domingo, 7 de junio de 2015

Pogorelich, torrente implacable


Ivo Pogorelich estuvo extraordinario, con un piano orquestal y una maestría desbordante. Brillante, rotundo, demoledor, en un recital cuyo programa era brutalmente demencial, en el mejor y más musical sentido de los términos.

Sabes enseguida que estás ante un Maestro cuando, por encima de la partitura, Liszt suena a Liszt, Schumann a Schumann y Brahms a Brahms; cuando puedes oler sus distintos perfumes anímicos en unas únicas manos.

Especialmente la Fantasía schumaniana me conmovió hasta límites que hacía tiempo no sentía; cerraba los ojos y me salía literalmente de la prisión del cuerpo...

Programa:

Franz Liszt
Fantasía quasi sonata / Tras una lectura de Dante en re menor de "Años de Peregrinaje" 2º año: Italia (nº7)

Robert Schumann
Fantasía para piano en do mayor op.17

Igor Stravinsky
Petrushka, tres movimientos para piano

Johannes Brahms
Variaciones sobre un tema de Paganini en la menor op.35

Viernes 29 de mayo de 2015
Círculo das Artes
Festival de Música Cidade de Lugo

(vídeo ADGO)

Recital en Rotterdam em Octubre/2014 con el opus 17 como segunda pieza.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Vi y escuche a Pogorelich hace cinco años en el Festival de Verano de Peralada. Interpretó el Concierto núm. 2 de Rachmanninov y se permitió una recreación casi jazzistica. Tocaba maravillosamente pero la duración del concierto excedia en tres cuartos de hora del tiempo que el compositor señalaba en la partitura.
Entre la audiencia y, cuando terminó el concierto, un hombre se levantó y en voz alta, perfectamente controlada, dijo que él era ruso y que lo que había tocado Pogorelich estaba bien interpretado pero ni era de Rachmanninov, ni era ruso. Era un invento del gran pianista.
Celebro que lo disfrutaras. A mi, pese a su forma de alargar notas y pausas, me gustó mucho.
Ya me dirás el qué.

Barbebleue dijo...

Desde jovencito ha sido genial y heterodoxo, si se me permite la comparación, un poco a lo G. Gould. Creo que últimamente está más contenido en cuanto a sus interpretaciones, pero esos cuarenta y cinco minutos de "rubato" me parecen excesivos...
El recital reseñado me pareció de libro, pero de libro de artista!
Un placer sensorial que no sentía desde que K. Zimerman nos visitó hace unos cuantos años.