene rostro, en una actuación de atrevimiento y pánico. ¡puro Arte, Poesía pura!

Bien lo sabía ese egregio representante del primer romanticismo musical, Franz Schubert, cuando dedicó dos de sus obras a esta desasosegante conversación. Primero firmó el lied “Der Tod und das Mädchen” D531 (La Muerte y la Doncella –la vida-) sobre un texto de Matthias Claudius, y luego, su homónimo y genial Cuarteto de Cuerda D810 en la fúnebre tonalidad de re menor, curiosamente editado cuando ya el compositor había recibido la visita de la guadaña.

El Cuarteto gravita en torno a su segundo movimiento, Andante con moto, cuyo tema coral de la Muerte sale directamente de la introducción pianística del lied y declama su subyugante texto

La Muerte:
Dame tu mano, hermosa y tierna criatura.
Soy una amiga, y no vengo a castigarte.
¡Anímate! No soy cruel,
Dormirás dulcemente en mis brazos.

A partir de él se generan cinco variaciones. En la primera el pizzicato del violonchelo sofoca los gritos de terror del primer violín. En la segunda es el chelo quien recoge el tema mortal entre la agitación del resto de cuerdas. La tercera es un avance obstinado y amenazador. En la cuarta llega el reposo meditativo y ornamentado hasta que las cuerdas bajas recuperan el tema. En la quinta reaparecen las sombras para evocarnos, atractivamente, el sueño eterno.

¡Atentos a la dulce muerte!


(video win081)

2 comentarios:

pfp dijo...

los poetas son inmortales querido barbazul,... sensacional Schubert!

Barbebleue dijo...

... al igual que los músicos, querida pfp.

¡quién pudiese!