Antonio Vivaldi añadía a su profunda querencia teatral, un temperamento apasionado y fogoso. Esta feliz simbiosis dotaba a su música, dentro de una solo aparente sencillez, de un brillante reflejo de los estados anímicos más variados; con sensualidad y pasión esculpía las sensaciones más seductoras.
Como virtuoso del violín encontró, en sus aproximadamente 240 conciertos para este instrumento, uno de sus medios expresivos más adecuados a su fenomenal capacidad; impulsando hacia la modernidad la concertación del violín solista, primus inter pares, con el tutti. Veamos dos ejemplos elocuentes:
L’Inquietudine RV 234 Concierto para violín, cuerda y continuo en Re mayor, donde nos habla de desesperación, angustia, inseguridad y opresión, en el despliegue espectacular de técnica violinística plagada de saltos, ataques de arco, velocidad, fogosidad, ... Carmignola y Sonatori de
(vídeo TheGravicembalo)
Il Sospetto RV 199 Concierto para violín, cuerda y continuo en do menor: sutilmente nos hace rondar la sospecha entre el tema melódico de los primeros violines y el ritmo ostinato de los segundos, cuajado de contrastes y de un cromatismo refinado e inasible. Onofri y
(vídeo macdonald59)
Yo no sé a ustedes pero a mi el fulgor diamantino de la música del prete rosso siempre me adelanta la primavera...
6 comentarios:
Es cierto, a mi también me pasa. Su música tiene un "fulgor", un brillo especial, primaveral. La primavera en el alma, pienso yo. Me encanta. Un abrazo
Un brillo puro, sin veladuras... directo al alma, sí.
Abrazo, Conchita.
tienes razón Barbazul, es primaveral...
fresca y cálida a la vez, pilar.
Una absoluta delicia.
Banda sonora ideal para los paisajes del Veneto o de l'Emilia Romagna que tanto añoro. No tengo tan claro que sean primaverales, pero lo que si son, son profundamente sensoriales como esta música.
Un saludo con todo el afecto.
... o de la Toscana, con sus suaves colinas ennoblecidas con columnas de cipreses.
Un abrazo, Joaquim.
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