En plena labor reformadora de la ópera, tras haber publicado su maravilloso Orfeo ed Euridice, y previa a su otra cumbre lírica, Alceste, Gluck compuso una ópera en dos actos que fue sepultada por los siglos: Telemaco ossia L’isola di Circe (1765)
El motivo fue la celebración de la boda de José II de Austria con María Josefa de Baviera, para cuyas festividades aportó también otras dos obras: Parnaso Confuso y el ballet Semiramide. La ópera no tuvo éxito alguno y no volvió a subir a las tablas hasta el año 1987 en Salzburgo.
Durante esa catarsis de la opera seria que Gluck comenzaba a producir, Telemaco se mueve en un ambivalente doble plano, manteniendo la aristocrática presencia, rígida y distante, de la vieja escuela, pero dotándola de sus elementos diferenciadores, en cuanto al predominio de la acción dramática, en sus conjuntos, corales, recitativos orquestales, en sus arias sin da capo, insuflándole retazos de una Belleza tan desconocida como encantadora.
El libreto de Marco Cotellini nos traslada a la antigüedad clásica, como es obligado ante tan magnos fastos, para contarnos las peripecias de Telémaco que parte en busca de su padre, el héroe Ulises, que está prisionero, por amor, en la isla de Circe, junto a sus hombres que han sido transformados en árboles. Allí el joven Telémaco, ante la desesperación de la diosa hechicera, ayudará a la liberación de su padre y encontrará a Asteria, su prometida perdida.
De un reciente montaje en Basilea, con David DQ Lee (Telemaco) Agneta Eichenholz (Circe) y Tomasz Zagorski (Ulises) con la Freiburger BarockOrchester dirigida por Anu Tali, escuchemos:
La brillante Aria de Circe del Acto I In mezzo a un mar crudele
(vídeo Barbebleuei)
La ensoñadora Aria de Telémaco del Acto II, Ah! Non turbi il mio riposo, y la respuesta contundente de Ulises:
(vídeo Barbebleuei)
4 comentarios:
Nunca me explicaré la fama de aburrido que le ha caído al pobre Gluck, que independientemente de ser un reformador, era un musicazo. En fin, cada uno se aburre como quiere.
100% de acuerdo, Titus; pero es lo bueno del Arte: ni siquiera tiene que ser justo.
Sí: brillante, ensoñadora y contundente, respectivamente, Barbe.
Y sin duda, un placer.
¡Gracias! Que tengas buen domingo. Un musutxu (un besito).
Sí, Anderea, para no perderse el contenido de los tres calificativos.
Otro placer, sin duda, el musutxu ese.
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