miércoles, 10 de noviembre de 2010

Segunda de Brahms: “consuelo de amigo”

Johannes Brahms compuso su Segunda Sinfonía en re mayor op 73 poco tiempo después de la Primera; contrasta con los años de preparación que necesitó su debut en el género. Recibida con éxito ya en su estreno en 1877 en Viena, fue su definitivo asiento en el Olimpo del sinfonismo clasicista y su evolución romántica; aceptada como una sabia mezcla de dos genios: Beethoven y Mozart.

Aunque mucho más sosegada que su predecesora, mantiene todo el poderío dinámico de sus brumosas atmósferas en sus cuatro movimientos:

I. Allegro non troppo: belleza melódica a ritmo de vals en cuerdas y maderas, solemnizada en las trompas.

II. Adagio non troppo: es en los tiempos lentos donde Brahms mejor nos habla; en este adagio encontramos la profundidad confortadora en la acariciante línea melódica de los violonchelos, que desarrollarán maderas y violines; a modo de consuelo de amigo, de abrazo sentido y repetido, de apretón de notas como caricias, de ayuda ante la tristeza: el afecto físico que tiende a la desaparición de la agitación dolorosaBrumas sí, pero horizonte luminoso. Sintamos este agradable efecto en la batuta del genial Sergiu Celibidache con la orquesta SWR de Stuttgart:


III. Allegretto grazioso: danza afable y popular en forma de variación.

IV. Allegro con spirito: explosión orquestal con todo el optimismo vital de la sangre mozartiana (Hanslick)

5 comentarios:

pfp dijo...

consuelo no sé, pero consejo excelente, gracias Barbazul

Esdedesear dijo...

Que extraña conjunción de los astros ha hecho que publicaras justo en el momento adecuado para mi este consuelo? ¡Providencial! Siempre quedará en mi memorial. Gracias.

Barbebleue dijo...

un buen consejo siempre es un consuelo, pilar...

si es que estoy en todo, conchita...

besos a las dos.

Joaquim dijo...

Gracias amigo!, es reconfortante y terapéutica.
Brahms nunca defrauda, aunque si he de ser sincero, Celebidache a pesar de lo intocable que es, muchas veces me exaspera.

Barbebleue dijo...

Amigo Joaquim: no hay intocables, pero aquí Celi está estupendo...

un abrazo