Cartel Lady Macbeth del Teatro Real 2011
“Bésame hasta lastimarme los labios,
bésame hasta que la sangre me golpee las sienes,
hasta que se caigan los iconos del altar”
Sexo y violencia. Amor y sangre. ¿Componentes suficientes para triunfar? Hoy en día, sí. Pero hay muchos más matices en este cuadro de época: egoísmo, desesperación, soledad, celos, sumisión, lascivia: Pasión.
Pasiones irrefrenables en un entorno de brutalidad, tal es el contexto en el que se mueve un ser humano: una mujer en soledad, fuerte y débil a la vez. El amor llevado al crimen por el único personaje íntegro de la historia, rodeada de monigotes: un suegro libidinoso y cruel, un marido pusilánime, un amante egoísta, un cura borrachín, un sargento envidioso. Una sociedad grotesca que convierte la autodestrucción más escalofriante en una forma de vida.
Esta es la Lady Macbeth del Distrito de Mtsenks, Katerina Lvovna Ismailova, según relata la novela homónima (1865) de Nicolai Leskov, que fue recogida por Dmitri Shostakovich para su gran ópera de 1932.
Obra que, tras su éxito inicial, sería fulminada, al igual que el compositor, por la jerarquía estalinista en su particular caza de brujas buscando su propio Arte degenerado (o burgués, o apolítico) demostrando, una vez más, la todavía vigente máxima de la censura “desprecia cuanto ignora”. Sería en 1958 cuando, reivindicado ya el compositor, éste estrenase una versión revisada de la obra: Katerina Ismailova. Rostropovich en 1978 halló la partitura original, la preferida de Dmitri, registrando en EMI junto a su mujer, la soprano Galina Vishnevskaya, la primera Lady Macbeth: la verdadera, la laminada.
Para una historia tan candente, Shostakovich acertó a insuflarle una música sin concesiones, enfocando la visión de una tragedia satírica con toda su carga de griterío y neurosis (Pravda dixit). Toda la obra se balancea en un desesperado verismo sui generis, el más brutal expresionismo orquestal como un collage abrumador, un bufo retrato de la sociedad de la época, salpicado de los pasajes más variados y hermosos de lirismo, ternura, melancolía, desesperación, entre explosivas disonancias de metales.
Escuchemos el desesperanzado canto a la orfandad de amor, a la necesidad de caricias de Katerina, en la memorable interpretación de la Vishnevskaya, plena de oficio, arte y entrega:
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Y en la mejor tradición rusa, el coro con bajo solista; los convictos camino de la muerte. Crimen y castigo. Consuelo:
(vídeos Barbebleue)
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Otro acierto del Teatro Real; y van tres…
9 comentarios:
Como anillo al dedo. O casi, Barbe.
Un abrazo.
Cuánto tiempo asediándome la mente este título que, no sé por qué, asocio a Katia Kabanova...La semana que viene voy a los grandes almacenes y me lo agencio. Lo que has escrito y puesto confirma la persistencia de esta obra en mi memoria asustada.
Feliz domingo.
Hay boda? O casi, Anderea?
Vete sin miedo a por ella, Glòria; luego ya te asaltará en casa...
Domingo feliz.
Ja, ja, ja, ja...
Vaya con el Real.
Sigue líder ¿no?
sin duda barbazul, el Real va líder este año con una programación y un elenco sensacional. Mortier ha sido un gran fichaje. Esta noche la sala del Teatro se hacía pequeña para la música indiscutible de Lady de Shostakovich...
era el fichaje que el Real necesitaba, no me cabe duda; para un equipo amuermado es el mejor revulsivo...
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