jueves, 4 de febrero de 2010

Scheherezade

Sheherazade - Kay Nielsen

Sin poder abandonar, hechizados, la fantasía del cuento, la curiosidad de lo fabuloso, la seducción de lo imaginario, y los aromas exóticos de Oriente, nos enlazamos a otro asombroso orquestador: Nikolai Rimski-Korsakov (1844-1908). Un prodigio de refinamiento, narración, estructura y color, cuya obra cumbre para orquesta, la suite sinfónica Scheherezade op.35 (1888) ha atravesado gloriosamente de forma transversal a todos los públicos; una embelesadora música, elocuente y opulenta, que satisface tanto al purista melómano como al tarareador inconsciente.

Basada en las Mil y Una Noches, la partitura narra de forma libre algunos pasajes de tan extensa obra, utilizando como guía el lírico motivo de Scheherezade en el primer violín. En las adictivas melodías orientalizantes de origen folclórico, en el rico colorido instrumental, en la imbricación temática de sus movimientos (como ocurre en la colección de cuentos), o en la potencia narrativa de sus escenas más sinfónicas, radica la belleza y el encanto de tan hermosa página del XIX.

El lírico tercer movimiento, El joven Príncipe y la Princesa, es sin duda el más conocido y seductor. Comienza embriagadoramente con el tendido motivo del Príncipe en los violines, arropado por diademas de clarinete, al que sucede el tema de la Princesa, más ligero y vivaracho, marcado por la percusión y solemnizado en las trompetas. En la reexposición del primer tema se intercala el motivo de la Sultana, para finalizar en cascadas descendentes de las maderas. Aquí queda en la versión de la Filarmónica de Berlín con Karajan:

Sheherazade - Edouard Frederic Wilhelm Richter
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Escuchada mil y una veces; hace bien poco la Royal Philharmonic Orchestra, con ese trotamundos y todoterreno maestro Charles Dutoit al frente, dejó constancia de su arrebatador sonido en su mini gira gallega. Con unas cuerdas que eran pura caricia sensual, supieron extraer el máximo partido a una obra que ensalza como pocas esa inmensa comunidad artística llamada Orquesta.

9 comentarios:

Esdedesear dijo...

Me alegra saber que, aunque ignorante, a tu lado, en estas cuestiones, he disfrutado igualmente en este concierto de la Royal Philharmonic y sentí lo que tu dices, la caricia de las cuerdas, que parecían una sola. Todo el concierto me encantó, el pianista, toda la orquesta y la "embelesadora" música de los rusos, que hacen esto fantásticamente. Un abrazo.

Josefina dijo...

Es la música que ha seguido paralela, en un nivel invisible, la vida de muchos de mis sentimientos no expresables...
La palabra exacta la ha dicho Conchita: "embeleso" es lo que ha hecho desaparecer la realidad conocida mientras escuchaba, una vez más, este encaje finísimo con el que la orquesta arropa y embellece el aroma oriental del que hablas tu, Barbebleue, y que casi a todos nos seduce tanto...

Barbebleue dijo...

Efectivamente los rusos son maestros en estas labores...

Dos visitas, dos besos.

Euterpe dijo...

Barbebleue, ¡gracias por tu comentario en mi blog! Mañana se emitirá allí a las diez de la noche un espacio dedicado al coro de niños de Tölz, allí encontráis más información al respecto. Abrazos.

GLÒRIA dijo...

Una música hipnótica y, cierto, puede gustar a casi todo el mundo con sensibilidad desde los que ni tan siquiera han tenido tiempo de pararse a pensar si son melómanos hasta los que hace muchos años lo sabemos y hemos podido recrearnos en este privilegio.
Gracias BBB.

Titus dijo...

Tras la magia de La mujer sin somnbra, la magia de Scheherezade, otra maravilla para la orquesta y una de esas obras que enganchan a quien la escucha a la primera y no lo suelta jamás.

Galaico Amigo dijo...

La Royal Philarmonic es la mejor orquesta que un servidor haya escuchado en directo desde que en 2004 escuchara a la Staakskapelle de Dresde en Londres con Haitink. ¡QUÉ CUERDAS! Sonaban como las orquestas de los discos pero en vivo. Alucinante.

Joaquim dijo...

La versión de Ansermet merece conocerse, es preciosa.

La obra, como dice Titus, engancha. Entra a la primera y te pasas el resto de tus días seducido por la música de la princesa, el pirata y ese violín que no para de embrujar con las melodías que fácilmente nos llevan al Metrocolor lujurioso y al Hollywood de fascinantes aventuras marinas.

Lo sé, Rimski es muy anterior, pero cuando se unen dos mundos así, es difícil sustraerse a las imágenes generadas por la mente y a la banda sonora que de manera inconsciente, o no, le hemos puesto.

Esa música también me recuerda los discos 4FASES de la DECCA, en mis inicios discogáficos.

REMEMBERS!!!

natalia_paperblog dijo...

Buenos días,

Quisiera disculparme, pero no he encontrado otra manera de contactarte que a través de los comentarios.

Me pongo en contacto contigo tras haber localizado tu blog Cuestión de sensibilidad para invitarte a conocer Paperblog, http://es.paperblog.com, un sevicio de difusión cuya misión consiste en identificar y dar a conocer los mejores artículos de los blogs inscritos. El tuyo se adapta a nuestros criterios de calidad y creo que tus artículos resultarían muy interesantes a los lectores de la temática Cultura.

Espero que encuentres el concepto interesante y te motive. Mientras, no dudes en escribirme para conocer más detalles.

Atentamente,

Natalia