Estrenada en Moscú en 1878, la Cuarta de PI Chaikovski es la Sinfonía del Fatum, del Destino como Fatalidad, que la convierta en una partitura cíclica, cuyo tema principal reaparece también al final de la obra
Fue compuesta durante el año 1877, simultaneado con el Eugene Onegin, y fue dedicada a M. von Meck, con quien por esa época comenzó su relación. Entre su intercambio epistolar encontramos una intensa descripción de esta Sinfonía, sobre cuyo cuarto movimiento, Allegro con fuoco, decía Chaikovski “Si no encuentras ningún motivo de alegría en ti, mira hacia los demás. Existe una felicidad simple pero poderosa.”
Así, este movimiento se convierte en una fiesta popular, basada en una canción rusa que convierte “una realidad penosa en sueños de felicidad fugitiva”. Pero el implacable fatum retorna, angustioso, antes del final. La fiesta en la cuerda contrasta con la seriedad bufónica del metal, hasta que la llamada final de la Fatalidad desgarra, con su pesimismo angustioso, el bullicio hedonista, y nos conduce a la destrucción-purificación en el intenso fuego de la cuerda, tal como nos propone la incendiaria versión de Evgeny Svetlanov, el director pirómano, al frente de su Orquesta de la URSS (recuerdan?)
(vídeo yamajun88)
6 comentarios:
sabes?, "este" Chaikovski no es santo de mi devoción,o será la interpretación pirotécnica de Svetlanov?
no habrá devoción, pilar, pero frío no se pasa...
no te falta razón¡¡¡
Es divertido lo que decís en estos dos últimos comentarios.
Buena noche, al calor de la interpretación.
... y yo que creía que eran todos divertidos!?
Aunque sean fugitivos, Anderea, ¡cálidos días y buenas interpretaciones!
Ja, ja, ja... Casi todos. Es verdad. ¡Gracias por ello, Barbe!
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