viernes, 30 de septiembre de 2011

Autumnus, autumni

Foto CRS
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Tal vez por el decreciente nivel de luz siempre he sentido esta estación como un suceso que aporta un inminente final... la renovación o la desaparición: lo desconocido.
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Un suceso que se legitima en los árboles, cuyas hojas cambian de color y son arrastradas por un viento que emerge audaz desde sus cavernas de verano, impulsando aguas como lluvia:
...
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero el Jardín Botánico es un parque dormido
que sólo despierta con la lluvia.

Ahora la última nube ha resuelto quedarse
y nos está mojando como alegres mendigos.

El secreto está en correr con precauciones
a fin de no matar ningún escarabajo
y no pisar los hongos que aprovechan
para nadar desesperadamente.

Sin prevenciones me doy vuelta y siguen
aquellos dos a la izquierda del roble,
eternos y escondidos en la lluvia
diciéndose quién sabe qué silencios.

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero cuando la lluvia cae sobre el Botánico
aquí se quedan sólo los fantasmas.

Ustedes pueden irse.
Yo me quedo.
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(A la izquierda del roble -Mario Benedetti-)
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Y se introduce lenta, suavemente, en un cantabile del violonchelo, entre texturas del piano y contrastes armónicos del violín, acompañando en una especie de andante largo, parsimonioso, con rasgos de majestad lírico-dramática; una formidable modulación resalta la importancia del momento como un rito continuo de paso hacia la desaparición, en los ataques del arco del chelo. Es Beethoven, que olvida a Haydn y engendra a Schubert, quien nos sumerge en lo desconocido con el Largo de su Triple Concierto para violín, violonchelo, piano y orquesta opus 56:


(vídeo TheLeonardoSaez)
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Ustedes pueden quedarse...

8 comentarios:

pfp dijo...

por empezar por el principio, que hoy nos deja Vd mucha cosa en el Castillo;

1.- preciosa foto, la uva, el vino una de mis debilidades
2.- Benedetti en el Botánico, precioso, fresco como el otoño, sencillo.
3.- Beet, otra debilidad. Esta mañana mismo escuchaba yo otra de sus joyas, El Archiduque, su 97, y mira por donde me encuentro esta tarde su 56.
viva el otoño¡¡¡¡¡

GLÒRIA dijo...

A mi tu descripción del otoño me parece perfecta. Yo siento su belleza enfermiza también como un final. Confío en que ambos renazcamos.

Joaquim dijo...

Que duda cabe que al Csatillo le va a la perfección los reflejos dorados del crepuscular otoño.
Magnífico y sugerente post, con un triple concierto que me enamora.

FanaticoUm dijo...

Mais um magnífico post. Este é um dos blog iconograficamente mais belos de entre os que visito. Que maravilha de descrição do outono. Muito obrigado.
Um abraço de Portugal.

Josefina dijo...

Sí, me quedo.

El Otoño es para mí la estación más hermosa: la temo y la espero. Es un sentimiento que nace del amor a la belleza suave y serena de un tiempo que expresa sin reservas un final o un principio, según la disposición del alma en su contemplación.

Tal vez porque en Otoño nací, me atrae y me habla de muchas ilusiones que, bajo sus hojas desprendidas, guada celosamente para la eternidad...

Gracias, Barbebleue.

Barbebleue dijo...

cualquier cosecha de don Ludwig es excelente, pilar.

cual ave fénix, glòria... para ver más otoños.

Joaquim: son los colores otoñales que visten ya la vida del duque del castillo.

Obrigado, FanaticoUm, as suas palabras están tamén cheas de Beleza.

Como si quisiésemos protegernos bajo esas hojas obsoletas, Josefina.

Esdedesear dijo...

¡Precioso! y me encanta Benedetti. Tan personal, un poco como tus entradas, Barbe,muy benedettianas siempre.
Es difícil creer en el otoño con el tiempo que está haciendo, pero vendrá, seguro que vendrá.
Como Josefina, yo nací en otoño, y creo tener sensibilidad otoñalera, que inclina al recogimiento, y lo estoy deseando que este verano estoy perdediza. Un abrazo que yo también me quedo.

Barbebleue dijo...

Nacidos en otoño, engendrados en invierno; yo también. Una cuestión de sensibilidad, tal vez...

Gracias por la comparativa tan elevada, Conchita.