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Johannes Brahms, heredero y continuador del gran sinfonismo germano, necesitó más de veinte años para completar su Primera Sinfonía en do menor op.68. El peso del legado, amén de la intensa admiración hacia Beethoven, condicionaron su elaboración.
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Fue en 1876 cuando logró estrenar, con correcciones de última hora, dicha obra, abiertamente beethoveniana, y sutilmente schumaniana –versión Clara-. En la heroicidad trágica y dramática de su desarrollo, en la evolución de la forma, en la trascendencia de sus temas, incluso en la llamada de los metales, late el genio de Bonn - Décima de Beethoven – o extremando el análisis de Eugenio Trías, como tragedia pacífica y aceptada, podría considerarse como la Primera de JS Bach.
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Más allá del árido y amplio desarrollo del Allegro inicial; previo al sereno y poético Poco allegretto e grazioso, o al inmenso fresco del movimiento final dotado de toda la pulsión romántica, en continua progresión, con la solemnidad de su tema coral; quisiera destacar el segundo movimiento Andante Sostenuto, de gran belleza melódica e instrumental, filtrado por una luz cálida y acogedora, refinada y soñadora, como ese sol de octubre, -así me he atrevido a subtitularlo- que aún reconforta a mediodía, pero que se acuesta turbio y se levanta tarde.
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Entre las muchas y grandes interpretaciones de estas páginas –Celibidache, Klemperer, Giulini (en el orden que quieran)- traigo al blog dicho Andante Sostenuto en versión de Klaus Tennstedt con la NDR Sinfonieorchester alemana en vivo durante un concierto en Kiel en 1992
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Comienza con la suave y delicada melodía de la cuerda que conduce hacia un lírico tema en el oboe, límpido y transparente; tras la nueva oleada de cuerda, el oboe entrega literalmente, y variado, el tema al clarinete solista entre contenidos bramidos de fondo de los contrabajos. El desarrollo continúa en toda la orquesta hasta que el tema de las maderas es recogido en el violín solista que lo eleva al más alto lirismo romántico, para terminar el movimiento en su registro más agudo, mantenido entre dos poderosos acordes de la orquesta.
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Fue en 1876 cuando logró estrenar, con correcciones de última hora, dicha obra, abiertamente beethoveniana, y sutilmente schumaniana –versión Clara-. En la heroicidad trágica y dramática de su desarrollo, en la evolución de la forma, en la trascendencia de sus temas, incluso en la llamada de los metales, late el genio de Bonn - Décima de Beethoven – o extremando el análisis de Eugenio Trías, como tragedia pacífica y aceptada, podría considerarse como la Primera de JS Bach.
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Más allá del árido y amplio desarrollo del Allegro inicial; previo al sereno y poético Poco allegretto e grazioso, o al inmenso fresco del movimiento final dotado de toda la pulsión romántica, en continua progresión, con la solemnidad de su tema coral; quisiera destacar el segundo movimiento Andante Sostenuto, de gran belleza melódica e instrumental, filtrado por una luz cálida y acogedora, refinada y soñadora, como ese sol de octubre, -así me he atrevido a subtitularlo- que aún reconforta a mediodía, pero que se acuesta turbio y se levanta tarde.
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Entre las muchas y grandes interpretaciones de estas páginas –Celibidache, Klemperer, Giulini (en el orden que quieran)- traigo al blog dicho Andante Sostenuto en versión de Klaus Tennstedt con la NDR Sinfonieorchester alemana en vivo durante un concierto en Kiel en 1992
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Comienza con la suave y delicada melodía de la cuerda que conduce hacia un lírico tema en el oboe, límpido y transparente; tras la nueva oleada de cuerda, el oboe entrega literalmente, y variado, el tema al clarinete solista entre contenidos bramidos de fondo de los contrabajos. El desarrollo continúa en toda la orquesta hasta que el tema de las maderas es recogido en el violín solista que lo eleva al más alto lirismo romántico, para terminar el movimiento en su registro más agudo, mantenido entre dos poderosos acordes de la orquesta.
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música y luz de octubre...
8 comentarios:
Brahms. Octubre, sí.
Gracias, Barbebleue.
Bellisimo andante de esta Primera sinfonía de Brahms.
Es tan hermosa su música como la luz de ese otoño y la caricia de su sol, palabras con las que has subtitulado delicadamente la presentación en tu blog.
Alguien dijo: "Que no me hagan vivir sin música".
Gracias Barbebleue.
y para la menguante luz de noviembre ¿a quién traeremos?
Gracias por las gracias, Anderea, Josefina.
¡Con qué gusto escoges los temas que nos ofreces! Al menos así los recibo yo, con mucho gusto. Y que preciosa fotografía digna de este octubre tan luminoso. Un abrazo.
El gusto es mío, Conchita; la foto, también. Y lo que tiene de verdad valor es de Brahms...
Para ese momento, Satie. Lo añoro, Barbeblue.
Tomo nota, Anderea...
Gracias.
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